Pablo Casado anunció una oposición dura nada más ser elegido presidente del PP y está cumpliendo con lo prometido. La escalada de descalificaciones del líder popular alcanzó su cénit en el Congreso de los Diputados cuando aseguró que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, es “partícipe y responsable” de un golpe de Estado. Es la última de una serie de descalificaciones que el Partido Popular ha lanzado a Sánchez y a sus ministros durante las últimas semanas.
Ha sucedido otras veces cuando el PP ha perdido el Gobierno: elegir una estrategia implacable para afrontar la travesía del desierto en la operación. Lo sufrió el anterior presidente socialista, José Luis Rodríguez Zapatero, entre 2004 y 2011.
Las “cesiones al chantaje” de ETA
El líder del PP acusaba en agosto al Ejecutivo de “ceder al chantaje” de los “terroristas de ETA” por trasladar a dos presos de la banda en cumplimiento del tercer grado que les fue concedido paradójicamente por el Gobierno de Rajoy al cumplir con los requisitos previstos en la ley. “Es una contraprestación a una moción de censura vergonzante”, dijo entonces Casado. Pero ni siquiera las asociaciones de víctimas respaldaron sus palabras, que recordaron al presidente de los populares que no había habido “cesiones” del Ejecutivo.
Antes de vincular a Sánchez con el “golpismo”, la crisis abierta en Catalunya también ha servido al líder del PP para lanzar sus ataques más incendiarios contra el Ejecutivo. A lo largo de los últimos meses ha sido constante la acusación de Casado contra Sánchez por ser “cómplice y rehén” tanto de las fuerzas independentistas como “de los batasunos” y los “proetarras”, en alusión a los partidos que respaldaron la moción de censura del hoy presidente del Gobierno contra su predecesor en el cargo, Mariano Rajoy.
El acuerdo de Presupuestos suscrito entre el Gobierno y Unidos Podemos ha sido, asimismo, otra fuente de conflicto para Casado a la hora de aplicar su discurso más radical. “O Bruselas tumba estos Presupuestos o estos Presupuestos tumban a España”, dijo el líder del PP nada más conocer el borrador del Ejecutivo. El presidente de los conservadores llevó esa tesis a las instituciones europeas que, en cambio, no vieron problema alguno en las cuentas de Sánchez, aunque únicamente le pidieron más explicaciones para conocer cómo iba a adecuar las cifras al objetivo de déficit establecido.
A pesar de ello, Casado volvía a echar mano del lenguaje más radical esta misma semana, al tildar de “suicidio económico” los Presupuestos del Gobierno.
De la 'teoría de conspiración' a la “inquisición”
La estrategia de ataques constantes y polémicos puesta en marcha por el líder del PP al poco de que los populares hayan sido desbancados de la Moncloa por la moción de censura de Sánchez también les ha llevado a acusar al Gobierno de querer “anexionar” Navarra al País Vasco y es idéntica a la que llevó a cabo su predecesor en el cargo, el expresidente del Ejecutivo, Mariano Rajoy, cuando en 2004 perdió las elecciones frente a José Luis Rodríguez Zapatero y el PP pasó a la oposición tras ocho años de gobierno de José María Aznar.
Además de abrazar la llamada teoría de la conspiración sobre la autoría de los atentados del 11 de marzo de 2004 –cuya gestión hizo perder las elecciones al PP–, Rajoy realizó todo tipo de declaraciones sobre la supuesta connivencia del Ejecutivo de Zapatero con ETA. En una intervención histórica en el Congreso de los Diputados, el entonces líder de la oposición lanzó una gravísima acusación contra el presidente del Gobierno el 12 de mayo de 2005: “Usted se ha propuesto cambiar de dirección, traicionar a los muertos y permitir que ETA recupere las posiciones que ocupaba antes de su arrinconamiento”, le dijo, por no promover la ilegalización del Partido Comunista de las Tierras Vascas (PCTV), marca de entonces de la izquierda abertzale que luego fue ilegalizada por los tribunales.
Los procesos judiciales abiertos contra el PP por corrupción también sirvieron a Rajoy para cargar contra Zapatero con su lenguaje más incendiario. “Esto es una trama contra el PP”, apuntó el entonces líder de la oposición cuando la Policía y la Fiscalía realizaron sus primeras pesquisas por el caso Gürtel que concluyó este año con la condena al PP por beneficiarse de la trama a título lucrativo. Rajoy llegó a acusar al Gobierno de ser responsable de una “inquisición” contra su partido.
Casado ahora sigue los mismos pasos de su predecesor. La grave imputación a Sánchez que Casado volvió a realizar este jueves supuso la ruptura total de las relaciones entre el líder del PP y el presidente del Gobierno, que tras pedir al máximo dirigente de los populares una rectificación ante la gravedad de sus afirmaciones, y sin que éste aceptara retractarse, decidía cerrar el cauce de diálogo entre ambos dirigentes.
La dirección del PP considera que la estrategia de tensión ya le está dando réditos electorales a pesar de las encuestas, como la última del CIS, que no apunta precisamente que el nuevo líder del PP esté capitalizando su plan: el barómetro de octubre sitúa a su partido en tercer lugar, por detrás del PSOE y Ciudadanos.