Un juzgado madrileño ha concedido a Jaime Botín la suspensión de la pena de prisión a tres años de cárcel a la que fue condenado por sacar de España el cuadro 'Cabeza de una mujer joven' de Picasso debido a la enfermedad grave que padece, “con padecimientos incurables”.
El Juzgado de lo Penal número 28 de Madrid, de Ejecutoria Penal, ha adoptado esta decisión tras la evaluación efectuada por el médico forense adscrito al juzgado, ha informado el Tribunal Superior de Justicia de Madrid este lunes.
Jaime Botín fue condenado a tres años de cárcel por la comisión de un delito contra el patrimonio histórico por sacar de España, pese a la prohibición expresa del Ministerio de Cultura, el cuadro Cabeza de mujer joven, un Picasso de 1906, valorado en 26,2 millones. En septiembre de este año, el expresidente de Bankinter abonó la multa de 91,7 millones de euros que le impuso la Justicia por un delito de contrabando junto a la pena de prisión.
El juzgado número 27 de Madrid condenó a Botín en enero de 2020 a 18 meses de prisión y una multa de 52,4 millones, aunque un mes después, en una modificación de la sentencia, elevó la pena a tres años de prisión y la citada cantidad. El hermano del fallecido Emilio Botín alegaba desde entonces su edad (85 años) para ser destinado a un Centro de Inserción Social (CIS) y no a la cárcel.
El empresario defendió siempre que no hizo contrabando pues el cuadro “fue pintado en el extranjero” y allí habría tenido “su domicilio permanente”, a bordo del Alix. Lo cierto es que Cabeza de mujer joven fue adquirido por Botín en la galería Marlborough Fine Art Ltd de Londres en 1977, pero el cuadro no fue elaborado allí. Pablo Picasso lo pintó hace más de un siglo en Gósol, un pueblo leridano que entonces no llegaba a los 800 habitantes, en la primavera de 1906.
La Junta de Calificación, Valoración y Exportación de bienes del Patrimonio Histórico Español aseguró en diciembre de 2013 que no existe una “obra semejante” en España por ser de las pocas que se conservan de la llamada “etapa Gósol”. Con tales datos, la Audiencia Nacional confirmó hace cuatro años “que se trataba de un Bien de Interés Cultural que en ningún caso podía salir de España”.
Botín conocía perfectamente el valor histórico del cuadro, por eso lo habría ocultado en su lujoso velero Alix con la ayuda de su capitán y se dirigía con él a Córcega, lugar desde donde tenía planeado volar hasta Ginebra.
Previamente, el acusado había intentado vender la obra a la prestigiosa casa de subastas Christie's, que lo pensaba sacar a la puja en su sede de Londres en febrero de 2013. Sin embargo, Botín necesitaba una licencia de exportación y, ante la imposibilidad de que el Ministerio de Cultura se la concediese, decidió dar un paseo marítimo a bordo del Alix acompañado del cuadro millonario.