Yolanda Díaz está “ilusionada” y “deseando” comenzar el “proceso de escucha” a la sociedad civil, aplazado por las consecuencias de la guerra en Ucrania, para confirmar que finalmente encabezará una candidatura a la presidencia del Gobierno en las elecciones generales. El inicio de esos contactos que la van a llevar a reunirse con distintos colectivos por todo el país se dará “en cuanto lo permita la situación económica y social”. Y la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo tratará de legitimar su proyecto, que pretende que sea transversal, sin ataduras con los partidos políticos del espacio confederal ni la tutela de la principal fuerza de ese ámbito, Podemos.
Su posicionamiento no es nuevo, ya que desde hace un año, cuando Pablo Iglesias la propuso como candidata, la vicepresidenta siempre ha asegurado que quiere construir esa alternativa política desde la sociedad, y no desde los partidos. Una reflexión pronunciada por el propio fundador de Podemos el pasado martes forzó a Díaz a remarcar esa independencia. Con ella pretende no solo aunar el voto de la izquierda, sino atraer también a otros electores en busca de una candidatura con opciones de batallar en las urnas con el PSOE por la hegemonía de la izquierda y, por tanto, con posibilidades de llegar a la Moncloa a finales de 2023.
“Yolanda existe por Podemos”, afirmó Iglesias durante la presentación en Madrid de su nuevo libro. “Si precisamente nuestro espacio político cuenta con una figura con una proyección espectacular como Yolanda Díaz es porque hubo un núcleo de dirigentes de Podemos, los más atacados, los más insultados y criminalizados –Pablo Echenique, Ione Belarra, Juanma del Olmo o Irene Montero– que en un momento dijeron: gobernar, gobernar o gobernar. Y el resultado de eso es que existe Yolanda Díaz. Si no hubiera sido ministra y vicepresidenta no tendríamos lo que tenemos ahora. Y la condición de posibilidad de que eso ocurriera fue Podemos”, añadió el exvicepresidente del Gobierno.
Al día siguiente, Díaz, preguntada por esas palabras, quiso remarcar que “los liderazgos los decide la ciudadanía”. “Si pienso en la historia política de nuestro país estoy convencida de que el cambio político en España empezó en Galicia”, añadió. Se refería a los primeros movimientos de la “izquierda rupturista” organizados en torno a Alternativa Galega de Esquerdas (AGE) y que consiguieron situarse como segunda fuerza en el Parlamento Gallego en las elecciones de 2012. En aquella batalla política estaba también Pablo Iglesias, pero como asesor al servicio del histórico Xosé Manuel Beiras, de la propia Díaz y del resto de aquella candidatura. Y Podemos aún tardó dos años en nacer.
Díaz: “Hacemos las cosas de manera democrática”
Con todo, la vicepresidenta quiere que su candidatura a la presidencia del Gobierno se acuerde a través de una suerte de primarias abiertas a la ciudadanía y que, por tanto, se amplíen más allá de las dinámicas de partidos como Podemos, IU, Alianza Verde, el PCE –en el que ella misma milita– y otras siglas que conforman Unidas Podemos. “Lo que tiene que saber la ciudadanía es que yo soy una demócrata y que cuando haga este proceso de escucha lo que tengo claro es que, si doy un paso adelante, va a decidir la ciudadanía y yo soy libre”, insistió Díaz el miércoles, en una entrevista en la Radio Galega. “Si doy un paso adelante será con un proceso de escrutinio democrático. Hacemos las cosas de manera democrática”, remarcó.
Díaz ha evitado en todo momento polemizar con Iglesias, con quien el viernes coincidió en un acto de un periódico en Barcelona. Hace dos semanas, la vicepresidenta tampoco quiso realizar ningún tipo de crítica al fundador de Podemos cuando cuestionó la forma en que la propuso como candidata, sin haber convocado un proceso de primarias en el seno del grupo confederal. Iglesias, no obstante, nunca puso en duda su decisión, que volvió a refrendar esta semana, sino que se limitó a reflexionar acerca del procedimiento.
Pese al nuevo cruce de declaraciones de esta última semana, todo el espacio de Unidas Podemos insiste en reivindicar a Díaz como su candidata. Y el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, daba el lunes por hecho que será ella su rival en las urnas, aunque también la considera una socia necesaria. El lunes, en una entrevista en Antena 3, el jefe del Ejecutivo aseguró que a partir de ahora solo hay dos opciones, para cuando convoque las generales, a finales del año que viene: o un Gobierno liderado por el PSOE con “el espacio que represente Yolanda Díaz” u otro del PP con la ultraderecha.
Coalición de izquierdas o PP y Vox
Tres días más tarde, el jueves, tras salir de la presentación de una biografía de Díaz a la que asistieron numerosos dirigentes de Podemos, la ministra de Igualdad, Irene Montero, compartió la reflexión de Sánchez, aunque ella dio por hecho que ese “espacio” que pueda construir la vicepresidenta será Unidas Podemos. En declaraciones a la prensa, aseguró que el próximo Ejecutivo “será un Gobierno de coalición de PSOE y Unidas Podemos o de la derecha y la extrema derecha”, una tesis que difiere de la de Iglesias, que tanto en su libro como en sus últimas declaraciones públicas considera que la pretensión de Sánchez es poner fin a la coalición en cuanto pueda para gobernar en solitario.
Montero, como todos los dirigentes de Unidas Podemos a los que se les pregunta, en público y en privado, no tiene dudas sobre la candidatura de Díaz, aunque sí existen diferencias con la vicepresidenta sobre el papel que deben tener los partidos en la construcción de ese espacio político. “Vamos a construir el Podemos más fuerte para que si Yolanda [Díaz] lo decide pueda ser candidata y podamos ser la fuerza mayoritaria del Gobierno de coalición progresista”, sostiene la ministra de Igualdad. Díaz siempre trata de defender que su proyecto nacerá de la ciudadanía y no de los partidos.