Julio de 1976. Adolfo Suárez deja la secretaría general del Movimiento, el ministerio de la Falange, para hacerse cargo del Gobierno de España, aún preconstitucional. Mayo de 2016. Mariano Rajoy y Pedro Sánchez reivindican la figura del ex presidente durante la Transición, referente recurrente de Albert Rivera. Los tres, los líderes de PP, PSOE y Ciudadanos se intentan disputar así la hegemonía de la “moderación” frente a la coalición Unidos Podemos de Pablo Iglesias y Alberto Garzón, tildada de “radical”, “extremista”, “comunista” o “bolivariana”, según el portavoz que se pronuncie de los tres partidos.
Ya en la campaña del 20D, el presidente del Gobierno en funciones y el presidente de Ciudadanos se disputaron el legado de Suárez. Los dos acudieron a Ávila, pero sólo Rajoy se fotografió con su hijo, Adolfo Suárez Illana, al lado de la estatua del expresidente. Eso sí, el vídeo de campaña de Ciudadanos estaba repleto de alusiones a Suárez, y también los discursos de Rivera. “Hay que hacer normal en las instituciones lo que es normal en la calle”, repetía Rivera parafraseando al expresidente.
Hasta tal punto Rivera apeló a la simbología del ex líder de UCD y el CDS, que en su hotel fetiche, el Eurobuilding de Madrid, se alojó aquellos días Rivera: allí es donde arrancó su campaña y donde hará el seguimiento la noche electoral. Como hacía Suárez.
Pero si una fórmula discursiva de Adolfo Suárez ha pasado a la historia ha sido el “puedo prometer y prometo” que pronunció dos días antes de las primeras elecciones democráticas tras la muerte del dictador, en julio de 1977.
La frase, acuñada por el periodista Fernando Ónega, entonces asesor del ex presidente, ha sido recuperada por el secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, este sábado. Al estilo de Albert Rivera en la anterior campaña, Sánchez ha emulado a Adolfo Suárez: “Puedo prometer y prometo decencia; puedo prometer y prometo diálogo; y puedo prometer y prometo dedicación”.
“Hemos ganado políticamente en estos meses, la duda está en si electoralmente”, explica un dirigente de Ciudadanos: “Tenemos mucha transferencia de voto del PP y corremos el riesgo de que se instale el discurso de que votar a Ciudadanos es votar al PSOE, y eso no le gustará al votante conservador”. Con ese riesgo ha entrado a jugar este lunes el PP, que desde sus cuentas de Twitter ha lanzado el hashtag #NosUneSuarez.
En el PP saben que han perdido muchos votantes en favor de Ciudadanos, y les interesa que se mantenga en el imaginario de la campaña el pacto del Abrazo, aquel que firmaron Sánchez y Rivera para una investidura que acabó frustrada a principios de marzo. Pero también saben que más que erigirse en el partido hegemónico en la derecha para recuperar a esos votantes, lo que está en juego es la hegemonía “en la moderación” –toda vez que es el único partido que no puede encarnar el cambio– frente a Unidos Podemos, frente a la alianza que representan Pablo Iglesias, Alberto Garzón, Ada Colau, Mónica Oltra y Xosé Manuel Beiras.
Y en esa disputa por la hegemonía en la “moderación” frente a los “radicales, extremistas, bolivarianos y comunistas”, el PP invoca la figura de Adolfo Suárez, como Pedro Sánchez, como Albert Rivera.