La vicepresidenta se escuda en la separación de poderes para no pedir a Barberá que deje el Senado

A pesar de que cada vez son más las voces que piden a Rita Barberá que renuncie a su escaño en el Senado, Soraya Sáenz de Santamaría ha preferido no hacerlo y ha recordado que desde su puesto en el Gobierno no puede ejercer “ningún tipo de autoridad” sobre una persona que esté investigada. Su actitud ha constrastado con la de otro miembro del Ejecutivo, Luis de Guindos, que sí se lo ha aconsejado a la exalcaldesa de Valencia.

Durante la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros, la número dos del Gobierno ha sido preguntada hasta en cuatro ocasiones por la situación de Barberá, que se ha negado a renunciar a su escaño aunque sí ha pedido la baja en el PP. “Ya no es afiliada y el escaño no corresponde a los partidos por decisión constitucional. El PP ya no tiene competencias”, ha repetido en dos ocasiones a preguntas de los periodistas. “Creánme, esto de la separación de poderes es importante”, ha dicho al tercer intento.

A la vicepresidenta también se le ha recordado que en el pasado elogió a Barberá. Al poco de llegar al Gobierno, en 2012, confesó que su madre le aconsejaba que si tenía que parecerse a alguien durante su carrera política, que fuera a la exalcaldesa. 

“Cuando empecé en esto, y termino con esta confesión, mi madre me decía: 'Si tienes que parecerte a alguien, a esa, a la política de Valencia, a Rita. Esa es la mujer que a mí me gusta”, reconoció durante un desayuno informativo hace ya cuatro años. Este viernes la vicepresidenta se ha justificado en que cuando hizo esas declaraciones opinaba “como muchos vecinos de la ciudad de Valencia” 

Mientras el presidente del Gobierno guarda silencio y ha rehuido a los periodistas durante los últimos dos días, el miembro del PP que ha sido más contundente es Javier Maroto, vicesecretario del partido. A él se le han sumado después Pablo Casado, también vicesecretario del PP y Borja Sémper, cabeza de lista por Guipuzkoa.