En septiembre de 2014 dos mujeres estaban en un piso de Barcelona bebiendo cerveza con varios hombres. A lo largo de la noche las dos perdieron el control sobre su cuerpo y se quedaron “paralizadas y sin fuerza”, momento en que al menos tres de los hombres las llevaron a las habitaciones, las desnudaron y abusaron sexualmente de ellas: les habían metido metoxetamina en la cerveza cuando no miraban. El Tribunal Supremo acaba de imponer condenas de seis años y 11 meses de cárcel a dos de ellos y una pena de dos años y cinco meses al tercer acusado por este caso de sumisión química. La sentencia describe cómo las víctimas “no pudieron hacer nada por evitarlo”.
Los hechos, según la resolución a la que ha tenido acceso elDiario.es, ocurrieron en un piso de la capital catalana hace ahora ocho años. Las dos víctimas estaban en una casa con varios hombres, dos de los cuales están en búsqueda y captura, cuando uno de ellos les metió metoxetamina en la cerveza sin que se dieran cuenta.
Esta droga, un derivado de la ketamina que irrumpió en España hace una década, no tardó en hacer efecto y las dos mujeres quedaron “paralizadas y sin fuerza”. Una de ellas relató que se quedó dormida y la otra que siguió consciente pero sin poder moverse o resistirse ante lo que iba a pasar después: fueron llevadas a las habitaciones, desnudadas y los tres abusaron sexualmente de ellas.
El desarrollo de una investigación de un caso de sumisión química depende de la rapidez con la que las víctimas sean analizadas por médicos para detectar las sustancias, y en este caso fue posible porque buscaron rápidamente el auxilio de la Policía y se sometieron ese mismo día a un análisis de orina. Los profesionales del Hospital Clínico y del Instituto de Medicina Legal de Catalunya certificaron la presencia de la metoxetamina en su organismo, la misma sustancia que los agentes encontraron en la nevera de la casa de los acusados durante el registro.
Los tres acusados, que fueron juzgados mientras otros dos sospechosos permanecen en paradero desconocido, fueron cambiando su versión a lo largo del proceso hasta afirmar que todo había sido consentido. Los jueces, sin embargo, avalan la versión de las víctimas, apoyadas por las declaraciones de los policías que acudieron a su auxilio nada más salir de la casa: estaban “tiradas en el suelo”, con apariencia de estar “drogadas”, una de ellas lloraba con “las pupilas muy dilatadas” y otra, añadió el policía ante la Justicia, “estaba paralizada y como zombi”.
La Audiencia de Barcelona consideró culpables a los tres de la versión del delito de abusos sexuales pensada específicamente para casos de sumisión química e impuso siete años de cárcel a dos de ellos y dos años y medio a un tercero que practicó tocamientos a una de las víctimas. Ahora el Tribunal Supremo ha rebajado en un mes sus condenas aplicando una atenuante de dilaciones indebidas por los más de seis años que se alargó el proceso de instrucción.
“No pudieron hacer nada por evitarlo”
Los hechos probados de esta sentencia firme reflejan cómo fue el plan de los abusadores: “Las invitaron a beber cerveza con la que habían mezclado metoxetamina y que ellas consumieron ignorando la presencia de dicha droga en la bebida”, explica la resolución. También destaca que ellas “no pudieron hacer nada por evitarlo” por los efectos de la sustancia.
El Tribunal Supremo, con Pablo Llarena como ponente, avala la versión de las víctimas frente al relato exculpatorio de los abusadores, que “ha sido variable a lo largo de la causa y se ha ido adaptando” a la aparición de distintas pruebas. Uno de ellos, por ejemplo, pasó de decir que había mantenido relaciones sexuales con una víctima a reconocer que había sido con las dos una vez apareció material genético que le comprometía.
Su versión, dice Llarena, “no es real y que se modula por un claro interés exculpatorio” frente a la declaración constante de las víctimas y los policías y forenses que atendieron a las jóvenes. La forense y la ginecóloga afirmaron que “estaban claramente bajo los efectos de la droga” y que los análisis de orina y de sangre certificaron que habían sido víctimas de la sumisión química. La Policía encontró en la nevera del piso más de cinco gramos de metoxetamina mezclada con fenacetina, un analgésico prohibido en España que se usa como adulterante.
El Tribunal Supremo contesta negativamente a los argumentos de los tres abusadores e incluso se plantea la posibilidad de que una víctima de sumisión química tome voluntariamente la droga o sustancia para concluir que eso en ningún caso avala los abusos sexuales. Eso “no excluiría” que fueran condenados por abusos ya que las víctimas “estaban privadas de toda posibilidad” para consentir.
En este caso, la droga se les suministró “de manera furtiva y para lograr abusar sexualmente de ellas”, dice el Supremo. La sustancia que les suministraron, añade, es “un potente anestésico” cuyo consumo, zanja el Supremo, es “incompatible con cualquier finalidad lúdica que quiera buscarse con su ingesta”.
Los jueces solo aceptan reducir en un mes sus condenas de cárcel, lo que no evita que ninguno de los tres tenga que cumplir condena entre rejas, por los seis años que el proceso tardó en llegar a juicio. El Supremo entiende que no es un retraso suficiente como para rebajar de manera sustancial sus condenas, teniendo en cuenta que dos de los cinco acusados están en paradero desconocido y no han podido ser juzgados, pero sí concede que la causa se podría haber tramitado más rápido.