Vox culmina un año de descalificaciones en el Congreso llamando “fea” a Yolanda Díaz
El Congreso de los Diputados ya se ha acostumbrado a que los 52 diputados de Vox utilicen cada una de sus intervenciones en Plenos o comisiones para lanzar insultos y descalificaciones contra la izquierda y embarrar la sede del Poder Legislativo crispando un poco más cada día la política española. Nada más comenzar el curso político, un parlamentario de la extrema derecha llamó “bruja” a una del PSOE. Recientemente, otro dijo que el Gobierno apoya a la “chusma” que quiere “quemar a un policía”. Ingredientes nuevos en su ensalada habitual de “socialcomunistas”, “autoritarios” o “filoterroristas” que el partido de Santiago Abascal suele utilizar para descalificar al Gobierno de coalición.
Tras desgastar todos esos insultos como un mantra a lo largo del 2021 que está a punto de terminar, este miércoles, en la última sesión de control al Gobierno del año, Vox decidió añadir uno más. La secretaria general del grupo, Macarena Olona, llamó directamente “fea” a la vicepresidenta segunda del Gobierno y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz. “Hay que ser muy fea para atreverse a amenazar a millones de españoles en el templo de la palabra”, le dijo. Olona, que siempre presume de ser Abogada del Estado –el escalafón más alto de los funcionarios de la administración pública– y se refiere a sí misma como la “diputada togada”, tratando de remarcar su vasta formación académica y su condición de jurista, también utilizó su turno de intervención en el Pleno para tildar a la vicepresidenta del Gobierno como “Yoli” o “Fashionaria”, un mote acuñado por el locutor Federico Jiménez Losantos.
La secretaria general de Vox había llevado a la sesión de control una copia del documento de su partido, Agenda España, con una “dedicatoria personal” para la también ministra de Trabajo, que la dirigente de la extrema derecha leyó en el Hemiciclo: “Para Yoli, que aspiró a lideresa mundial y no pasó de Fashionaria. Que la Agenda España, el programa de Vox, sea el recuerdo permanente de su traición a la clase obrera española. Con cariño, Maca, que cada miércoles disfruta despojándole del falso hábito que muestra y enseñándole la fealdad que esconde”. Después le entregó un ejemplar de ese documento personalmente.
Mientras el debate se encendía dentro del hemiciclo gran parte del país seguía el sorteo extraordinario de Navidad que se celebraba a apenas un kilómetro de allí, en el Teatro Real de Madrid. La sesión plenaria se inició a las 9.00 horas, justo al mismo tiempo en el que los niños de San Ildefonso comenzaban a girar los bombos y a extraer las primeras bolas del mítico sorteo. Apenas pasaba un minuto del inicio del Pleno cuando el líder del PP, Pablo Casado, que compite desde hace meses con Vox en la utilización de hipérboles y descalificaciones, acusaba al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, de “dejar abandonados a los niños” o de “blanquear dictaduras bananeras, agresiones a policías y ataques al rey”.
El PP utiliza el caso de las menores tuteladas
Poco después, otra diputada del PP, Marga Prohens, trataba de utilizar contra el Gobierno el “escándalo de las menores tuteladas en Baleares bajo el Gobierno del PSOE y de Podemos”, en alusión a los casos de abusos y de prostitución forzada que se han dado en las islas. Y luego le llegó el turno a Olona, que además de llamar “fea”, “Yoli” y “Fashionaria” a Yolanda Díaz advirtió a la vicepresidenta de que “cuando Vox gobierne, sus perros rabiosos, los sindicatos de clase, no van a recibir ni un solo euro de financiación pública”. “Y cuando Vox gobierne y al frente del Ministerio del Interior esté una persona de ley y orden, nuestros agentes podrán actuar con absoluta libertad y criterios operativos sin injerencia política”, añadió en otro guiño a todos esos Policías y Guardia Civiles que claman contra la derogación de la ley mordaza.
La misma secretaria general de Vox ya equiparó en octubre el freno a la actividad de la Cámara Baja durante la pandemia con el golpe de Estado de Antonio Tejero de 1981. “En 1981 Tejero secuestró el Congreso durante 17 horas y fue condenado a 30 años de cárcel. En 2020 se ha secuestrado el Congreso durante 1 mes y no llena portadas ni van a asumirse responsabilidades. No te abandonaremos, España”, sentenció ella en un tuit. Olona obvió el escrito que su propio grupo dirigió a la presidenta de la Cámara Baja, Meritxell Batet, nada más iniciarse la emergencia sanitaria, solicitándole el cierre total del Parlamento, una clausura que nunca se produjo pese a las duras acusaciones de golpismo lanzadas desde Vox.
Más recientemente, a finales de noviembre, también la secretaria general del Grupo Parlamentario Vox y “diputada togada”, como ella suele denominarse a sí misma para remarcar esa condición de jurista que le hace erigirse en defensora de las leyes, decidió paradójicamente saltarse las normas internas de la Cámara Baja e incluyó una foto de los miembros de la ponencia para reformar la Ley de Seguridad Ciudadana, conocida como 'ley mordaza', a la que tildó de “akelarre”.
