El PP rechaza la comparecencia parlamentaria de nueve ministros y del fiscal general del Estado

Más de siete horas de reunión de la Diputación Permanente del Congreso no sirvieron para nada. El rodillo de la mayoría absoluta del PP echó por tierra todas las peticiones de comparecencia de la oposición, que incluían a nueve ministros del Gobierno, más el fiscal general del Estado, para abordar casi una veintena de temas muy concretos y de actualidad.

Ni la ministra de Fomento dará explicaciones sobre la paralización de las medidas antidesahucios de Andalucía; ni el ministro de Defensa comparecerá para hablar de la ampliación de tropas en África o sobre la base de Morón; ni el ministro de Hacienda dirá nada de las balanzas fiscales; ni Ana Mato sobre el aborto, la pobreza o el desmantelamiento de la ley de dependencia.

Tampoco acudirá el ministro de Economía para hablar de desigualdad, ni el de Interior para responder a lo ocurrido en el barrio de Gamoral en Burgos, ni la ministra de Empleo para habla del paro, ni el de Industria para explicar lo de Garoña o por qué su director general de Paradores contrata a la empresa de su mujer para montar el stand de Fitur, ni el de Agricultura para decir por qué ha convertido los parques naturales en parques de atracciones.

Ni siquiera se aceptó que el fiscal general del Estado acuda al Congreso para reseñar cuáles son sus líneas políticas en la lucha contra la corrupción.

Todo fue que no. El PP se justifica en que el periodo de sesiones ya está a punto de empezar -tras casi mes y medio de vacaciones parlamentarias- y que todo se puede hacer en periodo ordinario.

A la oposición le sirvió para desahogarse en los cinco minutos que tienen para intervenir en cada debate, pero el resultado de todas sus iniciativas fue estrellarse contra el muro de la mayoría absoluta.

Los “populares” prometieron que cuando vuelva a empezar la actividad parlamentaria -el 3 de febrero- algunas de las peticiones serán atendidas. Pero siempre con el calendario que ellos decidan y, probablemente, cuando estas comparecencias, que ahora no se han aceptado, queden más camuflados por la misma actividad parlamentaria y pasen inadvertidos.