El gesto más repetido por Mariano Rajoy ante la mayoría de las preguntas ha consistido en un encogimiento de hombros sobre la posibilidad de ceder ante los que le reclaman cambios. Así ha respondido varias veces a los periodistas que se apretaban en corros para preguntarle durante la recepción del Congreso este sábado. El presidente ha explicado que no piensa moverse de su negativa a reformar la Carta Magna, que la actitud de los socialistas le parece “una broma”, que Artur Mas no va a conseguir su objetivo y que los que quieren grandes cambios en el PP van a tener que esperar. Lo que tiene claro es que repetirá como candidato a La Moncloa cuando acabe la legislatura y que el grupo parlamentario no tendrá nuevo portavoz oficial hasta el próximo día 16 para sustituir a Alfonso Alonso.
Los miembros del Gobierno y del PP no han ahorrado en expresiones duras para descalificar a los socialistas por su empeño en debatir la reforma de la Carta Magna cuando cumple 36 años. Rajoy ha llegado a decir que es “patética” la imagen que se ofrece y que Pedro Sánchez debe saber que “la palabra se cumple”, antes de admitir en la charla que echa de menos a Alfredo Pérez Rubalcaba al frente del PSOE.
Más allá de que “habrá que nombrar un comité de campaña” en uno o dos meses para encarar las próximas elecciones municipales y atutonómicas, Rajoy no ha hablado de hacer cambios en la organización que gobierna Mª Dolores de Cospedal como secretaria general. Ni siquiera en cuanto a mostrarse más comunicativo y prodigarse más en ruedas de prensa. “Doy la tira”, ha asegurado. En cuanto a adelantar las elecciones, no tiene ninguna intención.
La vicepresidenta se ha extendido mucho más en convencer a los periodistas que lo de la reforma constitucional le parece una estrategia política en la que no se baja al detalle y sirve al PSOE para “aparentar”. “Yo me lo leo todo y aún estoy buscando que me digan los títulos exactos y la letra pequeña”, protestaba.
Soraya Sáenz de Santamaría, que confesaba haberse levantado a las siete ante las prisas de su hijo por poner el árbol de Navidad antes de que su madre saliera “a trabajar”, ha escurrido el bulto en cuanto a la sarta de informaciones del 'pequeño Nicolás' que han salpicado al Gobierno y al CNI, entre otras instituciones. La vicepresidenta se ha mostrado muy enfadada por que el joven vendiera que trabajaba en su gabinete y que explicara a sus conocidos que hasta le quería “como a un hijo porque al suyo lo ve poco”.
La número dos de Moncloa ha asegurado que el joven busca una estrategia para salir airoso en un proceso judicial y que implicar al CNI se lo facilita dado el carácter secreto del organismo, pero ha escurrido el bulto en cuanto a que le cueste el cargo al secretario de Estado que le abrió las puertas, Jaime García Legaz. De lo que se ha quejado es que se le dé crédito al chico en programas de televisión: “Sin pedir ni siquiera que transmita mi versión”.
En cuanto a las encuestas que la presentan como una posible candidata del PP a alcaldesa de Madrid, Sáenz de Santamaria ha contado que las lee y que se sorprende especialmente cuando quien la incluye no es un medio de comunicación sino su propio partido. “No estaría de más que lo avisaran antes”, ha dicho.