El Parlamento Europeo es una cámara legislativa como el Parlamento español. Tiene la labor de fiscalizar a los gobiernos –en su caso a la Comisión Europea pero en el fondo también a todos los gobiernos europeos–, intenta ser relevante y choca con la realidad de que casi nunca puede obligar al poder ejecutivo a hacer algo que no quiera. Al mismo tiempo, es la correa de transmisión de los partidos que lo controlan y eso ofrece un amplio margen para ayudar a los tuyos para hacer la vida imposible a los otros. Pero debería intentar no hacer el ridículo, que es lo que le ha ocurrido a la delegación que ha visitado Madrid esta semana para examinar el uso de los fondos europeos por el Gobierno español.
La jefa de esa misión es la europarlamentaria alemana Monika Hohlmeier, diputada de la CSU de Baviera, aliada tradicional de la CDU y miembro del Partido Popular Europeo. Hohlmeier había decidido asumir el discurso del PP español y hacer oposición desde Bruselas al Gobierno de Pedro Sánchez. “Lo peor de todo es que seguimos sin saber qué se ha hecho con el dinero”, dijo en enero en una entrevista en ABC. Hacía estas declaraciones mientras la Comisión Europea se mostraba muy satisfecha con el uso de los fondos europeos en España y no dejaba de enviar los tramos de financiación previstos en cada momento.
El dinero seguía llegando a España y, según Hohlmeier, no se sabía qué se estaba haciendo con él. Suena preocupante, ¿no?
Un mes después de esa entrevista, Hohlmeier se ha plantado en España para enterarse de eso que le intrigaba tanto. Además de verse con miembros del Gobierno, organiza reuniones con siete patronales españolas –parece que no era suficiente hacerlo con la CEOE y la Cepyme– y un sindicato. Por insistencia del Gobierno, acepta visitar una empresa que ha recibido fondos de la UE. Este miércoles, ha celebrado una rueda de prensa con la que hacer balance de sus pesquisas.
En estos casos, los periodistas suelen decir que la montaña ha parido un ratón. En este caso, no pasa de ser un insecto muy pequeño que casi no se mueve. Después de su reciente alarmismo, el veredicto resulta bastante escuálido. Las sospechas de fraude se han quedado en nada. “Si nos comentan si hemos visto un caso de fraude o infracción, no”, ha contado Hohlmeier.
Era mucho pedir que en menos de tres días encontraran indicios de malversación o negligencia. Ni siquiera han hallado algo que pueda suponer una infracción de las normas europeas. Nada. Rien. Nichts. Nothing.
La delegación se ha limitado a solicitar que se mejore el acceso público a las cifras de la entrega de los fondos europeos. Es difícil cuestionar esa recomendación, porque en España no se puede decir que las administraciones coticen muy alto en la escala de transparencia. “Muchos de los datos están a disposición de los usuarios, pero es difícil encontrarlos”, ha dicho la eurodiputada alemana. Si la visita es útil para que la labor de fiscalización del uso de los fondos sea más efectiva, al menos habrá servido de algo.
Sobre el sistema de información que utiliza el Ministerio de Hacienda, la delegación ha admitido que funciona, aunque con retrasos. “El sistema ha tardado un cierto tiempo pero ayer estuvimos en el Ministerio de Hacienda y nos hemos podido convencer de su operabilidad”. Por tanto, es real y la diputada podrá consultarlo desde Bruselas sin necesidad de coger un avión. Con este panorama, no es fácil justificar la alarma que había creado Hohlmeier con sus declaraciones anteriores y que el PP había celebrado.
Eso no ha impedido que los titulares que ya estaban previstos hayan terminado por aparecer. “La misión europea abronca al Gobierno por falta de transparencia”, ha titulado ABC con un uso del verbo 'abroncar' que tiene poco que ver con las opiniones expresadas ahora por la presidenta de la Comisión de Control Presupuestario.
“La misión del Parlamento Europeo concluye que aún ignora cómo ejecuta España los fondos”, ha destacado El Mundo. Este artículo está firmado por el mismo periodista que lleva meses anunciando que España se puede quedar sin los fondos europeos. “España afronta una congelación de fondos europeos al incumplir el sistema de control del reparto prometido a la UE”, dio por hecho en octubre de 2022.
La realidad se ha empeñado en desmentirle. La semana pasada, la Comisión Europea desbloqueó el último tramo de los fondos por un montante de 6.000 millones de euros, que hay que sumar a los 31.000 millones ya recibidos. Todo este dinero está condicionado, como sabe todo el mundo, al control efectivo de ese gasto y a la adopción de unas reformas que deben cumplirse.
La prensa de derechas ha intentado relacionar esta visita con la reforma del delito de malversación. Se nota que Hohlmeier no tenía mucha información previa sobre el tema. Tampoco estaba interesada en ampliarla porque no pidió cita en el Ministerio de Justicia. Sí ha reclamado “tolerancia cero” con la corrupción, que es lo menos que puede decir. No hay ningún diputado o ministro que se atreva a afirmar que aceptaría un poco de corrupción o una tolerancia de cuatro sobre diez.
Hohlmeier pasó un poco por encima de sus exigencias sobre la tolerancia cero cuando intervino en favor de una amiga de la infancia, Andrea Tandler, para facilitarle la venta de mascarillas a instituciones de Alemania en los momentos de la pandemia con mayor necesidad de material sanitario. Tandler, hija de un dirigente histórico de la CDU, obtuvo unos beneficios espectaculares de 48 millones de euros. Hoy se encuentra en prisión acusada de delitos fiscales.
Para terminar de confirmar que la visita sólo era una forma de echar una mano a sus socios ideológicos en España, la eurodiputada ha zanjado la discusión sobre el ritmo de recepción de las ayudas: “No hay perspectiva de cortarle el grifo del dinero a España”, ha dicho. Es normal que diga eso, ya que la responsabilidad de una medida tan grave sólo podría recaer en la Comisión Europea y en el Consejo Europeo. Ninguna de esas dos instituciones está muy preocupada por lo que pueda hacer Hohlmeier.
Ella sigue con su plan. En público, no se mostró beligerante con el Gobierno. El ataque lo reservó para una entrevista con El Mundo, que se publica este jueves, precisamente con el mismo periodista que lleva tiempo anunciando un fracaso español que no se ha producido. “Me preocupa dar a España fondos millonarios mientras se rebaja la malversación”, dice Hohlmeier. El discurso oficial del Partido Popular como si lo hubieran fotocopiado en la sede de Génova.
La historia viene de antes. En la entrevista con ABC de enero, le comentaron la reforma del delito de malversación en España. “Estoy realmente muy, muy asombrada con esto que me cuenta –respondió–. ¿Se trata de una ley nacional de verdad?”. Habrá gente que también se quede muy, muy asombrada por el protagonismo de Hohlmeier, los que pensaban que la política de Alemania contaba con protagonistas de un nivel superior al de España.
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