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La cuarta campaña en cuatro años arranca con un clima de profunda desconfianza en la política

“Dos fuerzas políticas conservadoras y una fuerza de izquierdas han preferido bloquear la formación del gobierno que las urnas reclamaron. Lo hemos intentado todo y nos lo han hecho imposible”. Pedro Sánchez confirmó con esta frase lo que la Casa Real había apuntado minutos antes en un comunicado en el que el rey renunciaba a presentar nuevo candidato a la investidura: España celebrará sus cuartas elecciones en cuatro años y lo hará en medio de un clima de descontento con la política.

Las negociaciones entre PSOE y Unidas Podemos han fracasado. Los dos grandes partidos de la derecha no han rechazado la petición de Sánchez de que le diese sus votos para “desbloquear la situación” y que la legislatura eche a andar. Este lunes se disolverán las Cortes por segunda vez en un año; se votará el 10 de noviembre. La precampaña ya está en marcha, si es que alguna vez había dejado de estarlo.

Los líderes políticos se presentarán de nuevo ante unos electores a los que estos meses de idas y venidas han dañado su confianza en la política. Así lo muestra la opinión respecto a la política que ha recogido en Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) en sus barómetros. El último y más amplio se publicó hace unos días, aunque el trabajo de campo se realizó entre el 17 de junio y el 16 de julio.

Esos datos, aunque están recogidos antes de la investidura fallida y el fracaso definitivo de las negociaciones, ya muestran un profundo desgaste de la opinión de los ciudadanos hacia la política.

Así lo revela, por ejemplo, la pregunta sobre qué sentimiento provoca a los entrevistados la situación de la vida pública. De entre las diferentes opciones, en su primera respuesta el 34% de los encuestados optaron por la desconfianza frente al aburrimiento (15,8%) o la indiferencia (13,3%). Ya en cuarto lugar, el 12,4% optaron por definir su sentimiento hacia la política como de interés.

Cuando a los encuestados se les pide que den un segundo sentimiento, la cosa no cambia mucho. La desconfianza se mantiene como la principal opción (22,2%) mientras que la irritación asciende al segundo lugar, elegida por un 17,1% de los encuestados.

Lo ocurrido desde el 28 de abril ha ido minando esa confianza en la política, dañada ya por años de inestabilidad. La misma noche electoral el panorama parecía despejado: PSOE y Unidas Podemos, que habían mantenido el guante blanco durante la campaña, solo tenían que cristalizar un acuerdo y sumar algunos votos de los partidos nacionalistas para alcanzar la mayoría absoluta.

Pero las elecciones autonómicas, municipales y europeas concentradas en un domingo de mayo retrasaron esa negociación, que no se recuperó hasta que se cerraron todos los pactos territoriales. Con cada uno nuevo que cerraba la izquierda con un modelo de coalición, Pablo Iglesias lo ponía de ejemplo para presionar a nivel nacional. Pero esa fórmula no fraguó, a pesar de que según el CIS una mayoría de españoles prefería una coalición entre PSOE y Unidas Podemos como forma de gobierno.

Una situación política “mala” o “muy mala”

Ese descontento se revela también cuando el CIS se interesa por la opinión general de los ciudadanos sobre la situación política, una pregunta que se repite en todos los barómetros y permite conocer la evolución de esa percepción.

Según los datos del último CIS publicado, un 37,3% la define la actual situación política como “mala” y un 29,8% como “muy mala”. Solo un 3,7% que que es escenario político presenta una situación “buena” y tan solo el 0,3% opta por la opción “muy buena”.

La evolución de los últimos meses tiene un par de hitos importantes. El CIS anterior a la moción de censura ya provocó una caída de quienes peor perspectiva tenían de la actualidad política, una tendencia que se confirmó con el cambio de gobierno: los que tenían una visión “mala” o “muy mala” descendieron del 76,8% al 64,6% en julio de 2018.

Después del verano de 2018 el pesimismo remontó. Las dificultades del Gobierno para sacar adelante las medidas que habían prometido, las tensiones con los independentistas y la irrupción de la extrema derecha marcaron unos meses en los que la mala percepción subió hasta el 74%. Sin embargo, desde comienzos de año cambió la tendencia, que se acrecentó con la convocatoria de nuevas elecciones.

Así, el barómetro de mayo de este año, que pulsó el estado de ánimo durante la campaña y la celebración de las elecciones reveló un clima de cierto optimismo con el futuro de la política. El número de encuestados que respondía que la situación era “mala” o “muy mala” descendió hasta el 52,8%, el porcentaje más bajo de los últimos meses. El de quienes respondían “buena” o “muy buena” alcanzó la cifra más alta, casi un 10%.

Todo cambió con el paso de las semanas en las que los partidos, con el PSOE a la cabeza, no fueron capaces de traducir los resultados electorales en un pacto para formar gobierno. La cifra de quienes ven mal o muy mal la situación política se ha disparado y antes de la investidura fallida ya alcanzaba el 67,1%.

El CIS publicado a finales de julio mostró también que los ciudadanos no solo están hartos de la política, sino que consideran que el actual panorama político es su principal problema. Un 38,1% de los encuestados citó a los políticos entre sus primeras preocupaciones.

Baja la nota de todos los líderes

Las notas que los ciudadanos ponen a los cuatro principales líderes políticos también reflejan el descontento con la política. Justo antes de la celebración de las elecciones, Pedro Sánchez llegaba al aprobado (5,1), mientras que Pablo Iglesias (4,2) y Albert Rivera (4) registraban sus mejores notas de valoración ciudadana. Pablo Casado se situaba lejos de ellos, en uno de sus momentos de peor valoración (3,2).

El CIS post electoral arrojó pocos cambios. Rivera adelantó a Iglesias y Casado mejoró ligeramente su imagen. En junio las cosas comenzaron a torcerse para los cuatro y el barómetro de julio terminó de hundir su imagen. En ese sondeo, previo a la investidura fallida, Sánchez se aleja del aprobado mientras sus rivales se mueven en una horquilla de notas que apenas supera el 3. Todos bajan, pero son Iglesias y Rivera quienes lo hacen de manera más pronunciada.

Esta precampaña marcada por el descontento ya ha comenzado. Pedro Sánchez dio su primera entrevista después de que se confirmase el adelanto electoral este jueves en La Sexta. Dejó una frase que marcará la campaña: el presidente “no dormiría por la noche” al tener al frente de ministerios como el de Hacienda o Transición Ecológica a personas del núcleo duro de Podemos. Pablo Iglesias le ha contestado este viernes desde Antena 3: “Quiere tener todo el poder para dormir bien”.

Que ambos hayan elegido la televisión para sus primeras entrevistas tras el fracaso definitivo de las negociaciones no es una casualidad. La respuesta también está en el CIS: la televisión fue el medio preferido para informarse de la campaña electoral. Un 51,9% eligieron ese medio para seguir la actualidad política, frente a quienes optaron por las redes sociales e internet (29,4%), la radio (19,4%) y por último, los periódicos (18,3%).