Un traspaso de carteras con mensajes agridulces y alguna pulla
“Querido Félix, querido ministro”. A Carmen Calvo le costaba dirigirse al que ha sido su compañero de batallas en la coordinación del Gobierno como ministro durante el traspaso de la cartera de Presidencia, Relaciones con las Cortes y Memoria Democrática que ha definido como “el más amoroso de la historia”. “Las veces que me he alegrado de no ser ministro. Pero estas cosas ni se deben pedir ni se pueden rechazar”, ha expresado en su intervención el hasta ahora secretario de Presidencia. Los periodistas han interpretado la frase como un mensaje al exjefe de gabinete del presidente, Iván Redondo, que abandonó Moncloa el viernes, pero en su equipo aseguran que no ha sido así y que se refería a sí mismo.
La euforia en la sede del Ministerio de Presidencia en el complejo de La Moncloa era evidente. La sala se ha quedado pequeña para recibir al nuevo hombre fuerte de la coalición. Las tres vicepresidentas Nadia Calviño, Yolanda Díaz y Teresa Ribera encabezaban a los miembros del Gobierno, entre los que también se encontraban Fernando Grande Marlaska (Interior), María Jesús Montero (Hacienda), Reyes Maroto (Industria), Ione Belarra (Derechos Sociales), Alberto Garzón (Consumo), y el recién nombrado titular de Exteriores, José Manuel Albares dada su proximidad con Bolaños.
Pero también había una importante presencia de socialismo: desde el expresidente José Luis Rodríguez Zapatero hasta el presidente extremeño, Guillermo Fernández Vara pasando por la portavoz en la Asamblea de Madrid, Hana Jalloul, la exministra Beatriz Corredor, el exlíder del PSOE madrileño y secretario de Estado de Deportes, José Manuel Franco; trabajadores de Ferraz y miembros de su equipo. También estaban la vicesecretaria general del PSOE, Adriana Lastra, y el responsable de Coordinación Territorial, Santos Cerdán, que después se fueron a la toma de posesión de Ander Gil como presidente del Senado y de Albares, respectivamente. Ambos actos coincidían con la despedida de José Luis Ábalos del Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana en la que, a diferencia de en su nombramiento, faltaron los referentes de la dirección. Sí acudió el ex-ministro de Sanidad, Salvador Illa. La sucesora de Ábalos es Raquel Sánchez, hasta ahora alcaldesa del PSC en Gavá.
“Hasta siempre”, dijo Ábalos de quien en Ferraz esperan la renuncia a la Secretaría de Organización en cuestión de horas y ya tienen todo preparado para su sustitución. Santos Cerdán, hasta ahora responsable de Coordinación Territorial, asumirá las competencias de Ábalos hasta el congreso de octubre y Lastra seguirá siendo la número dos del partido. Él no tuvo palabras para Sánchez, que le comunicó este sábado que prescindía de sus servicios tanto en el Gobierno como en el partido.
Ábalos pronunció un discurso escueto, de agradecimiento a los trabajadores y repaso de los avances que deja a la nueva ministra, como los planes estratégicos de Renfe y Adif. “Ahora me doy cuenta del ritmo frenético que hemos vivido. Lo que no tenía claro era el impacto de cuanto habíamos hecho. Han sido tres años: ascenso al Gobierno tras la moción de censura, varias campañas electorales, una pandemia... Todo ha afectado al Ministerio”, ha repasado. “Cuando llegamos nos encontramos un ministerio infradotado y una cultura antigua. Había problemas estructurales. Ahora tienes desbloqueadas muchas situaciones y sobre todo el plan europeo para distribuir los primeros fondos. Es un escenario distinto”, ha comunicado durante el intercambio de carteras con la nueva ministra.
Antes de despedirse con un “moltes gràcies”, Ábalos ha querido reconocer el trabajo de su equipo. “Uno es la cabeza a la que golpear, la que tiene que lidiar y mediar, pero sin el equipo no es posible. Me queda el orgullo de haber servido a España”.
Mientras Ábalos evitó hacer referencias al presidente, Calvo expresó su “agradecimiento infinito” por haberle permitido “vivir un extraordinario aprendizaje que no ha sido solo político sino también humano. La ya exvicepresidenta primera también dejó un mensaje velado al destacar tanto de sí misma como de su sucesor al reivindicar que en estos tres años ambos han trabajado para ser ”el pilar en el que se sujetara el presidente del Gobierno“.
“Somos los dos pequeñitos, pero resistentes”, ha dicho Calvo bromeando sobre su estatura y la de Bolaños. “Debo ser la ministra que se vaya mas tranquila en el relevo que hace a Félix. El presidente deja este en ministerio que tiene importantes tareas de coordinación en las mejores manos”, ha insistido antes de recordarle que una de las tareas que tiene es “sacar adelante un tesoro”: la ley de memoria democrática. Estaba previsto que esa norma pasara en segunda vuelta por Consejo de Ministros este martes, pero Bolaños retrasará su aprobación para revisarla. Calvo ha recordado los momentos “duros” que ha vivido con él en estos 36 meses y, especialmente, durante la pandemia y ha asegurado que ha sido precisamente en ellos en los que han forjado una amistad.
