El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha utilizado este miércoles la sesión de control al Ejecutivo en el Congreso de los Diputados para advertir tanto al PP como a Vox de que “ha fracasado” su “plan” de “utilizar el virus para hacer caer al Gobierno”. “Lo que han visto los españoles ha sido a una derecha [en alusión al PP] y a una ultraderecha [en referencia a Vox] haciendo frente común para descabalgar a un Gobierno elegido democráticamente. El resultado, un gran fracaso”, ha concluido. “El Gobierno está bien, gobierna y legisla”, ha zanjado Sánchez en respuesta a una pregunta del líder del PP, Pablo Casado.
Al presidente de los populares, Sánchez le ha dicho que ahora debe elegir “qué camino quiere tomar”. “El de la bronca o el de la unidad. Si elige la unidad aquí tiene al Gobierno, si elige bronca ahí tiene a la ultraderecha”, le ha espetado, en alusión a la formación que preside Santiago Abascal.
Casado, por su parte, ha querido hacer responsable a Sánchez del clima de crispación que vive la política española. Después de llevar todo el estado de alarma rechazando todas las medidas sociales y económicas adoptadas por el Gobierno frente a la crisis, atacando al Ejecutivo con múltiples descalificaciones, acusándole de “mentir” en las cifras de fallecidos o directamente reprochándole las muertes producidas por el coronavirus, el líder del PP ha asegurado este miércoles que si el Gobierno no acepta las propuestas de los populares “quedará claro” que es la izquierda la que “esparce el veneno de la confrontación”.
“Nosotros hemos dejado aquí el antídoto, de ustedes depende”, le ha dicho a Sánchez. Para Casado, el presidente del Gobierno “ha llegado a su vieja normalidad” que es “atacar a la oposición por hacerle oposición, mientras aplaude a la de Trump y Johnson por criticarles”. “Aquí, quien no alaba a Sánchez crispa”, ha recalcado.
El presidente del PP ha reprochado a Sánchez haber rechazado más de una docena de pactos que le ha ofrecido la derecha, “después de apoyar dos meses el estado de alarma, sin pedir nada a cambio y recibiendo todas las críticas e insultos de su bancada”, al tiempo que “mantenían la mesa de autodeterminación y negociaban con Bildu la derogación de la reforma laboral”. Cuando PSOE y Unidas Podemos pactaron con la izquierda abertzale, el PP ya se había descolado del apoyo al estado de alarma.
Bal pide aparcar “las batallas sectarias”
Tras el rifirrafe entre Sánchez y Casado, ha llegado el turno del portavoz de Ciudadanos, Edmundo Bal, que ha discurrido en un tono más calmado. Bal ha reclamado al presidente del Gobierno que “llame al orden” a algunos de los portavoces del PSOE y miembros del Gobierno porque, según ha explicado, es a él al que corresponde articular el “consenso” que se consigue “tendiendo la mano” a los demás.
“Quiero apelar a su responsabilidad como presidente para que aparque las batallas sectarias y partidistas”, ha expresado el diputado de Ciudadanos. “Seguro que podemos hacer más”, le ha respondido Sánchez antes de recopilar algunas de las iniciativas, así como el diálogo mantenido con las comunidades autónomas a través de los órganos territoriales. El presidente ha retomado una idea que propuso en el primer debate del estado de alarma en marzo: constituir una comisión de evaluación de la COVID-19 para que se analice la “carestía” de material o los déficits del sistema público de salud.
A continuación, la portavoz de EH Bildu en el Congreso, Mertxe Aizpurua, ha pedido a Sánchez que se comprometa con “claridad” a garantizar que en esta crisis no habrá recortes como en 2008. El presidente no ha contestado con la claridad que le reclamaba la diputada de la izquierda abertzale, a la que ha acusado de formular el debate en esos términos por encontrarse en época electoral.
Sánchez ha reiterado que el Gobierno trabaja por dar una respuesta “en positivo” e “inclusiva” en la que se deben poner en marcha “políticas anticíclicas” en la que habrá que endeudarse y “atajar” en el futuro “espoleando el crecimiento” a través de “justicia fiscal”. “Habrá políticas que se irán reduciendo como consecuencia de que haya un mayor crecimiento de empleo”, ha expresado a modo de ejemplo. También ha asegurado que durante la crisis del coronavirus se ha dado “una respuesta positiva con cambios que sabíamos que iban a venir”, como el teletrabajo o el ingreso mínimo vital.
Rifirrafe entre Calvo y Álvarez de Toledo
Más duro ha sido el enfrentamiento de la portavoz del PP en el Congreso, Cayetana Álvarez de Toledo, con la vicepresidenta primera del Gobierno, Carmen Calvo, a la que ha acusado de decir que “el PP apoya un golpe de Estado”. La semana pasada la vicepresidenta del Gobierno preguntó a Casado: “¿En qué andan? Cuénteselo a los españoles”. Para la portavoz conservadora, esa expresión de Calvo es una acusación de “conspiración” por parte del principal partido de la oposición y “un maligno bulo cuyo propósito es camuflar la responsabilidad del Gobierno en la muerte de miles y miles de españoles”.
“La pregunta no es en qué andamos nosotros sino en qué andan ustedes”, le ha espetado Álvarez de Toledo. “Andan legitimando a los golpistas mientras ultrajan a los demócratas”, ha rematado en referencia a los acuerdos del Gobierno con ERC o Bildu y a la posición de la Fiscalía, que ha rebajado la acusación contra el Major de los Mossos d'Esquadra, Josep Lluís Trapero.
Más allá de defender a Fernando Grande-Marlaska, después de que la portavoz del PP dijera que no entendía por qué sigue sentado en la bancada azul, la vicepresidenta ha evitado responder a Álvarez de Toledo sobre las supuestas acusaciones de querer un golpe de Estado, aunque le ha recordado que todos están “por debajo de la ley”.
Lo que sí le ha echado en cara es la “superioridad moral” que emite. Calvo, que ha asegurado que la pregunta inicial de la portavoz del PP era amplia en términos filosóficos, ha terminado: “Tómese un café conmigo con dos horas por delante, acéptelo”.