Mariano Rajoy llegó a la rueda de prensa conjunta con el primer ministro polaco con las respuestas apuntadas en un papel. Contaba a buen seguro con que la primera pregunta de los medios españoles se hiciera en los términos más favorables para sus intereses. Se negó a responder en concreto sobre su comunicación constante por SMS de los últimos años con Luis Bárcenas. “Un presidente no puede estar saliendo cada día al paso de rumores o informaciones interesadas”, dijo para justificar su absentismo.
El presidente del Gobierno lo redujo todo a un chantaje y terminó por identificarse a sí mismo con el Estado. Si la tesis del PP es que Bárcenas intenta chantajear a Rajoy y al PP, lo que se escuchó de boca de su líder fue algo diferente: “El Estado de Derecho no se somete a chantaje”, dijo al principio y volvió a repetirlo después. En la segunda y última pregunta, sí le preguntaron directamente por los SMS. No cambió de guión: “Los SMS sólo ratifican lo que les he dicho antes. El Estado de Derecho no se somete a chantaje”. Lo llevaba escrito.
“Ni se ha producido, ni se está produciendo ni se va a producir ningún tipo de indicación, sugerencia o presión ni a la Administración de Justicia, ni a la Administración Tributaria, ni a la Policía Judicial ni a ningún otro escalón administrativo que tenga que ver con este proceso”, dijo, para insistir en que la prueba es que los jueces o policías que llevan este caso son los mismos que antes de las elecciones que ganó el PP.
En un aviso a su propio partido y a la oposición, Rajoy anunció que va a “cumplir el mandato que me han dado los españoles en su momento”.
Una comparecencia en el Parlamento antes de septiembre parece descartada. Rajoy cree que ya ha dado todas las explicaciones necesarias. Se refiere a la famosa comparecencia del plasma, cuando los periodistas pudieron seguir a través de una pantalla de televisión su intervención del 3 de febrero en el Comité Ejecutivo del PP. El otro momento en que habló del tema, según su testimonio, fue en el debate sobre el estado de la nación: “Y de hecho, lo hicimos, largo y tendido”.