Pedro Sánchez tuvo que enfrentarse a una importante decisión: dejar el escaño para mantenerse fiel a su 'no' a Mariano Rajoy o quedarse en el Congreso –para abstenerse, romper la disciplina de voto o ausentarse en la investidura–. Se decantó por la primera opción y algunos en el PSOE le dieron por muerto desde aquel momento. No creían que sobreviviera sin el altavoz del Parlamento. Pero lo hizo. Con su resurreción, uno de los desafíos a los que se enfrentaba era a llenar el vacío que deja en el hemiciclo, que se quedó sin el jefe de la oposición.
En Ferraz no ha preocupado en exceso por el momento que Sánchez no tenga presencia en el Congreso. Es más, le ha permitido manejar sus propios tiempos y aparecer (o desaparecer) cuando ha querido, algo más complicado para los líderes parlamentarios. Sin embargo, la ausencia del líder socialista tiene un efecto: el PSOE ha restado importancia a la celebración del debate sobre el estado de la nación.
Ese debate, que puso en marcha Felipe González en 1983, se celebra generalmente con carácter anual y se prolonga durante dos días. Sin embargo, Mariano Rajoy lleva sin someterse al examen desde febrero de 2015. La celebración de las generales del 20D y la repetición el 26J con el consiguiente periodo de interinidad del Ejecutivo hasta que el presidente pudo ser investido a finales de octubre de 2016 explica en buena parte que ese acto parlamentario no se haya celebrado. Pero Rajoy se acerca a los 16 meses de gobierno sin someterse al debate, que formalmente ha reclamado Unidos Podemos, y que es uno de los eventos más relevantes que se celebran en el Parlamento cada año.
“Tampoco vamos a salir de nada”
“En un debate general ahora mismo, en el que se habla pero en el que prácticamente no se acuerda ni se acota nada, tampoco vamos a salir de nada”, fue la respuesta de la exministra Carmen Calvo, que forma parte de la Ejecutiva de Sánchez. “Se avanza mucho más proponiendo diez medidas concretas que tienen consecuencias legislativas”, dijo Calvo a la espera de que “Rajoy haga balance de lo que quiera” en el debate del estado de la nación.
Fuentes de la dirección socialista admiten que la celebración de ese debate sin la participación de Sánchez da una imagen menos potente para el PSOE. La encargada de dar la réplica a Rajoy sería Margarita Robles, cuya relación con el líder socialista no atraviesa el mejor momento y a la que en el grupo parlamentario la ven con poco gancho frente al presidente del Gobierno.
El PSOE no tiene prisa por que se celebre el debate del estado de la nación, aunque después de que Unidos Podemos moviera ficha presentando una iniciativa para meter presión a Rajoy, el PSOE aseguró que será una de sus propuestas en la Junta de Portavoces. A pesar de que Ferraz le había restado importancia, Robles dijo que era un debate “imprescindible”.
La dirección socialista en el Congreso justifica su abstención en la proposición no de ley que llevó Unidos Podemos a la Diputación Permanente y con la que pretendía convocar un pleno extraordinario –enero es inhábil en el Parlamento– para discutir esa iniciativa que instaba al Gobierno a celebrar el debate. Los socialistas consideran que no tenía sentido celebrar un debate sobre el debate y acusan a los de Pablo Iglesias de estar “sin rumbo”. El PNV también se abstuvo con argumentos similares al no ver oportuno “crear minidebates del debate”.
Sánchez, relegado a la tribuna de invitados
No es la primera vez que la ausencia de Sánchez en el Congreso se nota. Nada más ganar las primarias –ni siquiera el PSOE le había elegido formalmente secretario general– el Congreso albergó una moción de censura fallida contra Rajoy impulsada por Unidos Podemos.
En aquel momento, los socialistas ni siquiera tenían portavoz tras la dimisión de Antonio Hernando. Sánchez optó por el secretario de Organización, José Luis Ábalos, como portavoz interino y fue el que se encargó de dar la réplica. El PSOE no quiso entonces darle relevancia a aquella iniciativa con la que consideraron que los de Iglesias buscaba más apuntar a Sánchez que echar a Rajoy. El líder socialista ni siquiera apareció por el Congreso.
Su renuncia al acta tuvo mayor visibilidad en el acto de conmemoración de las primeras elecciones municipales de la democracia a finales de junio. Al no ser diputado, Sánchez no puede usar las dependencias que facilita el Parlamento –como la sala de prensa, por ejemplo– y está relegado a la tribuna de invitados cuando quiere asistir a un pleno o a determinados actos institucionales. En aquella ocasión, Sánchez se vio solo, con la única compañía –en la fila de delante– del presidente del Consejo General del Poder Judicial, Carlos Lesmes, el del Tribunal Constitucional, Juan José González Rivas, y el expresidente del Gobierno José María Aznar. Tampoco quiso entonces darle importancia.