Mariano Rajoy ha entrado en la polémica a cuenta del significado de las palabras de Jordi Sevilla sobre la conveniencia de que el presidente del Gobierno sea quien más apoyos parlamentarios tenga. Aunque se ha negado a interpretar el sentido del comentario del responsable del programa económico del PSOE, el candidato del PP ha aprovechado para reivindicar que debe repetir en La Moncloa.
Rajoy ha declarado a su llegada a Zaragoza, donde interviene en el mitin más multitudinario que el PP ha celebrado por ahora, que el criterio que debe primar es el de obtener más votos el 26J. Preguntado por las palabras de Sevilla, ha comentado a los periodistas que siguen su caravana electoral que si “al final” no hay “un acuerdo para que alguien tenga mayoría”, “lo más democrático” sería que lo hiciera el más votado.
El propio Pedro Sánchez zanjaba después que no está dispuesto a dejar que gobierne el PP ante la posibilidad de unas terceras elecciones. Desde el Gobierno se ha entendido la declaración como una disposición a que el PSOE se abstenga en una investidura aunque no haya un pacto de gobernabilidad y que el PP lo hiciera en minoría. Sevilla ha llamado “trolls podemitas” a quienes han criticado su propuesta.
Ya en el mitin de Zaragoza, Rajoy ha criticado a Unidos Podemos aunque sin nombrarlos. El candidato del PP ha dicho que le recordaban a los “viejos doctrinarios” de cuando era universitario y que defendían “políticas sobadas y trasnochadas”.
Frente al “radicalismo e incertidumbre”, el PP representa la “moderación”, una idea en la que se insiste en todos los mítines y que ha abonado también el presidente del PAR. Arturo Aliaga. Al final de una metáfora confusa que comparaba a los partidos con coches, Aliaga ha hablado del PP como uno “limpio, con hidrógeno”, del PSOE como otro al que Ciudadanos “pasa gasolina con una goma”, y de Podemos como el que va “con bandazos y provoca vómitos”, lo que le ha llevado al final a pedir una España “sin precipicios ni vómitos”.