A dos semanas para que se constituyan el próximo 19 de julio las Cortes nacidas de las elecciones del 26J, la elección del nuevo presidente del Congreso y de los miembros de la Mesa de la Cámara baja se presenta como un primer asalto o, incluso, “moneda de cambio” en la negociación para la investidura.
El PP, que ha pasado de 123 a 137 diputados, no renuncia a recuperar la Presidencia del Congreso, ahora en manos del socialista Patxi López gracias a un acuerdo a tres bandas en la pasada legislatura.
Pese a ello, fuentes de la dirección del PP reconocen que la posibilidad de ceder la Presidencia al PSOE o a Ciudadanos es “perfectamente negociable”, siempre y cuando los 'populares' mantengan la mayoría en la Mesa.
Los socialistas, conscientes de su pérdida de peso en la Cámara, tampoco abandonan la idea de mantener este importante cargo institucional, especialmente ahora que todas las quinielas apuntan a que Mariano Rajoy logrará la investidura.
Y ello, a pesar de que el propio Patxi López ha dicho por activa y por pasiva que no tiene ninguna “pretensión” ni “previsión” de mantenerse en el puesto y que ya tiene hecha “la maleta”.
La intención del político vasco es regresar con un papel activo a la bancada socialista.
Fuentes socialistas reconocen que el esquema que se siguió en la XI legislatura para el reparto de la Mesa entre PP, PSOE, Podemos y Ciudadanos, no va a servir ahora porque los 'populares' van a intentar “condicionar” esta negociación a la formación del Gobierno.
Su objetivo es mantener, como mínimo, una vicepresidencia y una secretaría del Congreso, a la espera de los movimientos que haga Ciudadanos que, con la pérdida de ocho escaños, ya no tiene asegurado ningún puesto.
El portavoz del grupo socialista, Antonio Hernando, comenzará los primeros tanteos con Ciudadanos y Podemos la próxima semana, aunque el PSOE reconoce que si el partido de Albert Rivera decide pactar de forma separada con el PP, poco podrán hacer con sus 85 diputados.
Y es que por simple aritmética parlamentaria, Ciudadanos depende de los pactos con otros partidos para mantener algún puesto en la Mesa, cuando ahora cuenta con dos.
Nada impide que el PP, a cambio de apoyo para recuperar la Presidencia, le ceda algún vocal en la Mesa.
No obstante, Ciudadanos ya ha dejado claro que no entrará en un “mercadeo” por esos puestos y aún menos si ello conlleva hacer presidente del Gobierno a Mariano Rajoy.
Ahonda en esa posición el actual secretario segundo de la Mesa, el diputado de Ciudadanos Ignacio Prendes, que defiende que el Congreso sea presidido por un partido diferente al más votado, en previsión de que el PP siga en el Ejecutivo.
“Nos parece que es muy sano para mantener el principio de separación y de independencia de poderes que se mantenga esa diferencia entre el poder ejecutivo y el poder legislativo”, ha subrayado.
Otro de los elementos que podrían influir en los pactos de investidura en la formación de los grupos parlamentarios, sin los cuales se pierden importantes subvenciones, personal a cargo de la Cámara, tiempo en la tribuna y presencia mediática.
En este caso son los nacionalistas de CDC quienes necesitan ayuda externa para mantener su propio grupo parlamentario después de caer por debajo del quince por ciento de los votos en Cataluña y no cumplir los requisitos que marca el Reglamento del Congreso.
Cabe la opción de que sume fuerzas con ERC y formen un único grupo soberanista, pero las fuerza republicana ya se ha mostrado contraria a esta opción.
No obstante, el Reglamento del Congreso ha tenido las interpretaciones más diversas, incluso contrapuestas, siempre en función del interés de la mayoría parlamentaria.
Un problema que, aunque a primera vista podría parecer insalvable, puede ser esquivado si lo autoriza la Mesa y la conveniencia política lo aconseja.
El Tribunal Constitucional ha establecido en reiteradas sentencias que la Mesa es soberana para interpretar el Reglamento en uno u otro sentido.
Podemos y sus confluencias también pretenden formar cuatro grupos parlamentarios separados como fue su demanda en la pasada legislatura, una posibilidad que veta el Reglamento del Congreso ya que son candidaturas que no se han enfrentado entre ellas en las elecciones.
De momento, Compromís ya ha adelantado que si la confluencia “a la valenciana” no consigue su propio grupo se marcharán al grupo mixto como ya hicieron en diciembre.
Además intentarán que la Mesa del Congreso esté integrada por una mayoría progresista con el PSOE ocupando la Presidencia y con presencia de los nacionalistas.