En la primera semana de la precampaña de las elecciones generales del 28 de abril, el Partido Popular no ha conseguido escapar del debate sobre el aborto, uno de los objetivos que se fijó el pasado miércoles cuando el Gobierno perdió la votación de los Presupuestos Generales del Estado y la legislatura llegó a su fin. Tanto el líder del PP, Pablo Casado, como la candidata del partido a la presidencia de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, han tenido que posicionarse al respecto en las últimas horas y lo han hecho lanzando mensajes contradictorios.
El presidente de los populares, que hace apenas dos semanas pidió retroceder en la legislación sobre el aborto volviendo a la ley de supuestos de 1985 y aseguró que en España había “barra libre” para abortar hasta la semana 22 de gestación gracias a la ley de plazos vigente, evitaba este martes defender esos mismos argumentos. Tras ser preguntado al respecto en una entrevista en Telecinco, se limitaba a reivindicar la despenalización de la interrupción voluntaria del embarazo lograda hace más de tres décadas.
Díaz Ayuso, por su parte, aprovechaba el martes otra entrevista en Telemadrid para sostener que “el aborto no es solo una cuestión de ideología sino de principios”, y que defenderlo “es apología de la muerte”. La candidata intentó envolver el discurso, dudoso y contradictorio en algunos momentos, como un “tema personal”. Incluso redujo la posición inicial de Casado sobre el aborto, favorable a volver atrás, a una “opinión personal”. “Es padre de una criatura que pesó medio kilo”, dijo.
Consciente de que la de la interrupción voluntaria del embarazo es una de las discusiones que más diferencias internas provoca en las filas populares, hace una semana, nada más producirse la votación de las enmiendas a la totalidad de las cuentas del Gobierno y cuando PP, Ciudadanos y las fuerzas independentistas catalanas tumbaron a Sánchez los Presupuestos, la dirección popular que preside Pablo Casado anunció su intención de evitar ese debate durante la larga campaña electoral que se avecina.
Génova explicó entonces que su intención era dejar de “morder” los que consideró “señuelos” de sus rivales políticos, entre los que además del aborto citó la memoria histórica o la exhumación de Franco. Uno de los objetivos de esa nueva estrategia tenía que ver con el propósito de la dirección del PP de suavizar la imagen de dureza cultivada en los últimos siete meses por el giro a la derecha emprendido por Casado nada más llegar a la presidencia del partido, para “abrir” sus puertas al electorado y acercarse incluso a votantes del PSOE que puedan estar descontentos con la gestión de Sánchez en la Moncloa.
Este martes, sin embargo, Casado no lograba evitar ese debate considerado incómodo por su propia dirección: “Si el PP gobernara, ¿se cambiaría la ley del aborto?”, le preguntaba al presidente de los populares la periodista Ana Rosa Quintana, que mostraba su interés por las declaraciones del líder del PP del pasado 7 de febrero en una entrevista a la agencia Efe en la que abogó por volver a la ley del 85 utilizando argumentos falsos, como que esa normativa tuvo un “consenso social” en España, si bien Alianza Popular, germen del PP, votó entonces en contra de la misma.
“No es cuestión de no tocar” la ley del aborto, respondía este martes Casado, porque, a su juicio, “su despenalización está superada en España hace cuarenta años”. “Desde el año 85 nadie quiere que se penalice esa decisión y las leyes que despenalizan las cosas son buenas”, apuntaba.
Para el presidente de los populares, que ya no habla de ninguna “barra libre” como hace apenas dos semanas, de lo que se trata “es de hablar en positivo y que ninguna mujer se vea presionada ni por su pareja, ni por sus padres ni por sus situación económica para abortar si esa es la cuestión que le lleva a hacerlo”. Para ello, ha recordado que el PP trabaja “en una ley de apoyo a la maternidad”.
El argumentario de Génova se impone desde lo alto de la jerarquía al discurso de los candidatos autonómicos y municipales. La aspirante a presidir la Comunidad de Madrid reconoce abiertamente que el aborto es un asunto que no les conviene. “Le conviene a la izquierda y a los que nos quieren dividir, no a nosotros”, dijo Isabel Díaz Ayuso en Telemadrid.
Las discrepancias internas sobre este tema, más o menos públicas, son históricas en el PP, que se enfrenta de nuevo al debate con los bandazos del nuevo líder en torno al asunto hasta el punto de reducir las posiciones de cada uno a un “tema personal”. “Es un tema tan personal que es difícil tener un 100% de consenso, hay diferentes sensibilidades”, admitía Díaz Ayuso. Su postura, eso sí, la dejó clara: “Abortar es interrumpir una vida, es apología de la muerte”.
El PP pretende evitar en cualquier caso un debate planteado en la dicotomía de avanzar o retroceder porque “volver atrás siempre es incómodo”, admite la candidata, que apela al “consenso” como guía para actuar (la ley de plazos aprobada por el Gobierno de Zapatero no lo tuvo por la oposición del PP).
Una encuesta encargada por Telemadrid revela que la norma actual despierta un consenso relativamente amplio: el 64% de los madrileños y madrileñas preguntadas se mostraron favorables a mantener la regulación en vigor. Esta amplia proporción, sin embargo, se reduce a la mitad en el caso de los votantes del PP entrevistados. Solo el 32% está de acuerdo con la ley del PSOE y casi el mismo número, un 28%, prohibiría totalmente la interrupción voluntaria del embarazo. “Ninguna mujer va a ir a la cárcel por abortar. Y no se trata de hecho”, resolvió Díaz Ayuso ante los resultados. “Lo que concite el consenso está bien”, añadió después.
Así que, ante un debate que parece inevitable, el PP busca la definición de su posición sin romper la paz entre sus filas ante un asunto que, como un bumerán, le vuelve a Pablo Casado ahora que hay que poner sobre el programa las medidas que repitió en su carrera por presidir el PP.