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Entrevista
Delegada del Gobierno contra la Violencia de Género

Victoria Rosell: “La comparecencia de Rubiales es el manual del machista”

La delegada del Gobierno contra la Violencia de Género, Victoria Rosell

José Enrique Monrosi

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La Delegada del Gobierno contra la Violencia de Género, Victoria Rosell (Murcia, 1968) confiesa sentirse “asqueada” tanto por el comportamiento del presidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), que besó en la boca sin su consentimiento a la campeona del mundo Jenni Hermoso, como la comparecencia del propio Luis Rubiales este viernes ante la Asamblea de la Federación.

“Aquí no se está tratando de hacer justicia, se está ejecutando un asesinato social. Se me está tratando de matar. No hay deseo ni posición de dominio [el beso a Jennifer Hermoso], aunque se esté vendiendo otra cosa en muchos medios, que están rindiendo pleitesía ante el falso feminismo, que es una plaga en este país. El beso es libre, mutuo, consentido. Yo le dije, ¿un piquito? Y ella me dijo 'Vale'”, afirmó Rubiales en su intervención. El Gobierno, a través del Consejo Superior de Deportes, ya ha elevado al Tribunal de Arbitraje Deportivo la petición de un expediente por falta grave y la solicitud de inhabilitación.

¿Qué le pareció la comparecencia de Luis Rubiales?

Estoy avergonzada, me he sentido asqueada. Me ha recordado a muchos presuntos agresores sexuales que he tenido delante y que acusan a las víctimas de ser unas mentirosas para intentar victimizarse ellos. Ya sentimos vergüenza con su actuación en Sidney y su comparecencia lo ha acabado de rematar. Ha sido el manual del machista dispuesto a plantear esto en términos de una guerra y llegar hasta unos extremos poco compatibles con la dignidad y la decencia. 

¿Cree que ha contribuido a revictimizar a Jenni Hermoso con su comparecencia y su acusación al intentar dejarla como mentirosa?

Sí, lo que pasa es que cuando las mujeres tienen entornos y normas que las apoyan, a veces tildarlas de mentirosas y hacer dudar de su palabra con expresiones que pueden resultar aún más ofensivas produce una reacción paradójica: que las víctimas exigen aún más justicia y más reparación. Es Jenni Hermoso quien tiene que decidir si acude a los tribunales o no o si le dice a la Fiscalía que si se querella o no, pero creo que las palabras de Rubiales incluso podrían ser el detonante de una decisión de exigir toda la verdad. Cuando se intenta humillar a las víctimas a veces resurgen si tienen suficiente apoyo.

Habla de la vía penal. ¿Qué supondría respecto a la administrativa, que es la que está activada por el momento?

El único ámbito y espacio en el que se le puede imponer una pena privativa de sus derechos y proteger a la víctima con medidas como el alejamiento, una indemnización a su daño psíquico, moral y social, o una inhabilitación profesional de él, es la vía penal. 

¿Rubiales cometió una agresión sexual?

El hecho sería constitutivo de una agresión sexual. Es importante nombrar a las cosas por su nombre y esto es violencia sexual. Debemos respetar su presunción de inocencia, no podemos decir que ese señor ha cometido un hecho delictivo, pero es legal y es pedagogía decir que un tocamiento, una palmada o un beso no consentido es violencia sexual. Eso es información y no atenta contra su presunción de inocencia. Es una derivada de la ley del solo sí es sí que pasa por poner el consentimiento en el centro. 

Antes de la ley no era considerado agresión. 

Antes la agresión sexual exigía violencia o intimidación. Existía la figura del abuso pero con una altísima cota de impunidad que alcanzaba hasta el 90%. Ahora hay penas que protegen muchísimo más a las víctimas y no me refiero a las de prisión. La ley introduce penas como la inhabilitación profesional, que no solo protege a la víctima sino que protege a las demás, nos protege a todas, porque puede apartar al agresor de su responsabilidad o prohibir que se desempeñe responsabilidades relacionadas con menores, por ejemplo. Y son penas mucho más importantes que dos meses o tres más de prisión, que es en lo que muchos pusieron el foco con la ley del 'solo sí es sí'.  

La reacción social que ha generado el comportamiento de Rubiales, que es lo que le ha llevado a una situación insostenible, se asienta en un convencimiento generalizado de que obviamente un beso forzado es una agresión. Más allá de la aplicación de las penas, ¿ha contribuido a esa concienciación la ley del 'solo sí es sí'?

Completamente. Es mucho más fácil cambiar una ley que una cultura, pero las leyes que consiguen su objetivo son las que arraigan en una sociedad. Por mucho que los reaccionarios nos hagan sufrir y nos golpeen duro esto va calando, hay un debate sobre la violencia sexual, una conversación permanente. Y eso no lo hace el BOE, lo hace el feminismo y lo hace la lucha que llama a las cosas por su nombre, llama violencia sexual a la violencia sexual y no lo llama piropo ni cosas que pasan. Se trata de cambiar la mirada y creo que los hombres, los que no son machistas cerriles, estáis haciendo ese ejercicio desde hace unos años revisando vuestro propios comportamientos, la mayoría educacionales. Y ese cambio cultural es mucho más importante que el BOE. 

El Ministerio de Igualdad irá a la Asociación de Futbolistas de España (AFE) a dar formación. ¿Cómo es posible que en un ámbito como el fútbol no existieran hasta ahora protocolos antiacoso o formación contra el machismo?

Estamos legislando auténticas deudas, cosas que el Estado y el legislativo le debían a la sociedad española. Nosotras damos formación a toda la administración, al funcionariado, a la justicia…Y todavía no habíamos llegado al ámbito deportivo. La AFE tiene 14.000 personas sindicadas. Les hemos ofrecido esta formación y han aceptado este ofrecimiento. Estamos recuperando el tiempo perdido, pero esto no se hace en semanas ni en meses. 

Las empresas están obligadas a protocolos de este tipo. ¿Se están aplicando y funcionan?

Tenemos convenios con cientos de empresas que tienen el sello de empresas libres de violencia de género y promueven este tipo de actuaciones. Vamos poco a poco construyendo este país con todos los protocolos necesarios. La ley del deporte obliga a tener protocolos antiacoso y sanciona sin subvenciones a las federaciones que no los tengan, por ejemplo. Hay que entender que con cada protocolo no puede haber un policía mirando si se cumple, por lo que el compromiso y la información de las propias personas trabajadoras es fundamental para garantizar el cumplimiento. En los espacios de ocio el protocolo está funcionando, pasó con el caso de Dani Alves y está pasando con los puntos violeta. Los avances han sido muchísimos, aunque quede mucho también por recorrer.

La caída de Rubiales, parece que próxima, no significará el fin del machismo ni de las agresiones sexuales, pero seguramente se convertirá en un símbolo. ¿Qué importancia le da?

Va ser un hito en la historia de la igualdad en este país y en la lucha contra las violencias más invisibilizadas, más normalizadas. Hay gente que se convierte en un símbolo sin pretenderlo, como la víctima de la manada o Ana Orantes. En este caso nos hemos cansado de repetir lo importante que era que tantos niños y niñas se sintieran referenciados en las mujeres campeonas. ¿Qué mensaje estaríamos trasladando si la conclusión es que puedes ser campeona del mundo pero que luego puede llegar un hombre a hacer lo que quiera con tu cuerpo? Sería demoledor. Por eso puede ser un hito en la lucha contra las violencias machistas. Hay hitos que pueden ser legales pero otros son sociales y este es el caso. Una gesta como la victoria de las mujeres en un campeonato del mundo no puede acabar con la humillación por parte de un señor. 

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