Rectificación de Santiago Royuela Samit

elDiario.es

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“Mi hermano murió en 1993. La primera entrada en prisión de mi padre tuvo lugar 5 años más tarde. La segunda, en 2008. Quince años son muchos años como para que el periodista, tras comentar la muerte de mi hermano, despache ambos acontecimientos con un simple ”después“, término que la RAE define como ”Detrás“ o ”a continuación“. Otro asunto es por qué a mi padre se le condenó de la forma tan descarada en que lo hicieron, sobre todo en la segunda de las ocasiones, donde el juez instructor no admitió las pruebas que llegaron vía diplomática y judicial desde Venezuela, avaladas no ya tan solo con la firma del magistrado que abrió allí una investigación sino por un extenso informe de la Interpol que culpabilizaba a quienes le juzgaron y condenaron en España, que eran los mismos a los que él había denunciado.

En otro párrafo del artículo se dice que los tribunales que han tenido acceso a las notas manuscritas que muestran el Expediente Royuela las han considerado “falsas e inveraces una y otra vez”. Notas atribuidas tanto al exfiscal José María Mena como al resto de sus colaboradores fueron en su día peritadas por tres acreditados profesionales en Madrid, Viena y Toulouse. ¿ Por qué en ninguno de los frentes judiciales abiertos se han valorador esos completísimos informes periciales? ¿Por qué la caligrafía de Mena es intocable en cualquier instancia judicial cuando existe plena constancia de que es suya? A su disposición tengo los informes mencionados.

En cuanto al párrafo que alude al “explosivo casero” que se colocó en marzo de 2001 en un concierto de Fermín Muguruza, cuando se habla de los “seis años a los que fui condenado por terrorismo”, lo que al final se convirtió en una sentencia por un delito de terrorismo, fue calificado en un principio como un simple “delito de faltas” por el fiscal personado en el procedimiento, habida que el artefacto (eminentemente “casero” como bien especifica el artículo) era un mero “petardo de humo”, como así lo reflejaba el informe pericial, incapaz de causar ningún daño físico a las personas que asistieron al concierto. 

Por último, decir que de “teorías conspirativas” tipo Quanon, nada de nada. Que en el “Expediente Royuela” estamos únicamente por la verdad que encierran las miles de notas manuscritas que poseemos, peritadas además por expertos y reconocidos profesionales pero cuya difusión, aceptación y tramitación representa un auténtico tabú para instancias policiales, judiciales y medios de comunicación“.