El PSOE se da un baño de nostalgia con Felipe González y él añora a un ausente Alfonso Guerra

Irene Castro

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No se sabe si lo ha hecho “de corazón” o no, pero lo cierto es que Felipe González ha añorado a Alfonso Guerra en el acto de homenaje por los 40 años de la victoria de 1982 que le ha preparado el PSOE en Sevilla. “Trato de buscar, y lamento no conseguirlo, a aquel personaje singular que levantaba mi mano en el ventana del Palace, que era Alfonso Guerra, y lo quiero tener en esta mano”, ha recordado el expresidente sobre la noche electoral del 28 de octubre. El que fue su número dos no tenía un papel en este mitin y el exvicepresidente hizo notar su queja públicamente forzando que la dirección del PSOE, molesta con que se aguara la fiesta, invitara a toda la lista de diputados que iban en la papeleta por Sevilla en aquellos comicios en los que se hicieron con la mayoría absoluta más holgada de la historia.

Tras años de distanciamiento, que comenzó ya en los 80, González ha mostrado así el lamento por que Guerra no estuviera presente en la conmemoración de aquel triunfo para el que su figura también fue determinante. Esta semana había dicho que no sabía que su otrora mano derecha no iba a acudir. El otro recuerdo más emotivo que ha expresado el expresidente es el reconocimiento de que aquella noche mientras otros estaban “exultantes” él estaba “acojonado”. Se refería a dirigentes como la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, que ha recordado que “vibró” con aquella victoria que le pilló en el instituto y en los movimientos cristiano, o el alcalde de Sevilla, Antonio Muñoz, un universitario que se pasó la noche “bailando”.

“Acojonado” por la amenaza de golpe de Estado

“Se ve en la cara, ¿no?”, le ha preguntado a los cerca de 4.000 asistentes, entre los que había un nutrido número de ministros, miembros de la Ejecutiva y solo un barón, Guillermo Fernández Vara. “Tenía alguna explicación, sí. Alberto Oliart [el entonces ministro de Defensa] me había advertido de que estaban intentando orquestar un golpe de Estado”, ha narrado González, que ha elevado la voz para dejar claro que era “para antes de ayer”. Para dejar claro que no tiene rencor ante aquellos movimientos militares, el expresidente ha reivindicado a las actuales Fuerzas Armadas, de las que ha dicho que los españoles pueden sentirse “orgullosos” por la reforma que acometió. “Os lo digo con 80 años”, ha dicho el exdirigente socialista que cambió de posición respecto a la entrada en la OTAN.

Si los militares se lo pusieron difícil, González ha asegurado que hicieron “terrible pinza” con ETA, que llevó a cabo sangrientos asesinatos en momentos clave, como antes de la conformación del Gobierno o a las puertas de la firma de la adhesión a la UE. “Tampoco querían que se diera ese paso y hubo movimientos militares”, ha confesado. 

“Que España funcione”, fue el leitmotiv de González, uno de los hombres “que más ha impresionado” al canciller Olaf Scholz, según él mismo ha confesado en un vídeo proyectado en la pantalla gigante. En su discurso, el expresidente ha enumerado algunos de los hitos de sus mandatos, como la construcción del sistema de salud para que no fuera “reversible” o la “modernización” de un país que en aquellos momentos tenía muchos lugares sin luz o agua caliente.

A los avances sociales e incluso a la batalla “clericalismo-anticlericalismo”, González ha sumado la construcción territorial del estado autonómico que se fraguó durante su estancia en Moncloa. “Descentralizar políticamente a España le ha venido muy bien a su desarrollo. Centrifugar el poder para enfrentarlo unos a otros no le viene bien. Una cosa es descentralizar y otra centrifugar para pelearnos entre nosotros”, ha advertido entre aplausos. “Hay conceptos que no me pegan, la cohesión se hace entre seres humanos, el territorio se cose mal”, ha agregado el expresidente, que ha asegurado que lo que une es el “paquete de ciudadanía: derechos y obligaciones para todos por igual y la justicia para todos por igual”.

“Aunque para mí sean recuerdos, para todos vosotros jóvenes, tiene que ser conmemorativo para saber de dónde venimos y dónde tenemos que ir”, le ha dicho hasta en tres ocasiones el veterano socialista a las nuevas generaciones. “Tenemos que comprender de dónde venimos, y no por hacerle caso a un puñetero viejo que ya tiene 80 años, sino por el sentido de obligación para que sigamos teniendo futuro”. González enviaba ese recado y ponía deberes al Gobierno, como “hacerle un repaso de arriba a abajo a la fiscalidad”. 

Sánchez: “Eres la semilla del árbol de la libertad”

Sánchez se ha reivindicado al recordar las medidas que ha puesto en marcha desde el Gobierno, como el Ingreso Mínimo Vital, los ERTE durante la pandemia y le ha contestado a Felipe González la inversión de tres puntos del PIB para combatir la inflación derivada de la guerra en Ucrania cuando le ha dicho que es “el peor de los impuestos para los débiles”. Pero era el día del expresidente y ha enumerado algunos datos del que fue su legado: la reducción de una tercera parte del número de analfabetos, la duplicación de los estudiantes universitarios, la reducción a la mitad de la mortalidad infantil o la multiplicación por once de los kilómetros de autovías, además de la vertebración del sistema público de salud o las pensiones.

“Recuerdo y mucho lo que decía Blas Otero [reflexionó Sánchez, que se confundió con Gil de Biedma, el verdadero autor de la frase]. De todas las historias de la historia la más triste es la de España, porque termina mal. Aquello terminó definitivamente el 28 de octubre de 1982, porque millones españoles te dieron a ti, Felipe, a Alfonso, la autoridad para decidir una aventura que no iba a ser la más triste sino la más hermosa”, ha dicho Sánchez, que ha asegurado que mira atrás “sin nostalgia y melancolía, pero sí con una profunda gratitud”.   

El hoy presidente del Gobierno, “un niño sin la capacidad de intuir la dimensión histórica” de la victoria del 82, le ha dado las gracias por lo que hizo acompañado de Guerra, Almunia y “un largo número de hombres y mujeres”. “Eres la semilla del árbol de la libertad, plantada con sangre sudor y lágrimas”, ha sentenciado Sánchez, que ha puesto al auditorio en pie al acordarse de Alfredo Pérez Rubalcaba.