Era el primer cara a cara que celebraban Pedro Sánchez e Inés Arrimadas en el Congreso desde que la líder de Ciudadanos anunciara su decisión de votar 'no' a los Presupuestos Generales del Estado que aquel día acompañó con un sinfín de reproches al presidente del Gobierno y líder del PSOE por haber preferido “ir de la mano de Otegi y Junqueras” desdeñando la oferta “moderada y centrada” de su partido. Y el distanciamiento entre ambos dirigentes se notó este miércoles durante el debate sobre la situación sanitaria y los resultados de las dos cumbres europeas, que fueron los motivos por los que Sánchez había acudido a petición propia a rendir cuentas ante el Pleno. “Bájese del Falcon. Gobernar no es solo ir en Falcon”, reconvenía Arrimadas al presidente en una intervención plagada de críticas al Gobierno con el que hasta hace muy poco en el partido presumían de tener canales directos abiertos.
“Usted ha hablado de tregua política, moderación, y política útil. Estos han sido sus eslóganes desde que llegó al frente de Ciudadanos. Suenan francamente bien, el problema aparece cuando llega la hora de la verdad y nunca se materializan en el caso de Ciudadanos”, contestó Sánchez en su réplica a Arrimadas, a la que también afeó “el tono condescendiente que siempre destila” en sus intervenciones. “Su grupo tiene solo diez escaños y el PSOE 123 –le recordó– pero usted viene aquí y pontifica, dice lo que tenemos que hacer y dice que no somos humildes. Humildad toda por parte del Gobierno de España”, añadió el Jefe del Ejecutivo.
La presidenta de Ciudadanos encajó mal los reproches pese a que momentos antes, en su primer turno de palabra, ella también había lanzado a Sánchez no pocas críticas, no solo por la gestión del Gobierno para encarar esta segunda ola de pandemia sino también por el papel que ha jugado en Europa ya que cree que ha puesto en peligro los fondos europeos “por sus cacicadas de repartirse los jueces”. Su argumento, muy en consonancia con el que suele utilizar Pablo Casado, es que todavía sigue vigente la cláusula que vincula la adjudicación de estas ayudas al respeto a los principios del estado de derecho, algo que no es exacto. La Comisión Europea únicamente ha instado a España a “reducir la influencia del poder Legislativo o Ejecutivo sobre el Judicial” con el fin de reforzar la independencia de este último poder.
En un tono tranquilo pero con algunas frases que recordaban más al estilo utilizado tiempo atrás de su antecesor, Albert Rivera, Arrimadas mostró su malestar por la alusión de Sánchez a sus diez únicos diputados, cuando en abril de 2019 lograron 57 actas parlamentarias. Y le echó en cara que “trate mejor al partido de Otegi” que tiene cinco, que a ellos, o a Coalición Canaria. “Usted hace la pelota a Bildu”, sentenció con enfado la líder de Ciudadanos.
En su intervención tampoco dejó a un lado las críticas a la gestión de la pandemia. Pidió al presidente “un poquito más de prudencia” y no dar “una falsa sensación de seguridad” sobre la preocupante evolución de los rebrotes de la COVID-19 a las puertas de la Navidad, momento que aprovechó para deslizar que le daba “envidia sana” escuchar a otros líderes europeos, como la alemana Angela Merkel o al presidente francés Emmanuel Macron, hablar “con claridad” a los ciudadanos de los riesgos que existen todavía de contagio.
Durante su discurso de menos de media hora Arrimadas continuó desgranado lo que cree que Sánchez está haciendo mal: desde la ausencia de un Plan Nacional de Vacunación, o el trabajo de los expertos, a la tardanza en autorizar a las farmacias la posibilidad de hacer test y dotar a las comunidades autónomas de un plan de contingencia para tal fin. Una intervención que contrasta con la actitud de “mano tendida” que ha mantenido hasta hace escasas semanas con el Gobierno y con el propio Sánchez, con el que Arrimadas incluso ha negociado personalmente muchas de las medidas de los estados de alarma.
Una vez conocido el proyecto de Presupuestos Generales del Estado, la líder de Ciudadanos también se abrió a pactarlos. Como muestra de su “buena voluntad” en esa nueva etapa, su grupo no presentó enmienda a la totalidad de las cuentas y votó en contra de las presentadas por el PP y Vox en el Congreso. Además, pese a saber que era imposible mantener el veto a ERC y a Bildu, socios prioritarios para Unidas Podemos, los de Arrimadas se comprometieron a seguir intentando “hasta el final” que Sánchez cerrara con su partido las cuentas.
La ruptura se escenificó finalmente el 26 de noviembre, antes siquiera de que el proyecto llegara al Pleno, y momentos después de ver rechazadas todas sus enmiendas en la Comisión de Presupuestos, motivo por el que Ciudadanos justificó su votó en contra del dictamen elaborado por este órgano. Arrimadas, que llevaba varias semanas soportando mucha presión por su giro estratégico frente al PSOE, compareció en el Congreso para anunciar personalmente la decisión de su partido de votar 'no' a los PGE. “Sanchez ha preferido coger la mano de Otegi y Junqueras”, lamentó como si le cogiera de sorpresa.
