45 minutos sin polémicas políticas y partidistas con un nuevo llamamiento a la unidad por parte del rey en plena guerra de la oposición contra el Gobierno. Los poderes del Estado -a excepción de el lehendakari, Iñigo Urkullu, y los presidentes de Catalunya y Extremadura, Pere Aragonès y Guillermo Fernández Vara-, han homenajeado de nuevo a las víctimas de la COVID-19 y, especialmente, a los sanitarios fallecidos en servicio durante la pandemia, que han recibido la Gran Cruz del Mérito Civil. El jefe del Estado ha sido el encargado de entregar cuatro de esas medallas en presencia de 102 familias. “Sois un referente ético y social, y un motivo de esperanza para todos los ciudadanos”, ha expresado Felipe VI tras hacerle entrega de las medallas a título póstumo en señal de la “gratitud infinita” del país.
“La evolución de la pandemia nos recuerda constantemente que debemos seguir con las precauciones sanitarias y que la recuperación depende de todos. Pero también debemos tener confianza”, ha afirmado el rey, que se ha referido a como ejes de esa confianza a “los mejores valores que durante esta crisis han emergido en nuestra sociedad —solidaridad, generosidad, entrega—, y que se justifica igualmente en los continuos avances en la investigación científica y médica”. “Nadie debe permanecer indiferente”, ha dicho el monarca en un evento en el que estaban presentes todos los partidos, a excepción de Vox y los independentistas catalanes -sí estaba representado el PDeCAT-.
Felipe VI: “La unidad es fundamental”
El rey ha asegurado que la pandemia “ha puesto a prueba a todas las sociedades” y ha “marcado un antes y un después”. “Ha demostrado de un modo irrevocable lo necesaria que es la cooperación en todos los ámbitos de nuestra convivencia y que, frente a desafíos tan graves como este, la unidad es fundamental”, ha dicho como recado a los políticos.
“Y en este esfuerzo, nadie puede quedar al margen -ha dicho usando una expresión similar a la que usa el Gobierno de Pedro Sánchez de que ”nadie puede quedar atrás“-. Es tarea de todos seguir cuidándonos y protegiéndonos para poder dejar atrás cuanto antes estos tiempos tan difíciles”.
Que la “sociedad cuide a los cuidadores” es lo que ha pedido María Díaz Diñeiro, cirujana pediátrica que ha intervenido como representante de las familias de los sanitarios fallecidos. “Hoya estoy aquí porque mi padre ya no está, como ya no están hijos, hermanos parejas...”, ha recordado cuando las primeras lágrimas de los asistentes empezaban a aparecer. Además de la medalla para su padre, Joaquín Díaz Domínguez, la han recibido de manos del rey los familiares de Jesús Algaba, el médico más mayor fallecido a los 79 años en servicio, y de Pablo Riesgo, que, con 26 años, fue el sanitario más joven que ha muerto por el coronavirus. También la han recibido los familiares de la ginecóloga Nedialka Veleva, nacida en Bulgaria pero de nacionalidad española, que ejercía en una clínica privada. Tras las entregas se ha producido un minuto de silencio.
Pero la intención del Gobierno -que se estrenaba en este acto con su nueva composición y solo faltaba Fernando Grande-Marlaska, que tenía una cita con los ministros del Interior europeos- es que este homenaje mostrara también la “esperanza” de salida de la pandemia cuando queda una semana para que el 50% de la población esté vacunada, como ha recordado el conductor del acto, el periodista Fernando Ónega. Y la que ha puesto rostro a esa nueva realidad ha sido Araceli Hidalgo, que a sus 97 años fue la primera persona en recibir la vacuna en España el 27 de diciembre de 2020, un año después de que la COVID-19 apareciera en la ciudad china de Wuhan.
“Quiero mandar un mensaje a todos los grupos sanitarios de que vuestro trabajo y esfuerzo han salvado y están salvando muchas vidas y están salvando”, ha comenzado en su intervención, en la que también ha enviado un mensaje a la juventud, que es el sector de la población que queda por vacunar y en el que se están disparando ahora los contagios tras un año y medio de restricciones. “A los jóvenes les digo que respeten la pandemia”, ha expresado Hidalgo, que ha querido acordarse de sus compañeras y de los trabajadores de la residencia Los Olmos (Guadalajara) en la que vive.
Entre las intervenciones y la música de la orquesta de RTVE y el Orfeón Pamplonés, Moncloa ha proyectado un vídeo en el que pretendía mostrar las historias de superación que se han producido durante la peor pandemia que ha sufrido España en un siglo. Desde una joven que sacó un 13,96 en la EBAU hasta una mujer que estuvo a punto de fallecer, al igual que su bebé recién nacido, por culpa del coronavirus pasando por una abogada que decidió cambiar su profesión para ser pastelera porque era lo que le hacía feliz.
“Honremos en este día la memoria de quienes no sobrevivieron a este tiempo, conservando intacto lo que toda crisis nos desvela, individual y colectivamente. Sigamos construyendo en su ausencia, pero con su recuerdo, un país mejor para las próximas generaciones”, han sido las últimas palabras del rey en un acto emotivo en el que evitar el “olvido” de lo ocurrido ha sido el principal mensaje.