Cierre de filas. El PSOE apuesta por un consenso constitucional en la votación de este miércoles, aunque todos alegan tener un corazón republicano. Para ello, ha tenido que ir el propio Alfredo Pérez Rubalcaba a presidir la reunión del grupo parlamentario socialista. Y, lo más sorprendente, oír intervenir en la misma al exvicepresidente del Gobierno Alfonso Guerra para poner orden.
Guerra ha venido a decir que el PSOE no puede dejar la bandera constitucional al PP, que la estabilidad del sistema democrático su partido no la puede poner en duda y, en síntesis, que no está la situación para frivolidades.
Ha sido el más aplaudido en todas las intervenciones. En total, 27 peticiones de palabra y sólo tres críticas. Odón Elorza ha jugado su papel y ha pedido libertad de voto y plantearse el modelo de Estado. Dos parlamentarios más de Baleares y Alicante, Guillem García Gasulla y Federico Buyolo, propusieron tímidamente cambios.
A la salida, el exalcalde de San Sebastián ha dicho que mañana votará “en conciencia”, informa Efe, mientras que el alicantino Buyolo ha admitido que, aunque no esté de acuerdo, apoyará lo que ha decidido su partido, porque “alguien que no acate la disciplina de voto no puede pedir que otros acaten y cumplan la ley”.
El PSOE sigue siendo el PSOE, como diría Rubalcaba. Y, por ello, todo controlado. Puede que entre los 173 parlamentarios del partido entre Congreso y Senado haya algún voto en contra o alguna abstención. Pero la inmensa mayoría dará su apoyo a la Ley Orgánica sobre la abdicación del rey.
Los posibles candidatos a dirigir el partido, Eduardo Madina y Pedro Sánchez, han jugado a la ambigüedad. Sánchez ha reclamado libertad de voto, aunque ha anunciado que votará a favor de la Ley Orgánica. Madina no ha intervenido. Antes de la reunión ha dicho que se considera republicano pero que votará a favor de la ley.
Rubalcaba ha cumplido con su último servicio al Estado. En el PSOE nadie se moverá de lo políticamente correcto.