El día después del 24M, Mariano Rajoy ha querido ser él mismo quien diera la cara ante los periodistas ante el hundimiento del poder de su partido. El presidente del PP y del Gobierno ha presidido un comité ejecutivo de hora y media de duración en el que los conservadores han analizado el varapalo sufrido el domingo y sus barones han aparecido noqueados por la pérdida de poder. Pese a todo, Rajoy ha anunciado que mantiene su intención de repetir como candidato en las próximas generales y no hacer cambios en el PP.
La última vez que el presidente del Gobierno habló en la sala de prensa de Génova 13, sin que fuera a través de un plasma, fue el 28 de mayo de 2012, para negar el rescate y abordar la escalada de la prima de riesgo. Tres años después, ha sido la pérdida de poder territorial de sus barones y alcaldes lo que le ha movido a ocupar el papel destinado a su secretaria general, María Dolores de Cospedal.
Rajoy ha bajado a la sala de prensa acompañado de sus tres vicesecretarios, que le han escuchado sentados en primera fila. El gesto de convocar una rueda de prensa se ha interpretado como un cambio destinado a mejorar la comunicación. Dentro de la reunión, ante todos los dirigentes, ha llamado a esforzarse en ese asunto y se ha incluido él mismo: “Yo, el primero”. Luego, la rueda de prensa se ha reducido a cuatro turnos de preguntas.
Tanto él como los barones, que bajaban de la reunión con cara de circunstancias, han señalado la crisis, la corrupción y los problemas para explicarse como las tres causas principales de la derrota. Aunque algunos dirigentes han señalado como problema principal “el peso negativo de la marca PP” y han mirado a Madrid para buscar responsables, el presidente no se ha dado por enterado.
Tras destacar que el PP ha sido el partido más votado de forma global: “La victoria es incuestionable”, ha admitido que los resultados “no son evidentemente los que nos hubiera gustado obtener”. “Hemos sufrido una notable pérdida de votos y no estamos satisfechos, negarlo sería tan absurdo como negar que hemos ganado las elecciones”, ha zanjado. El líder del PP ha asegurado que no se iba a refugiar en ser el partido más votado. Acto seguido, se ha escudado en eso.
A tenor de los comentarios de los asistentes, la reunión ha distado mucho de haberse convertido en un análisis a fondo de las causas y la autocrítica ha sido leve. Rajoy ha insistido en que las elecciones han sido “complejas” y en que un análisis “detallado y a fondo” tendrá que esperar.
Sobre los pactos posibles para formar gobierno con Ciudadanos u otras fuerzas, Rajoy no ha querido dar pistas y ni siquiera se ha inclinado por la conveniencia de gestionarlos de forma global con Albert Rivera. Solo ha dicho que la filosofía que le guiará será la de ofrecer “pactos transparentes y estables” y defender “la primacía de la lista más votada”.
A pesar del mal resultado y de lo breve de la rueda de prensa, Rajoy ha tenido tiempo para disparar un dardo a los socialistas cuando se justificaba sobre que los resultados han sido mucho peores que en 2011 y el PP ha perdido dos millones y medio de votos: “En el Gobierno se tiene más posibilidades de ser castigado, lo que ciertamente es complicado es lo que ha pasado al PSOE, que ha bajado en votos. Eso sí que requiere un mérito difícil de explicar”.