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El PP intentará romper la cohesión interna del PSOE pero asume el fracaso de la investidura de Feijóo

Feijóo, flanqueado por Gamarra y Bendodo, con cuatro presidentes autonómicos a su espalda: Fernández Mañueco, Díaz Ayuso, Mazón y Capellán.

Aitor Riveiro

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Quedan 15 días para la primera votación de la investidura de Alberto Núñez Feijóo y el líder del PP ya solo puede recurrir a la quiebra de la cohesión interna del PSOE para suspirar por un objetivo que se antoja imposible. Tanto, que él mismo lo reconoció este lunes ante su Junta Directiva Nacional: “No tengo muchas esperanzas, pero es mi obligación intentarlo”. En un discurso en el que ni mencionó a la Catalunya que hace unos días quería buscar un “encaje”, Feijóo dio por perdido el Gobierno: “Prefiero mirar a los ojos a la gente desde la oposición, que bajar la cabeza solo para entrar en la Moncloa”.

Feijóo recibió hace dos semanas el mandato del jefe del Estado para intentar una investidura que parecía muy difícil, pero que en apenas un día se tornó inviable con el ‘no’ rotundo del PNV. Este jueves, la portavoz parlamentaria del PP, Cuca Gamarra, se reunirá con su homólogo vasco, Aitor Esteban, quien le reiterará la negativa del único grupo del bloque que en la pasada legislatura apoyó al Gobierno de coalición que Feijóo suspiraba por atraer.

Pero la tozuda realidad aritmética se ha impuesto y antes de consumir el tiempo que pactó con la presidenta del Congreso, Francina Armengol, Feijóo ha puesto al PP en ‘modo oposición’. El líder de la derecha anunció este lunes que propondrá el debate y votación de mociones a nivel municipal, autonómico y estatal contra la amnistía que teóricamente negocian PSOE y Sumar con Junts y ERC. 

“Ningún político, concejal o parlamentario va a poder esconder su opinión. Llevaremos una iniciativa en favor de la igualdad de los españoles o en favor de los privilegios de los independentistas”, aseguró Feijóo ante la dirección de su partido, con los líderes regionales (con sonadas ausencias entre ellos, como Juan Manuel Moreno, Fernando López Miras o el catalán Alejandro Fernández, entre otros) sentados a la espalda del líder y su equipo más próximo.

La idea está lejos de ser nueva. Es, de hecho, un recurso de oposición ante la impotencia de quien no puede hacer más que proclamar su rechazo a una decisión de un gobierno. El PP ya planteó una iniciativa así precisamente contra los indultos a los líderes del procés encarcelados por el Tribunal Supremo.

El predecesor de Feijóo, el hoy olvidado Pablo Casado, lanzó en 2021, con muy poco éxito, una recogida de firmas, iniciativas parlamentarias y movilizaciones callejeras. Pero él tampoco fue original. El líder inmediatamente anterior, Mariano Rajoy, también promovió en 2005 acciones similares contra el Estatuto de Catalunya.

Feijóo busca así hacer mella en la fortaleza interna del PSOE. Salvo algunas críticas menores de quienes ya no tienen mucho (o ningún) peso orgánico en el partido (como el expresidente de Aragón, Javier Lambán), y las ya más habituales de quienes una vez lo tuvieron todo, como Felipe González o Alfonso Guerra, no resuenan entre los socialistas los tambores de guerra que en 2016 llevaron a la dimisión de Pedro Sánchez y la proclamación de una gestora que ordenó a sus diputados abstenerse en la investidura de Mariano Rajoy.

La “bisoñez” de acercarse al PSOE

“Lo que no tiene el PSOE es excusa ni eufemismos para justificar un camino que perjudica al país, lo divide, categoriza a ciudadanos en más o menos importantes y que entrega privilegios a una élite política en contra de la igualdad ante la ley”, dijo Feijóo ante su dirección, sabedor de que la realidad hoy dista mucho de la entonces.

“Es una falacia socialista decir que la investidura depende de los independentistas”, añadió. “Puigdemont tiene voz y voto decisivo porque así lo quiere el PSOE, desmarcándose de la opción nacional y constitucionalista que está encima de la mesa”, apuntó, en referencia a sí mismo.

Esa “opción nacional y constitucionalista” es la que el líder del PP planteó a Pedro Sánchez en la efímera reunión entre ambos celebrada hace una semana en el Congreso y que ahora parece lejanísima, a tenor de las declaraciones de Feijóo, quien ha pasado así de reclamar el voto a su rival para una legislatura pactada y breve (de dos años) a buscar el señalamiento de los socialistas que se mantengan fieles a la disciplina o la ruptura de esta. 

Entre una y otra declaración han pasado pocas cosas. Apenas críticas internas a Feijóo, salvo el pellizco que le dio Isabel Díaz Ayuso al calificar frente a él de “bisoños” sus intentos de acercamiento al PSOE

“Hemos pasado de un PSOE que votó a favor del 155 a otro dispuesto a que la Presidencia del Gobierno esté intervenida por unos pocos diputados independentistas”, dijo este lunes Feijóo. Sentada tras él, la ‘lideresa’ madrileña, quien llegó muy tarde a la cita tras ser recibida en audiencia por Felipe VI en el Palacio de la Zarzuela.

Según sus propias palabras, Ayuso le dijo al rey estar “muy preocupada” porque se divida “en dos bandos” a los españoles. Palabras que engarzan con las que dijo hace una semana ante Feijóo. “Nos encontramos por primera vez en muchas décadas con un frente. Un frente que opera en contra de, no a favor de España”, señaló, para advertir: “Cada vez más cerca de una república federal laica y plurinacional”. Y remató: “Hagan lo que hagan, es su bando. Como en el siglo XX, nos llevan al combate”.

Sin críticas de los barones... salvo el catalán

Feijóo comió este lunes con los líderes regionales tras la reunión de la Junta Directiva, como suele ser tradicional en este tipo de encuentros. Fuentes presentes en la cita aseguran a elDiario.es que no se verbalizaron críticas importantes a la estrategia diseñada por el núcleo duro del PP. “Hubo buen ambiente”, aunque también “mucha preocupación por el futuro”.

“Nadie de peso plantea dudas”, aseguran las mismas fuentes. Pero también depende de qué se considere “de peso”. Quien ahora mismo más divergencias está mostrando con Feijóo es el líder catalán, Alejandro Fernández, ausente de Madrid porque la reunión (pospuesta una semana ante las previsiones meteorológicas de la semana pasada) coincidió con la Diada de Catalunya.

Fernández mostró en público su desacuerdo con la intención de Feijóo de reunirse con Junts en el marco de la ronda de contactos con los grupos y partidos ante su intento de investidura. Y respondió directamente a su jefe de filas, quien dijo que Junts “no” era su “rival”.

Pero Fernández está muy solo dentro del PP. Y su tiempo al frente del partido en Catalunya parece acercarse a su final. Feijóo prepara los congresos pendientes (además del catalán, el de Euskadi) para renovar las cúpulas territoriales que heredó de Casado.

El presidente del PP catalán no ha dado toda la batalla por perdida. Este jueves ha convocado un acto público en el que expondrá su posición y en el que intentará mostrar la fuerza orgánica (mucha o poca) que le queda.

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