El PP justifica ante los líderes del partido en Europa su pacto con Vox por la pandemia, la crisis y la guerra

Aitor Riveiro

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La pandemia, la crisis económica que no remite y la guerra en Ucrania. Son los tres motivos que el Partido Popular ha expuesto ante los dirigentes del partido a nivel europeo para justificar el acuerdo con Vox en Castilla y León, después de que el actual presidente del PPE, Donald Tusk, lo calificara de “claudicación”. Fuentes próximas de comité organizador del congreso (COC) extraordinario han reconocido a elDiario.es que la onda expansiva del pacto entre Alfonso Fernández Mañueco y la ultraderecha ha provocado llamadas cruzadas entre España y las capitales europeas.

Tras estos contactos, han confirmado su asistencia al congreso la actual presidenta del Parlamento Europeo, Roberta Metsola, el vicepresidente de la Comisión, Margaritis Schinás, y el presidente del grupo parlamentario, Manfred Weber, quien además se postula para suceder a Donald Tusk en el congreso del PPE del próximo mes de mayo. El propio Tusk no asistirá al congreso extraordinario. Tampoco la presidenta de la Comisión, Ursula Von der Leyen.

Las palabras de Tusk de la semana pasada llegaron el mismo jueves en el que se hizo público el acuerdo por el que el PP mete a Vox en un Gobierno por primera vez en democracia. Ese mismo día se celebró una reunión de los líderes del PP europeo en París previa a la cumbre informal de jefes de Estado y de Gobierno de la UE para abordar la situación en Ucrania. Fue la despedida en Europa de Pablo Casado, quien asistió a la reunión sin pactar previamente su intervención con nadie del partido.

Fuentes de su entorno aseguraron después que Casado se limitó a reiterar los argumentos que expuso en su despedida ante la Junta Directiva Nacional del PP, en la que defendió un legado sin acuerdos con Vox y de lucha “contra la corrupción”. Más allá de su mensaje, la reacción de líderes como Tusk, o Manfred Weber, fue inmediata. El polaco confió en que el pacto en Castilla y León sea “un accidente” y no una “tendencia”. El alemán, por su parte, confirmó que el mensaje de Casado se había centrado en su política de alianzas con la ultraderecha y su combate a la corrupción en el seno del partido. Por último, el francés Michel Barnier aseguró: “Casado desaprueba los acuerdos con la extrema derecha, como nosotros, que estamos frente a Marine Le Pen”.

Las palabras de Casado a puerta cerrada, y las de los dirigentes en abierto, han provocado un terremoto en el PPE. El partido en España es el segundo en tamaño de todo el continente y su peso en el inminente proceso de elección del nuevo presidente del partido en Europa es muy importante. Weber, de momento el último candidato, salió casi de inmediato a mostrar su apoyo al proyecto de Alberto Núñez Feijóo.

Desde el COC apuntan a que se han dado las “explicaciones” pertinentes y a que estas se han entendido. El principal motivo esgrimido ante los líderes europeos ha sido la necesidad de tener “estabilidad” en Castilla y León, es decir, de no repetir las elecciones. Y esa estabilidad era imprescindible, según el PP, por la situación de pandemia, la crisis económica no resuelta y el estallido de la guerra en Ucrania tras la invasión rusa.

En la sede de la madrileña calle de Génova aseguran que dentro del PP “hay una debate debate vivo sobre la relación con Vox en el que hay diferentes posicionamientos” y defienden que tanto Tusk como otros partidos del PP han gobernado a nivel regional con partidos ultras, como es el caso de Italia. Incluso el PP de Austria cerró el Gobierno nacional con una formación “a la derecha de Vox”.