“Hoy se ha constituido en el Congreso la Ponencia para reformar la Ley de Seguridad Ciudadana. Aquí el akelarre de Ponentes que la impulsan/apoyan”, escribió Olona en su cuenta personal de Twitter. El mensaje iba acompañado de una imagen de los seis ponentes a quienes la parlamentaria de la extrema derecha identificó dibujando encima de sus cabezas los partidos a los que pertenecen: PCE, Unidas Podemos, ERC, PSOE, PNV y Bildu. El grupo confederal pidió a la Mesa sancionar a Olona, aunque por el momento Vox solo ha recibido una reprimenda por parte de la presidenta del Congreso.
Batet no logra que Vox renuncie a la descalificación permanente
Meritxell Batet ha mantenido de hecho varias reuniones con el portavoz de Vox, Iván Espinosa de los Monteros, solicitándole, por el momento sin éxito, un mayor decoro y respeto en su actividad parlamentaria. La semana pasada, dos diputados de la extrema derecha trataron de boicotear un acto organizado por Unidas Podemos y las fuerzas independentistas sobre 'los seis de Zaragoza', militantes antifascistas condenados por su participación en una protesta, en 2019. Esos dos parlamentarios de Vox, entre los que está el responsable de Comunicación del partido, Manuel Mariscal, colocaron en la sala del Congreso donde se celebró la conferencia un dispositivo que reprodujo el himno de la Policía y que interrumpió el discurso de la portavoz de EH Bildu, Mertxe Aizpurua.
También la semana pasada, durante la sesión de control al Gobierno, Vox sostuvo que “la izquierda radical catalana no tiene ningún interés cinegético pero se encarniza en la caza con un niño, con el miserable apoyo de los dirigentes de la Generalitat y la pasividad del Gobierno”, en alusión al caso de la familia de Canet de Mar (Barcelona) que pidió que su hija recibiese clases en castellano –demanda que le fue concedida el pasado 23 de noviembre por el Tribunal Superior de Justicia de Catalunya, con la conocida cuota del 25%–, y que ha denunciado haber sido por ello víctima de acoso y amenazas.
“Todos ustedes son padres y ni siquiera un niño de cinco años les conmueve”, les dijo el diputado de la extrema derecha Julio Utrilla a las bancadas de PSOE, Unidas Podemos y las fuerzas independentistas. “Hoy no caben las medias tintas, o se está con la libertad y la ley o la opresión y la delincuencia. Elijan bando”, les pedía. “O con el niño y su familia o con los nazis que les señalan y les acosan. Seguro que algunos de ustedes tirarán de demagogia barata para acusarnos de atacar la convivencia. Eso mismo decían en los guetos judíos los colaboracionistas con los nazis. No os rebeléis que tomarán represalias”, añadía, tratando de hacer una analogía con la II Guerra Mundial.
Una semana antes, el parlamentario de Vox Ignacio Gil Lázaro se dirigió al ministro del Interior con las siguientes palabras: “Usted, señor Marlaska, le regala la derogación de la ley de seguridad ciudadana al conjunto de la extrema izquierda de esta cámara, a esos que dicen sentir emoción cuando ven patear a un policía en el suelo, a esas ministras que dicen alegremente que la Policía es de extrema derecha, a esos que envían a sus gorilas a apedrear a ciudadanos que asisten a los actos de Vox, a esos que durante años hicieron del crimen su profesión y hoy son los socios preferentes de este Gobierno, a esos ministros comunistas con cartera en el Consejo que se atreven sistemáticamente a jalear cualquier forma de terrorismo callejero, y, en definitiva, a una chusma violenta que sigue pretendiendo algún día poder quemar vivo a un policía”.
El 3 de noviembre, después de que el portavoz de Compromis, quisiera “desenmascarar la hipocresía de unos chaqueteros que abandonaron y desertaron del PP cuando se acabaron las ubres que las amamantaran”, en relación a Santiago Abascal y al propio Gil Lázaro, que antes de militar en Vox fueron dirigentes populares, una voz de la bancada de la extrema derecha le retó: “Eso no se lo dirás fuera”, a lo que Baldoví respondió con un “cuando quieras y donde quieras” del que el dirigente de Compromis se disculpó en el Pleno siguiente.
Irene Montero, “una mujer débil”
En septiembre, en una de las primeras comparecencias pública de la extrema derecha en el curso político, su portavoz en el Congreso, Iván Espinosa de los Monteros, habló de las clínicas que practican interrupciones voluntarias del embarazo como “centros de destrucción de la vida” y trufó ese debate con otros asuntos, hablando de “las decenas de sacerdotes asesinados por la izquierda durante la Revolución de Asturias” o “las víctimas de los 'maqui'” y de ETA. Todo ello para descalificar la Ley de Memoria Democrática en la que trabaja el Ejecutivo.
Con esos discursos Vox busca abiertamente desestabilizar las instituciones a las que no solo acusa de “autoritarias” y “sectarias”. Para diferenciarse del PP de Casado, que también ha vinculado al Gobierno con ETA, Vox lanza proclamas xenófobas, homófobas y que cuestionan las políticas de igualdad o la violencia machista. Se trata de una estrategia que se ha prolongado a lo largo del año y que marcó también la última sesión de control al Gobierno de este miércoles en la que, además de sus insultos a Yolanda Díaz, Macarena Olona aseguró que la ministra de Igualdad, Irene Montero, es “una mujer débil”. “Representa a una mujer que en realidad se siente muy inferior a los hombres y llena de complejos. Por eso tiene que poner a los hombres en situación de inferioridad”, le espetó, en alusión a las políticas feministas y a la lucha contra la violencia machista.
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