El PP ha vuelto a echar un jarro de agua fría sobre las aspiraciones de Esperanza Aguirre de rematar su carrera política desde el puesto de alcaldesa de Madrid. La principal baza de la expresidenta, su popularidad, no bastan y así se han encargado de dejarlo caer los dos principales dirigentes de Génova, Mª Dolores de Cospedal y Carlos Floriano. Una cosa es la popularidad y otra muy diferente la imagen de buen gestor que pueda convencer a los votantes del PP después del caso Gürtel, la Operación Púnica, la caída de Francisco Granados y su huida tras un incidente de tráfico.
El día en que el PP madrileño celebra su cena de Navidad con la asistencia de Mariano Rajoy, en el PP quedaba descartado ningún anuncio definitivo en el discurso del presidente más allá de las palabras de respaldo de rigor a los protagonistas: Ignacio González, Ana Botella, Esperanza Aguirre. La estrategia clara del PP es no dilatar la campaña electoral, por lo que los anuncios de los candidatos pueden esperar en la capital al menos hasta el fin de las vacaciones, o incluso hasta mediados de enero.
A primera hora de la mañana, Cospedal se encargaba de dudar del punto fuerte de Aguirre: sus índices de popularidad en las encuestas, tanto propias como las encargadas por los medios de comunicación. “No es un tema solamente de encuestas o sondeos. A veces hay personas que son muy populares en las encuestas pero no tienen posibilidades de ganar”. Su número dos también reconocía poco después que una cosa es “la simpatía y el conocimiento”, y otra la imagen de buena gestión y honradez para el votante del PP.
Aguirre contra Arriola
Tanto en público como en privado, hace tiempo que Aguirre presume de ser la preferida en las encuestas y hasta acusa directamente a Pedro Arriola, como asesor de Rajoy, de estar dispuesto a cocinarlas para que ella no salga como favorita. “Las cocinará para que yo salga mal, no le quepa a usted duda”, soltó con su habitual desparpajo, después de insistir en algo que no es un secreto en el PP, que ella discrepa del sociólogo de cabecera de Rajoy “en casi todo”.
La presidenta del PP madrileño, durante una entrevista en 13tv, agradeció a los responsables del programa el resultado que acababa de obtener entre los espectadores. Un arrollador 83% mostraba que ella era la candidata ideal. Aguirre teme ser apartada por los consejos de Arriola y la voluntad de Génova de apostar por un candidato/a renovador y con un perfil menos duro, que pueda atraer al votante tradicional del PP, pero también a los que se consideran más de centro.
Cristina Cifuentes no es vista con malos ojos precisamente por ese perfil menos identificado “con las esencias” del PP. En cuanto a su labor como delegada del Gobierno se considera un punto a favor, a pesar de su responsabilidad en las actuaciones policiales para reprimir las manifestaciones de los últimos años.
González y Fabra también esperan
Los nervios también empiezan a hacer mella en el actual presidente autonómico madrileño y en el valenciano. Tanto González como Fabra se han prodigado en declaraciones sobre la conveniencia de que se acabe el misterio y sepan si repiten como candidatos, aunque las dudas sobre González son mucho menores.
En el caso del presidente de la Comunidad Valenciana, sus posibilidades de volver a ser candidato parecen descartadas. La tesis oficial de Génova es que allí el PP “siempre ha obtenido muchos votos”, pero los respaldos explícitos a Fabra escasean. Como muestra del poco apoyo que Fabra tiene entre los suyos, el presidente se vio obligado a reunirse con los tres presidentes provinciales para intentar “zanjar” el debate sobre su futuro.
La cara de los dirigentes de Génova al preguntarles si todavía tiene opciones alguien a quien no apoyan Alfonso Rus, José Císcar, Javier Moliner ni los fieles a Rita Barberá era un poema este lunes. Los asistentes al encuentro que Rajoy celebró el fin de semana en Segovia para reivindicar la vigencia de la Constitución una semana después del 6 de diciembre percibieron la frialdad con la que el presidente saludó al valenciano.