Pero el relato para la ruptura ya lo tenían preparando. La cúpula del partido había dado orden de no tirar la toalla y continuar lanzando propuestas para que luego no se les pudiera reprochar que se negaron a sentarse con el Gobierno, como ocurrió con Rivera entre las elecciones de abril de 2019 y la definitiva repetición de noviembre. Para justificar su empeño, los dirigentes de Ciudadanos elevaron el listón de sus exigencias y llegaron a condicionar su 'sí' a las cuentas a que el Gobierno rechazara por escrito un referéndum en Catalunya o a que diera marcha atrás en la enmienda pactada por PSOE y ERC para retirar el concepto “vehicular” respecto al castellano en la ley de educación. Dos condiciones que sabían inasumibles para el Gobierno.
Lo cierto es que la relación de Arrimadas con Sánchez se había ido enfriando a medida que veía que era una misión imposible ganar el órdago de “o ellos –en alusión a ERC y Bildu– o nosotros”. Tras su portazo, el Gobierno dio por finiquitado el acercamiento a Ciudadanos. “Es definitivo”, reconocieron fuentes gubernamentales a elDiario.es, que mostraron su decepción por el hecho de que la líder de Ciudadanos ni siquiera optara por una abstención a los PGE después de tantas horas de trabajo en común entre los equipos negociadores.
Pese a todo, en Moncloa entienden que el portazo es para las cuentas públicas, por lo que no descartan mantener los cauces de comunicación abiertos y poder alcanzar futuros entendimientos. No obstante, de momento Sánchez mantiene la entente de la investidura, que se ha reforzado precisamente con la aprobación de la presupuestos, una mayoría en la que los socialistas son conscientes que va a descansar buena parte de la legislatura. En una entrevista en elDiario.es, la número dos del PSOE, Adriana Lastra, admitía que formaciones como ERC son las que terminan apoyando al Gobierno en el “día a día” del Congreso. “A pesar de la voluntad destructora de algunos, hemos conseguido activar la pluralidad de esta Cámara en una dirección constructiva como respuesta a la emergencia que vivimos –expresó Sánchez este miércoles–. Nos quedan enormes desafíos por delante, y toda una legislatura para abordarlos. Una legislatura que será larga y fructífera precisamente por la capacidad de fuerzas muy distintas para compartir el deseo unánime de sacar adelante al país”. Desde el Gobierno, han redoblado, además, los ataques a Ciudadanos por sus gobiernos autonómicos con el PP y el apoyo de Vox. La vicepresidenta primera, Carmen Calvo, llegó a decir que la Junta de Andalucía –con un bipartito de PP y Ciudadanos– “hace xenofobia”.
También Arrimadas y su segundo, Edmundo Bal, llevan varias semanas elevando el tono contra el Gobierno, ya sea por la reforma que quiere acometer sobre el CGPJ, que consieran una “cacicada”, o por su política migratoria, por la que han pedido la cabeza del ministro Grande Marlaska. En sus últimas entrevistas la líder de Ciudadanos no supo decir cuándo fue la última vez que habló personalmente con Sánchez aunque de puertas afuera asegura que sus relaciones siguen siendo “cordiales”.
La líder de Ciudadanos, no obstante, no deja de recordar que ellos “han cumplido con lo que prometimos a los ciudadanos”. Por un lado, impedir “locuras podemitas” como “las subidas de impuestos a la enseñanza concertada o a la sanidad privada; la del IRPF a la clase media y la del Impuesto de Sociedades”, entre otras cosas que se atribuyen. Y, por otro lado, forzar a Sánchez a que se “retratase” y los españoles vieran que ha preferido pactar con “extremistas y radicales” antes que con un partido “liberal, de centro y moderado”.
Este miércoles en el Pleno quedó certificado que ha quedado atrás la etapa casi idílica que había entre Sánchez y Arrimadas. Pese a todo, los dirigentes de Ciudadanos insisten en que “por responsabilidad” seguirán demostrando que son un partido “útil” que “pone por encima de todo los intereses de los ciudadanos”.
“Vamos a seguir peleando para que el Gobierno ponga en marcha algunas de las 'medidas naranjas' que se han quedado fuera de los PGE”, para paliar los efectos de los rebrotes de la COVID, afirman, poniendo como ejemplo las ayudas directas para Pymes y autónomos afectados por la crisis; o para asegurar ingresos a los trabajadores que tengan que quedarse en casa para cuidar a sus hijos en caso de cuarentena por la pandemia. Desde el Gobierno, sin embargo, no dudarán en situar a Ciudadanos de nuevo junto al PP y la extrema derecha de Vox, en esa foto de la que desde que Arrimadas lidera Ciudadanos han intentado huir.