El Supremo reabre la guerra de Hacienda contra el magnate del acero y anula su absolución de fraude fiscal

Alberto Pozas

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El magnate español del acero tendrá que volver a pasar por el banquillo de los acusados. El Tribunal Supremo ha anulado una de las dos absoluciones del empresario José María Aristrain por el fraude fiscal masivo que le atribuyen tanto Hacienda como la Fiscalía y ha ordenado que vuelva a ser juzgado por los tribunales madrileños, una causa en la que se enfrentó a penas de hasta 60 años de cárcel por un fraude de más de 200 millones de euros, considerado el mayor de España en haber sido llevado a juicio.

Aristrain, una de las 25 mayores fortunas de España, fue llevado ante la Justicia por Hacienda y la Fiscalía acusado de defraudar más de 200 millones de euros en la gestión de su imperio del acero. Un fraude que, según las acusaciones, llegó a los 211 millones a las arcas públicas repartidos entre los impuestos que no pagó por sus dividendos (131,9 millones), el IRPF (7,1 millones) y el Impuesto de Patrimonio (2,8 millones) y, finalmente, los 69 millones que tampoco abonó una de sus empresas por el Impuesto de Sociedades.

La Fiscalía acusó al magnate de haber puesto en marcha un “montaje puramente artificial” para pagar menos impuesto y pidió 60 años de cárcel para él, pero la Audiencia Provincial de Madrid optó por absolverle. uno de los motivos fue que una de las acusaciones más abultadas, la de los 69 millones de euros que una de sus empresas debía por el Impuesto de Sociedades, había prescrito. Pero también entendieron que había sido residente fiscal en Suiza y que pasaba temporadas en España por debajo del mínimo legal de 183 días al año exigido para tener que rendir cuentas ante Hacienda.

El Tribunal Supremo ha ordenado ahora que el juicio por el mayor fraude fiscal de la historia de España se repita porque la Audiencia de Madrid no motivó lo suficiente su sentencia absolutoria. “Se exigía un mayor esfuerzo argumental del tribunal ante las alegaciones expuestas por las acusaciones”, dicen los jueces. Sobre todo en torno a una de las claves del caso: que España pudiera ser considerada “el núcleo principal o la base de sus actividades o intereses económicos”.

La segunda absolución de Aristrain

Esta es la causa más voluminosa a la que se enfrentó el magnate del acero, pero no la única. También salió airoso de una acusación de hasta cuatro años de cárcel por parte de la Fiscalía por supuestas irregularidades a la hora de comprar un piso. El Ministerio Público le acusaba de maniobrar de forma ilegal para evitar perder un inmueble en Madrid de casi 2.000 metros cuadrados. En ese caso, la Audiencia de Madrid entendió que no había pruebas de que Aristrain actuara de forma “fraudulenta”.

En el caso del fraude de más de 200 millones de euros, la Abogacía del Estado entendía que Aristrain “simuló la residencia fiscal” de una de sus sociedades en Luxemburgo entre 2005 y 2008, “cuando en realidad se encontraba en España por estar aquí la sede de su dirección efectiva”. En representación de Hacienda, acusó a la Audiencia de Madrid de hacer una “valoración sesgada” de las pruebas para “llegar a la decisión absolutoria”.

El Supremo da la razón a la Fiscalía y a la Abogacía del Estado: “Era preciso un complemento de la motivación de la sentencia más detallado y exhaustivo” para llegar a la absolución.