La “nueva normalidad” trae consigo la vuelta de las Conferencias de Presidentes presenciales. Pero la forma en la que regresa este órgano, que reúne a los jefes de los ejecutivos central y autonómicos, es la prueba de que poco tiene que ver con la normalidad que se vivía antes de la pandemia. La última vez que se celebró en vivo y en directo fue en 2017 con Mariano Rajoy en la Moncloa. Después vino la moción de censura; los Presupuestos fallidos y la doble cita electoral de 2019; y la irrupción del coronavirus. Precisamente la salida de las crisis sanitaria, económica y social que asuelan hoy España y buena parte del mundo centrará la cita de este viernes en San Millán de la Cogolla (La Rioja), y a la que no iban a acudir, por primera vez, dos de los invitados: el presidente de la Generalitat de Catalunya, Quim Torra, y el lehendakari, Iñigo Urkullu. A primera hora de esta mañana, la Moncloa ha confirmado que el presidente vasco sí asistirá, tras alcanzar un acuerdo de última hora.
La ausencia de Torra, y el tira y afloja con Urkullu, deslucirá un encuentro que, en cualquier caso, guardará poca relación con los que le han precedido en el tiempo. Para empezar, será la decimoquinta conferencia que presida Pedro Sánchez. Hasta su llegada al Gobierno se habían producido apenas seis reuniones desde que José Luis Rodríguez Zapatero las pusiera en marcha en 2004. La epidemia llevó a Sánchez a convocar reuniones semanales telemáticas de este órgano de máximo nivel político de cooperación entre el Gobierno y las Comunidades Autónomas. Y su intención, tal y como ha anunciado el Gobierno esta semana, es que en adelante tengan una periodicidad mensual. La próxima ya está prevista para agosto y tendrá como principal asunto a debatir los protocolos para la reapertura segura de todo el sistema educativo en sus diferentes niveles.
Otra prueba de que la nueva normalidad tiene poco que ver con la anterior es que el líder de la oposición, Pablo Casado, ha convocado en la noche del jueves a los presidentes autonómicos del PP a una reunión previa de la conferencia del viernes. Una circunstancia que no se había producido antes. Además, junto a Sánchez acudirán los cuatro vicepresidentes del Gobierno, otra novedad.
Sí se producirá la ya tradicional recepción real. Felipe VI presidirá la apertura de la Conferencia, según anunció el miércoles la Casa Real. Un gesto que evita cualquier tentación de que el plante de los líderes autonómicos, poco contentos tanto con el fondo como con la forma de la cita, vaya más allá de los anunciados por Torra y Urkullu. Buena parte de los dirigentes territoriales creen poco útil la reunión presencial, un 31 de julio y con la situación sanitaria actual. Además, el plan del Gobierno es que cada uno haga una intervención de apena cinco minutos. Insuficiente, creen algunos consultados por elDiario.es, para exponer todas sus inquietudes y cuestiones.
El jefe del Estado ha concluido esta misma semana una gira junto a su esposa en la que ha visitado todas las comunidades autónomas españolas. La foto de familia junto al jefe del Ejecutivo y los presidentes autonómicos servirán de cierre a un periplo con el que ha intentado mostrar cercanía con una sociedad que sufre desde marzo una realidad casi distópica en mitad de la cual, además, han visto la luz algunos de las escandalosas actuaciones de su padre, Juan Carlos I, tanto durante su reinado como tras su abdicación en su hijo.
La reunión se celebrará en el Refectorio Mayor del Monasterio de Yuso. Y hasta ahí la información oficial que existe sobre el cónclave. El orden del día no está claro, más allá de que se abordarán tanto los brotes de la epidemia que se están produciendo por buena parte del territorio nacional como la llegada y reparto de los 140.000 millones del fondo de reconstrucción de la Unión Europa.
Esa es otra de las principales quejas de los máximos dirigentes autonómicos, muchos de los cuales acuden a la cita casi arrastras. La presidenta de Madrid, Isabel Díaz-Ayuso, reclamó que fuera telemática y amagó con no asistir, aunque al final sí irá. No lo hará Torra, después de que Urkullu al final sí acuda.