“Me da un poquito de respeto recibir la cartera de una vicepresidenta”, ha reconocido Bolaños: “Tienes toda mi admiración, todo mi respeto. No solo eres una gran vicepresidenta, eres una gran persona”. Bolaños, el hombre tranquilo y discreto que lleva años trabajando “en la sombra” de Sánchez, ha terminado su intervención refiriéndose a él. “Le conozco un poco, sé de sus convicciones, de sus valores, de sus principios; sé que quiere transformar España, sé que lo quiere hacer sin dejar a nadie atrás. Me honra con su confianza, me honra queriéndome cerca y yo lo único que puedo decir es que le agradezco enormemente y nunca podré hacerlo lo suficiente que me dé la oportunidad de poder servir a mi país”, ha terminado Bolaños a punto de quebrársele la voz. El aplauso ha durado varios segundos y ha terminado con un abrazo de su hijo.
El adiós “amargo” de Laya
Además de la salida de Ábalos, el otro sorprendido de la remodelación ha sido Miquel Iceta, que ha reconocido que ha sentido “mucho” salir de Política Territorial y Función Pública, que se separarán en dos departamentos: la primera parte la asumirá Isabel Rodríguez junto a la portavocía y la ya exportavoz, María Jesús Montero, sumará la segunda a Hacienda. El todavía líder del PSC encaja con deportividad su nuevo destino como ministro de Cultura y Deportes en sustitución de José Manuel Rodríguez Uribes.
La exjefa de la diplomacia ha reconocido que su despedida es “agridulce”. “Dulce” por los logros del ministerio en estos meses pero también “amargo” por las tareas que no ha podido completar, según ha dicho en el acto celebrado en el Patio Juan Sebastián Elcano del Palacio de Santa Cruz al que se han acercado Yolanda Díaz; Bolaños, y el titular de Interior, Fernando Grande Marlaska para dar la bienvenida al nuevo ministro de Exteriores, José Manuel Albares. Zapatero, la exvicepresidenta económica Elena Salgado; la delegada del Gobierno en Madrid, Mercedes González; el alcalde de Valladolid, Óscar Puente (que es su amigo) y la presidenta de Red Eléctrica y ex ministra de Vivienda, Beatriz Corredor.
En el Ministerio de Educación dudan de si el cambio de titular ha pillado más de sorpresa a la ministra saliente, Isabel Celaá, o a la entrante, Pilar Alegría. Ambas recibieron la llamada de Pedro Sánchez el mismo sábado por la mañana, poco antes de hacerse pública la crisis de Gobierno. A la ya nueva responsable de Educación y a su equipo les pilló tan de sorpresa la propuesta que ninguno estaba en Zaragoza, desde donde venían trabajando en la Delegación del Gobierno, y por el momento están alojados en un hotel.
Celaá deja el ministerio con el trabajo a medias, que le habría gustado terminar, aunque ha remarcado que “el surco está hecho, solo queda seguirlo” (en alusión a la Lomloe, ya aprobada y solo pendiente del desarrollo, y la ley de FP, aún en el trámite, pero ya enfilada) en una frase que podría interpretarse como una reivindicación del trabajo realizado, pero también como un deseo para lo que cree debe ser la labor de Alegría: seguir el camino. Visiblemente emocionada –los trabajadores de la sede de Alcalá han destacado la “pasión” de la ministra“ en su trabajo– ha realizado un discurso de despedida breve, poniendo en valor la Educación en general y un poco su labor en particular.
La ya exministra, que se vuelve a su País Vasco a tomarse “unos días”, ha contado que su intención es seguir trabajando en el mundo educativo de alguna manera. No se ve jubilándose pese a tener 72 años. Cuentan en el ministerio que uno de los principales méritos de Celaá es haber puesto la Educación en la agenda del Gobierno. La exministra se ha despedido con una cálida y larga ovación de los trabajadores del ministerio y, ya en privado, un consejo a su sucesora: “Que ponga viento en las alas”.
La nueva ministra, maestra de formación aunque nunca ha llegado a ejercer, se ha definido como “aragonesa de pro” y ha aludido en un par de ocasiones a su origen “de pueblo”. Pilar Alegría ha tenido guiños para la comunidad educativa en su discurso de presentación, consciente quizá del descontento de esta con la anterior responsable en los últimos meses. Está considerada Alegría como una mujer del partido y un valor al alza en el PSOE, sensación que respaldaba la presencia del expresidente Zapatero en el traspaso de carteras (“es un gran amigo”, han contado personas cercanas a la ministra) y el agradecimiento al presidente Sánchez antes que a ninguna otra persona. También han acudido al acto el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska; la nueva ministra de Política Territorial, la exalcaldesa de Puertollano Isabel Rodríguez; diputados y senadores; miembros del equipo del Ministerio y amigos y familiares.
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