El PSOE ha encontrado en el rechazo del PP a una reforma de la pensiones sustentada en el Pacto de Toledo y validada por Bruselas un nuevo motivo para confrontar “el modelo de país” de la derecha. En el comité federal de los socialistas celebrado este sábado para validar las candidaturas autonómicas y municipales de las elecciones de mayo, el presidente del Gobierno y secretario general ha arremetido contra el líder de la oposición, Alberto Núñez Feijóo, por “sincronizar con la gran patronal” cualquier avance en materia social, en referencia a las propias pensiones o a la subida del Salario Mínimo Profesional.
Pedro Sánchez ha presumido de “paz social” y de hacer las cosas de forma muy distinta a la derecha, a la que ha afeado el uso “del rodillo” parlamentario para “echar a la gente a la calle”. “Para la derecha las pensiones dignas son un lujo insostenible y para nosotros es un derecho irrenunciable” ha asegurado.
“Lo lógico sería que una derecha que se llama proeuropea apoyara una reforma trabajada de la mano de Bruselas. Pero les ha marcado el paso la gran patronal” ha dicho Sánchez durante su intervención en abierto al inicio de la reunión. “La derecha vuelve a retratarse y a quedarse sola. ¿Cuál es el plan de los que se oponen, volver a recortar las pensiones? Que hablen claro”, ha pedido.
El líder de los socialistas ha comparado la hoja de ruta económica de su Ejecutivo con la implementada en su día por los gobiernos del PP durante la gran recesión para concluir que, de gobernar, los de Feijóo volverán a aplicar las mismas recetas. “El programa del PP de 2023 es el mismo de 2013: recortar, recortar y recortar”, ha criticado Sánchez señalando que “la derecha económica, política y mediática no quiere que este país avance. No les gusta este gobierno progresista. Pero no nos equivoquemos, lo que no les gusta son las políticas que desarrolla este gobierno progresista”.
En su discurso, el presidente del Gobierno apenas ha hecho mención a la moción de censura a la que se someterá el próximo martes por iniciativa de Vox, aunque también ha señalado al líder de la oposición por lo que considera una clara connivencia de los populares con la ultraderecha para poder gobernar en muchos territorios.
“El proyecto de Feijóo pasa por reeditar gobiernos de coalición con la ultraderecha allá donde sumen”, ha asegurado para concluir que, en su opinión, los populares están hoy más cerca de Vox que en tiempos de Pablo Casado. “Las relaciones entre la derecha y la ultraderecha no son las mismas desde hace un año y por eso pasan del ‘no’ a la abstención en la moción. Y eso es pasar de la colisión en tiempos de Casado a la colusión en tiempos de Feijóo”, ha dicho.
Listas autonómicas y municipales
El cónclave de este sábado en la calle Ferraz tenía por objeto reunir al máximo órgano de dirección del partido entre congresos en plena cuenta atrás para las elecciones de mayo para validar las candidaturas autonómicas y municipales y para poner a punto la maquinaria de precampaña. Aunque a la cita faltaron varios líderes territoriales socialistas. No estuvo, por ejemplo, el president de la Generalitat de Valencia, Ximo Puig, en plena celebración de los actos institucionales de las Fallas. También aludieron a problemas de agenda la presidenta balear, Francina Armengol, y los presidentes de Aragón y Castilla-La Mancha, Javier Lambán y Emiliano García-Page, los dos últimos representantes de un sector crítico al sanchismo en vías de extinción desde hace años.
Entre las listas ratificadas este sábado por el comité federal está la de Madrid capital para las municipales del 28 de mayo. Y lo ha hecho por primera vez en la historia sin el aval previo de la Comisión Regional de Listas y del Comité Regional del PSM. La secretaria general del PSOE en la capital, la también Delegada del Gobierno Mercedes González, se había negado a ello después del enésimo choque interno.
La candidata a la alcaldía madrileña, la todavía ministra de Industria Reyes Maroto, frenó hace unas semanas la confección de la candidatura diseñada por Mercedes González para garantizarse el control político del futuro grupo parlamentario. Y Maroto lo hizo con el aval de Ferraz, quien le había encomendado la misión de arrebatarle al PP de Martínez Almeida el gobierno de la capital de España, imponiéndose así a la pugna interna por el control del próximo grupo municipal que lideraba la actual delegada del Gobierno.