El president catalán ha exigido una reunión telemática “de presidente a presidente” para tratar las demandas pendientes y el plan de reactivación de Catalunya. Torra dio la legislatura por acabada y anunció elecciones cuando se supo que el Govern iba a lograr aprobar los Presupuestos para 2020 en el Parlament. Inmediatamente, subió el precio de los Presupuestos Generales del Estado.
Desde entonces, pandemia mediante, las relaciones entre el Gobierno central y ERC, el socio parlamentario más voluble de los que tiene la coalición de PSOE y Unidas Podemos, han pasado por momentos muy complicados y ha abierto la puerta a que Ciudadanos juegue un papel mucho más importante de lo que sus 10 diputados les podían hacer pensar en enero. La lucha táctica electoral entre ERC y Junts per Catalunya, y la interna una vez que el partido de Carles Puigdemont se ha lanzado como tal, marca las decisiones en la comunidad. Torra, además, ha dicho que no quiere “blanquear” a Felipe VI con su presencia.
Pedro Sánchez remitió una carta a Torra esta semana para que reconsiderara su posición, sin ningún éxito. Tampoco lo ha tenido que el lehendakari. Iñigo Urkullu tiene una petición muy concreta: que se señale una fecha para una reunión de la Comisión Mixta del Concierto, en la que se debe fijar la capacidad de endeudamiento y el nivel de déficit de Euskadi. Este viernes por la mañana, fuentes de Presidencia del Gobierno aseguraban que se acababa “de alcanzarse un acuerdo sobre la senda de déficit y capacidad de endeudamiento de las instituciones vascas, incluidas las diputaciones forales” que se “sustanciará en la Comisión Mixta de Concierto Económico”.
Algunos de los presidentes que sí acudirán a la cita han planteado en las últimas horas la posición que llevarán a la conferencia. Todos exigen tener cuanto antes la estimación de lo que percibirán del dinero de la UE, para hacer sus planes de reconstrucción. Pero no es tan sencillo, como ha explicado el presidente de Extremadura. Guillermo Fernández Vara, quien ha reconocido que es muy difícil que se establezca ya el reparto de los 140.000 millones de euros que llegarán en los próximos años porque es inviable que las comunidades presenten ya los proyectos que recibirán dichos fondos.
Pese a esto, desde Catalunya Torra ya ha reclamado 30.000 millones de euros, un 25% del total. No han sido los únicos en exponer sus reivindicaciones. Andalucía, por su parte, aspira a que el reparto tenga en cuenta aspectos como a renta, el desempleo o la población. Otras autonomías como Cantabria, Galicia o la Comunidad de Madrid
Pero antes que ese fondo el Gobierno y las comunidades deben zanjar cómo se reparten los 16.000 millones del fondo no reembolsable que el Gobierno ha puesto a su disposición para hacer frente a los efectos de la pandemia. Madrid es la que más ha celebrado la recepción de los 1.495 millones correspondientes al desbloqueo del primer tramo de 6.000 millones. Pese a ser la segunda más beneficiada, Catalunya considera que sus 1.246 millones son insuficientes porque el cálculo de su agujero es mucho mayor. La distribución de los fondos –a partir de criterios como población protegida, ingresos en UCI, pacientes ingresados o PCR realizadas– no ha convencido a algunas comunidades, como Andalucía, Galicia, Cantabria, Castilla-La Mancha, Murcia, Baleares o Aragón.
El presidente de Aragón, Javier Lambán, sí ha dicho que planteará que se pueda aumentar el objetivo de déficit que el Gobierno da a los ejecutivos autonómicos para poder acometer los gastos que exige la lucha contra la pandemia. En el mismo sentido se ha pronunciado el presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo. En declaraciones recogidas por Europa Press, ha lamentado que las comunidades desconocen “la regla de gasto y la previsión de déficit público” por lo que “todas las cuentas públicas, locales y provinciales están bloqueadas por falta de conocimiento de las magnitudes macroeconómicas”.
La lucha contra la epidemia centrará también buena parte de la reunión. El presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García Page, ha planteado profundizar en la coordinación entre regiones y que el volcado de datos que hace cada comunidad autónoma, responsables del conteo de casos, sea mas homogéneo. Feijóo o el presidente andaluz, Juan Manuel Moreno, también ha pedido mayor coordinación entre las comunidades tras la gestión asimétrica de las últimas semanas a la hora de imponer nuevas medidas que eviten, o apacigüen, el regreso de la pandemia.