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Votar desde el extranjero no sale gratis: emigrantes llevan años pagando de su bolsillo el envío de las papeletas

“Ni un mísero penique”. Esa es la cantidad que recibirán muchos de los españoles residentes en el extranjero que pagaron de su bolsillo el coste del envío de las papeletas que les permitieron votar en las generales del 28A y las autonómicas y europeas de un mes más tarde.

A pesar de que la normativa electoral garantiza a todos los ciudadanos la gratuidad del voto, los españoles que viven de forma permanente en el extranjero y eligen votar por correo en lugar de trasladarse al consulado tienen que adelantar el coste del envío certificado de sus papeletas. Para muchos, esta es la única opción porque no tienen el consulado cerca ni posibilidad de trasladarse. Además, los que residen fuera de manera temporal tienen que remitir sí o sí sus votos a España para participar en las elecciones.

En las elecciones generales figuraban en el Censo Electoral de Residentes Ausentes (CERA), los que residen de forma estable en el extranjero, 2.099.336 personas, pero solamente el 9%, 189.450, solicitaron el voto. Al final, únicamente ejercieron su derecho 118.285.

Según el colectivo de expatriados Marea Granate “no hay cifras concretas” de las personas que sí han recibido el reembolso por el envío de las papeletas, pero sospechan que la mayoría no lo ha hecho. Tras el trámite, los electores tienen que esperar un reembolso que, si llega, tarda meses y que además no suele ser del 100%.

Es el caso de Jorge, un almeriense que lleva cinco años en el Reino Unido. “Ya he perdido la cuenta de cuántas veces hemos votado por correo certificado”, explica a eldiario.es. En las elecciones europeas del 26 de mayo se gastó algo más de dos euros en el envío porque estaba “cansado” de que le cobraran siete libras (8,11 euros) en el franqueo, que fue lo que le ha costado enviar las papeletas al consulado de Edimburgo en cada una de las elecciones anteriores en las que ha podido votar.

Pese a incluir en el sobre una solicitud de reembolso, Jorge todavía no ha recibido de vuelta estas cantidades. “Me hubiera conformado con el detalle de un reembolso de una libra”, asegura. Por supuesto, tampoco están cubiertos los gastos de desplazamiento al consulado para solicitar el voto, y son muchos los consulados que solo permiten hacerlo de forma presencial.

En una situación parecida está Adriana, registrada en el mismo consulado, que tuvo que gastarse 13,20 libras (15,30 euros) para enviar el voto el 28A y otro tanto el 26M, un dinero que tampoco ha recibido. A su pareja, Rubén, le ocurre lo mismo, aunque él ni siquiera recibió las papeletas de las generales.

En Noruega, el coste es todavía mayor. Laura tuvo que desembolsar 190 coronas noruegas (18,69 euros) en las autonómicas para que su voto llegara hasta el consulado en Oslo. En un proceso electoral anterior sí había recibido el reembolso, de 4,50 euros, por el envío. No cubrió el gasto total y, además, la empresa de mensajería se quedó una parte. De cara a este 10N, el gasto en su casa se ha duplicado –37,25 euros– al tener que enviar el voto certificado junto al de su pareja, Jose, hasta la mesa electoral en el edificio consular. En los anteriores comicios Jose tuvo que pedir el día libre en su trabajo para viajar hasta “la única urna de Noruega” y pagó de su bolsillo la gasolina, los peajes y el párking.

Al otro lado del Atlántico la papeleta sale incluso más cara. Ana, que emigró de Zaragoza a la ciudad canadiense de Vancouver en 2011, tuvo que enviar su voto a 4.400 kilómetros de distancia, hasta Toronto, lo que le supuso un gasto de 45,69 dólares canadienses (31,20 euros). En las elecciones del 20 de diciembre de 2016 vivía en Londres y recibió el reembolso como un giro postal en Western Union “después de unos seis u ocho meses”, pero al ir a cobrarlo le dijeron que “no era válido”. “Brillante, España enviando reembolsos incorrectos”, ironiza. Lo mismo le ocurrió a Juan José, residente en Alabama (EEUU), que recibió un cheque de una entidad bancaria española con una numeración “que hace imposible cobrarlos”, explica a eldiario.es.

En el caso de los Españoles Residentes Temporales Ausentes (ERTA) –los que no permanecen más de un año fuera de España y pueden votar en las municipales– la situación es similar, aunque en vez de tener que enviar el voto al consulado, debe llegar directamente a la mesa electoral en España.

Ana, que estuvo en los dos últimos procesos electorales en Oporto, votar el 28A y el 26M le costó ocho euros de los que no recibió nada de vuelta. Igual que Beatriz, que votó en Milán el 28A. Sus papeletas llegaron hasta Alicante, pero no ha recibido el reembolso de los 10,65 euros que le costó votar. David, un alicantino que vive en Washington, se gastó cerca de cuarenta dólares (36 euros) por el franqueo para enviar las papeletas a España en las generales y las autonómicas de abril y mayo. Pese a haber hablado con la Subdelegación de Gobierno y haber enviado un escrito solicitando el reembolso, el dinero no acaba de llegar.

Marea Granate explica que Correos se hizo con el contrato del Estado para realizar el reembolso, en el que se explicitaba que debería “cumplirse y ejecutarse con anterioridad al 31 de diciembre” para las elecciones generales y antes del 30 de enero para las europeas.

El contrato especifica también que las devoluciones ordinarias serán de cinco euros sin IVA, y en el caso de reclamación se incrementará hasta los siete euros “con el cual se cubrirá el coste de la tramitación manual” de las reclamaciones. Estas cantidades no incluyen el importe que recibirán los votantes, sino la gestión del proceso. Desde Correos, aseguran a eldiario.es que el servicio de reintegro de los gastos electorales “no se contempla entre las obligaciones de servicio público de Correos”. Traducido al castellano, la empresa pública sostiene que no es parte de su gestión ordinaria la devolución de ese dinero sino que emana de un concurso que le ha adjudicado el Ministerio del Interior.

Las cantidades a reembolsar no llegan a cubrir en muchas ocasiones los gastos reales y en Correos explican que estas cantidades dependen de lo que el Ministerio del Interior estipula en el contrato en función del país en el que se encuentren. En los casos de los españoles que no han recibido el reembolso aseguran que se debe a “un problema de procedimiento” del que la empresa pública no se hace responsable.

El Ministerio del Interior, a su vez, afirma que la cuantía la establece el Ministerio de Exteriores tras consultar a los servicios postales extranjeros el coste del franqueo en los envíos domésticos “para que sea gratuito”. Por lo que en los casos en los que los envíos se hagan por medios “con mayores garantías que exceden el precio estipulado” las cantidades no se cubren.

El voto rogado entró en vigor en 2011 con el propósito de evitar los fraudes detectados en el voto de los emigrantes. Sin embargo, en cada proceso electoral ha estado rodeado de polémica, puesto que la participación de los emigrados desde entonces no ha dejado de descender por la infinidad de trabas a las que se enfrentan: plazos demasiado breves para presentar la documentación, la distancia de algunos de ellos de los consulados españoles, errores en las direcciones, o tener que pagar de su bolsillo los correos certificados con las papeletas.

Para estas elecciones hay 2.128.559 españoles inscritos en el Censo Electoral de Residentes Ausentes y de ellos algo más del 10%, un total de 223.872 personas, han pedido ejercer el voto.