La incógnita sobre quién sería el próximo director del Instituto Andaluz de Flamenco (IAF), asunto que ha tenido entretenidos a los aficionados en las redes y comidillas durante seis meses, por fin se despejó este viernes. Y lo hizo –como no podía ser de otro modo– con controversia. Y no porque el agraciado con la fumata blanca, el veterano productor musical sevillano Ricardo Pachón, no cuente con el respeto del sector, sino por diversas circunstancias que siembran dudas sobre el rumbo que tomará el IAF, dependiente de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía, en lo que queda de legislatura.
Recapitulemos: el pasado mes de marzo, con la llegada al gobierno de la Junta de Andalucía del Partido Popular, se procedió a la destitución fulminante de la que había sido la directora del IAF durante los últimos años, la gaditana María de los Ángeles Carrasco. Desde entonces, el procedimiento para encontrar sustituto ha demorado seis meses, en los que los rumores sobre posibles candidatos, las valoraciones precoces y también las intrigas se han sucedido sin interrupción en un sector que parece alérgico a cualquier consenso, cuando no un verdadero avispero de filias y fobias, ambiciones e intereses que no siempre tienen que ver con el arte.
La lentitud del proceso de selección, con el verano de por medio, no hizo sino disparar los comentarios. Se habló de un lobby político-mediático-artístico que tendría como objeto imponer a la consejera Patricia del Pozo la figura de Cristóbal Ortega, quien fuera director de la Bienal de Flamenco y actualmente empleado en el ayuntamiento de Utrera. Una candidatura que el entonces poderoso secretario general de Innovación Cultural y Museos de la Junta, Fernando Francés, nunca vio con buenos ojos. Sin embargo, con la inesperada dimisión de éste en agosto pasado, y la entrada en el cargo de la sevillana Mar Sánchez Estrella –delegada de Cultura del ayuntamiento hispalense en el tiempo en que Ortega dirigió la Bienal– se abrían nuevas posibilidades en el tablero.
Camarón, Lole y Manuel, Veneno
Entre tanto, junto al nombre de Pachón y Ortega se iban sumando los de otros candidatos como el también productor Paco Ortega, la bailaora Anabel Veloso –que llegó a impugnar con éxito una de las valoraciones del concurso– y otros. Finalmente, y tras la renuncia de Ortega a continuar en la liza, la comisión técnica encargada de decidir se inclinó ayer por Pachón, al parecer el favorito de la consejera desde el primer momento, y si nadie alega o impugna en los plazos previstos, será nombrado oficialmente en los próximos días. ¿Respira aliviado el mundo del flamenco? Por supuesto que no.
Nacido en 1937, a sus 82 años nadie puede negar a Pachón el hecho de haber hecho historia en el flamenco. No solo como cerebro de discos legendarios como La leyenda del tiempo de Camarón, los tres primeros álbumes de Lole y Manuel o el debut de Veneno, sino también obras de Pata Negra, Tabletom, Silvio, Imán, Rocío Jurado, Diego Carrasco, Tomatito y un largo etcétera. Además, posee un archivo de grabaciones en vivo que está considerado como un tesoro indudable, y que en los últimos años ha venido digitalizando para la Junta de Andalucía a cambio de una cantidad anual sustanciosa.
Otra cosa, evidentemente, es si sabrá traducir esa potencia creativa y visionaria al ámbito de la gestión. Por lo que se deduce de sus primeras declaraciones, ni la avanzada edad, ni sus problemas de salud ni el golpe terrible de su reciente viudedad han hecho mella en sus ganas de ponerse al timón de una empresa como el IAF.
“Esta propuesta de nombramiento”, afirmaba ayer a Flamencoradio de Canal Sur, “llega después un largo proceso de selección, al que han concurrido dieciocho candidatos y candidatas por lo que no ha sido nada fácil. Ya antes estuve a punto de dirigir la Bienal de Sevilla hasta en tres ocasiones, pero nunca ocurrió porque las personas responsables consideraban que yo era muy gitanero. Así que para mi esta propuesta de nombramiento vendría a coronar una larguísima trayectoria en el mundo del Flamenco dado que me llega a mis 82 años de edad, la misma que tienen el Papa y Woody Allen que todavía hoy puede presumir de rodar una película al año”.
Queda por ver que las ganas vengan acompañadas por parte de la Junta de una dotación más generosa que hasta ahora, acorde con la defensa más o menos retórica que desde las instancias políticas se hace del flamenco. Cabe recordar que el IAF, que en los años de bonanza pre-crisis llegó a contar con cinco millones anuales de presupuesto, y que en la última gestión de María de los Ángeles Carrasco se había visto reducida a apenas un millón. Con esos números tendrá Pachón que hacer malabares si quiere mantener como hasta ahora el Ballet Flamenco de Andalucía, las líneas de ayuda a festivales (200.000 euros), producciones y giras (250.000), peñas (100.000), los convenios con las peñas plasmados en dos circuitos de 120.000 y 80.000 euros respectivamente, o el ciclo Flamenco viene del Sur (150.000), entre otros objetivos.
25 aniversario del ballet flamenco
Seguramente, deberá sacar a concurso la plaza de coordinador, vacía desde hace cinco años –Carrasco asumió simultáneamente el papel de directora y coordinadora por el mismo sueldo– para poner en marcha a una plantilla que lleva seis meses esperando instrucciones en la sede de la calle Santa Teresa. Tarea, desde luego, hay por delante. Además de las rutinas burocráticas propias del cargo (preparación de informes, preguntas parlamentarias, elaboración de propuestas, control financiero, adjudicación de presupuestos, contratos), Pachón tendrá la misión de decidir qué sucede con el Ballet Flamenco de Andalucía en su 25 aniversario, ya que de momento Cultura se ha limitado a prorrogar el contrato de los bailarines hasta diciembre. Y después, ¿qué? Asimismo, deberá afrontar el contencioso pendiente con las peñas, aprobar la ley de peñas, dirigiendo previamente los equipos de trabajo, presidir las comisiones de ayudas y concretar el proyecto del Museo del Flamenco de Jerez, entre otros desafíos.
Pero quizá la misión más difícil, por no decir imposible, sea pacificar al sector y obtener su beneplácito. Ya ayer mismo empezaban a alzarse voces en las redes sociales que negaban que fuera el candidato idóneo, cuando ni siquiera ha sido aún confirmado en el puesto. Fuentes del ámbito jondo afirman que su conocido gitanismo y su minusvaloración del flamenco hecho por payos no le servirá como la mejor tarjeta de presentación. La complejidad del sector, su división y la dificultad para hallar interlocutores válidos, ya sea en la rama profesional como en la artística, tampoco facilitan las cosas.
Por último, hay quien vaticina que los defensores de otras candidaturas estarán esperando cualquier tropiezo de Pachón para cobrarse la vendetta. Otros creen que habría sido más conveniente otorgarle un puesto de carácter honorífico, o en calidad de asesor, en lugar de una faena que exige plena forma y hacer muchos kilómetros a lo largo y ancho de la vieja Andalucía. Casi todos le deseaban ayer suerte y ánimo. Los necesitará.