Bangkok, 18 feb (EFE).- El ex primer ministro de Tailandia y magnate Thaksin Shinawatra fue puesto este domingo en libertad condicional medio año después de volver tras un exilio autoimpuesto de 15 años, acaparando de nuevo los focos en un país en el que despierta tanto pasiones como profundo rechazo.
Bautizado por algunos en Tailandia como el “Berlusconi asiático” y calificado de “populista” pero muy querido por otros, Thaksin abandonó el hospital de Bangkok en el que cumplía condena en un Mercedes-Benz negro alrededor de las 6 de la mañana (GMT+7), entre decenas de periodistas y junto a su hija Paethongtarn, su heredera política.
El popular ex primer ministro revolucionó la política tailandesa en la década del 2000 con medidas a favor de las clases más pobres y el impulso de la sanidad universal, aunque también fue acusado de causar más de 2.500 muertos en su “guerra contra las drogas” y de evadir impuestos.
De 74 años, Thaksin se ha beneficiado de un permiso de libertad condicional por su estado de salud o avanzada edad, y no llegó a pasar una sola noche en prisión desde su regreso.
El exdirigente volvió al país el pasado 22 de agosto tras 15 años de exilio y fue detenido por delitos de corrupción durante su mandato (2001-2006), recibiendo el pasado septiembre un perdón real que rebajó las condenas acumuladas de ocho años de prisión a uno.
El influyente político en principio cumplirá el resto de su condena en su vivienda en Bangkok.
Considerado el cerebro en la sombra del Phue Thai -que gobierna actualmente en coalición-, Thaksin regresó el día en el que su aliado Srettha Thaivisin, de dicho partido, recibió el apoyo del Parlamento para convertirse en primer ministro, tras un parón político desde los comicios de mayo de 2023, ganados por Avanzar.
La formación reformista no pudo gobernar debido al bloqueo del Senado, elegido a dedo por la antigua junta militar (2014-2019).
El Phue Thai, que quedó segundo en los comicios, logró hacerlo tras forjar una inusual alianza con dos formaciones vinculadas a los militares que dieron un golpe en 2014 contra el gobierno de Yingluck Shinawatra, hermana de Thaksin y ganadora de los comicios de 2011 al frente de esa formación.
El regreso de Thaksin y su puesta en libertad se interpretan como una señal más de la aparente reconciliación de la élite promilitar y promonárquica de Tailandia con el círculo del exmandatario, y abre la puerta a su posible retorno a la escena pública.
Así lo insinuó Srettha Thavisin, quien afirmó en una entrevista en septiembre que ve a Thaksin desempeñando un papel en el Gobierno una vez cumpla su condena, subrayando que “era, y probablemente sigue siendo, el primer ministro más popular en la historia tailandesa”.
Y es que también desde el exilio y el hospital se considera que Thaksin ha seguido marcando el devenir político y en los pasados comicios la principal baza de Phue Thai fue la candidatura de su hija Paethongtarn.
Nacido el 26 julio de 1949 en la norteña provincia de Chiang Mai, en el seno de una rica familia de comerciantes de seda, Thaksin se graduó como policía en 1973 y dos años más tarde se licenció en Criminología por la Universidad de Kentucky (EEUU).
En 1987, con 33 años y rango de comandante, abandonó la carrera militar para dirigir un lucrativo negocio de distribución y alquiler de ordenadores, una empresa que creció rápidamente con ayuda de los contratos firmados con el Gobierno y los monopolios de telefonía móvil y televisión por cable.
Inició la carrera política en 1994 con la cartera de Asuntos Exteriores, para después ser dos veces viceprimer ministro (del Gobierno de de Banharn Silapa-archa y del de Chavalit Yongchaiyud), y, tras unos años en la oposición, ganó las elecciones de 2001 con su nueva formación, “Thai Rak Thai”.
Gobernó con fuerte respaldo popular, pese a algunas políticas, y renovó mandato en 2005, hasta fue depuesto en 2006 en un golpe al enemistarse con la élite promilitar y monárquica, que más tarde también provocó la caída de su hermana Yingluck, aún en el exilio.
Thaksin fue condenado en rebeldía a prisión por delitos de corrupción y abuso de poder durante su mandato, entre ellos ocultar bienes y causar al Estado daños por valor de 60.000 millones de bat (1.815 millones de dólares o 1.335 millones de euros), que su entorno denuncia motivados políticamente.
Su puesta en libertad condicional ha sacudido ya el panorama político, y Avanzar, la formación ganadora de 2023, cuestionó hoy en un comunicado que Thaksin haya sido tratado por encima de la ley, mientras el medio Khaosod titulaba así un editorial: “¿Quién es ahora el primer ministro, Srettha o Thaksin?”. EFE
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