“Toca tormenta, así que a aguantar el chaparrón”. La dirección del PP recurría este lunes a una metáfora para describir cómo ha encajado el partido las nuevas grabaciones del excomisario José Manuel Villarejo publicadas por Moncloa.com. Las cintas revelan que el policía e Ignacio López del Hierro, marido de la exsecretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, trataron de frenar las investigaciones sobre corrupción contra los populares y que la propia exministra de Defensa era conocedora de esas gestiones. Este martes, el citado portal y el diario El País publicaban más material que demuestra que Cospedal mantuvo una reunión secreta con el excomisario Villarejo en el verano de 2009. Siempre según esas cintas, en el encuentro, que se produjo en el despacho de la exsecretaria general en la sede del PP con una serie de medidas para garantizar discreción, hablaron del caso Gürtel.
La polémica coloca al actual líder del Partido Popular, Pablo Casado, en una situación más que incómoda dada su estrecha relación con Cospedal, cuyo apoyo fue decisivo para que ganara las primarias de julio. Por eso, a pesar de que una de las banderas del presidente de los conservadores es la “regeneración” y de que entre sus objetivos está despojar al partido de su imagen de formación corrupta tras la condena en la sentencia de Gürtel, el margen de maniobra de Casado ante las sospechas que se ciernen ahora sobre Cospedal es limitado.
El líder del PP le debe a la exsecretaria general el triunfo en la batalla por el control del partido sobre la exvicepresidenta del Gobierno Soraya Sáenz de Santamaría. Después de quedar eliminada en la primera vuelta de las primarias, Cospedal decidió apoyar a Casado en la segunda con el objetivo de hacer frente común contra la que durante años fue su principal enemiga interna.
Como contrapartida a ese respaldo, una vez ganadas las primarias, el presidente de los populares realizó el reparto de puestos en su dirección beneficiando claramente a la exnúmero dos del partido. Casado hizo portavoz del PP en el Congreso a la exministra Dolors Montserrat, que había sido portavoz de la candidatura en primarias de la exsecretaria general. Además, le dio la Vicesecretaría de Política Autonómica y Local a uno de los hombres de máxima confianza de Cospedal en Castilla-La Mancha, Vicente Tirado. El líder del PP también dio cargo a otra de las incondicionales de Cospedal, la exministra Isabel García Tejerina, a la que nombró vicesecretaria de Sectorial.
Las primarias se reflejaron en Andalucía
Casado situó en el núcleo duro de su dirección a estos tres dirigentes afines a la exministra de Defensa, frente al único puesto que concedió a Sáenz de Santamaría, el de la alcaldesa de Logroño Cuca Gamarra a la que nombró vicesecretaria de Política Social.
Otros populares de la confianza de Cospedal ocupan además puestos de relevancia, como es el caso del exministro Juan Ignacio Zoido, presidente del Comité Electoral Nacional, el órgano que da el visto bueno a todas las listas en los comicios, mientras que el barón extremeño José Antonio Monago es el presidente del Comité de Presidentes Autonómicos del partido.
Las deudas que Casado aún mantiene pendientes con Cospedal quedaron en evidencia la semana pasada durante la elaboración de las listas para las elecciones andaluzas del próximo 2 de diciembre. El número uno por Sevilla recayó en Zoido. Además, Casado impuso a Juan Manuel Moreno, que en las primarias se posicionó a favor de Sáenz de Santamaría, la elección del exsecretario de Estado de Seguridad y exalcalde de Córdoba José Antonio Nieto –también afín a Cospedal–, como cabeza de lista por Córdoba.
Aunque este lunes la dirección del PP evitaba poner la mano en el fuego por la exministra, que sigue siendo diputada y que mantiene un puesto en la Comisión Ejecutiva del partido, Casado tiene previsto mantener a la exsecretaria general en sus responsabilidades actuales. Génova aguantará a la exnúmero dos al menos mientras no surjan hipotéticas nuevas grabaciones que comprometan del todo a Cospedal y hagan la situación insostenible. Entonces la “tormenta” de la que hablaba este lunes la dirección popular podría convertirse en un huracán interno.
Este lunes el núcleo duro de Casado intentaba esquivar la polémica. El líder del PP, a quien le caracteriza su hiperactividad y sus sucesivas declaraciones públicas, evitaba a la prensa en los dos actos que protagonizaba en Madrid: un desayuno informativo del secretario general del Partido Popular Europeo, Antonio López-Istúriz, y la inauguración de una conferencia sobre el futuro del centro-derecha español. “¿Apoya a Cospedal?”, le preguntaban al líder del PP los periodistas una y otra vez. No hubo respuesta.
Además, Génova relegaba la rueda de prensa habitual posterior al Comité de Dirección en la vicesecretaria de Comunicación, Marta González, cuando habitualmente la suele ofrecer el secretario general, Teodoro García Egea.
No se descartan nuevas cintas
Génova insiste en que, en todo caso, a quien afectarían las grabaciones conocidas este lunes sería “solo a Cospedal”. Pero dirigentes del partido recuerdan que la exsecretaria general es quien sigue sosteniendo en gran parte al líder del PP. Cualquier decisión del presidente conservador sobre la exnúmero dos del partido podría tener consecuencias en los apoyos internos de Casado.
“Con lo publicado hoy [en referencia a este lunes] no hay material como para exigirle ninguna responsabilidad”, explican fuentes de Génova sobre la situación de Cospedal. La dirección del PP sí reconoce que puede haber nuevas cintas de Villarejo referidas a la exsecretaria general o a cualquier otro dirigente o exdirigente del partido, pero no tiene constancia de que existan, como tampoco conocía de antemano las publicadas hasta ahora.
En el partido nadie descarta nada. Puede que, en las próximas horas, otras grabaciones puedan hacer aún más daño a la nueva dirección popular que esta semana cumple sus primeros cien días, una efeméride que Casado no ha podido celebrar del todo por esta nueva polémica vinculada al excomisario y que le salpica por su dependencia del sector interno afín a Cospedal. Génova reconoce que lo único que están en condiciones de garantizar es que esas hipotéticas cintas no afectarán a su presidente. Sobre Casado, concluyen, “no hay nada absolutamente”.