Entrevista

Laia Costa: “Ya no intentamos mostrar una imagen idealizada de lo que es la maternidad”

Javier Zurro

31 de enero de 2023 22:44 h

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Laia Costa ha seguido un camino inverso a la mayoría de las actrices. Normalmente, después de una interpretación destacada en España se salta al resto de países, pero en su caso el viaje fue desde fuera hacia adentro. Su llegada a las pantallas fue como un torbellino. Lo hizo en forma de plano secuencia (cuando no estaban tan de moda) en Victoria, película alemana que sorprendió en el Festival de Berlín de 2015. Costa se convirtió en la primera española en ganar un Lola, el Goya alemán, y su carrera se vio propulsada a todos los mercados -nominación a los Premios del Cine Europeo incluida-… menos el nuestro. 

Tardó la actriz en aterrizar en nuestra industria y puede que haya sido ahora, gracias a ese fenómeno llamado Cinco Lobitos, cuando muchos la hayan descubierto. Nunca es tarde para disfrutar de una intérprete que tiene algo muy difícil de encontrar, una naturalidad y una verdad desbordante. Su Amaia en el filme de Alauda Ruiz de Azúa es un torrente de emociones que ella aborda desde la contención y la inteligencia. Una muestra más del talento de una de las grandes actrices de su generación que, a partir de ahora, debería estar en todos los proyectos importantes. De momento, es la favorita al Goya a la mejor actriz protagonista con su primera nominación, algo que se ha confirmado con su premio Feroz.

Hace casi un año desde que se presentara la película en el Festival de Berlín, ¿cómo ha sido este viaje, qué le ha dado Cinco Lobitos?

Lo primero en lo que pienso es en la sorpresa, porque era una peli muy chiquitita, de cine independiente, con un presupuesto chiquito, con una temática de cuidados, intimista, con una narrativa que a priori se aleja un poco del algoritmo de la plataforma, en la que cuando rodábamos no teníamos ninguna aspiración de nada... Y como dices tú, en febrero fuimos a Berlinale y cuajó muchísimo con el público y con la crítica. En Málaga recuerdo dos momentos que jamás había sentido. Uno, la ovación del público, que estuvo ahí unos cuantos minutos y yo vi a la jefa de prensa llorando al lado, aguantándose las lágrimas. Además, llevábamos mascarilla todavía, y cuando se encendieron las luces, desde el palco ves a todo el público girado hacia ti, con los ojos brillando todavía de esas lágrimas y las mascarillas puestas… fue bastante impactante.

Y el segundo momento que me impresionó fue en el hotel, haciendo entrevistas. A la mañana siguiente, los periodistas empezaban la entrevista contándote algo personal de ellos. La película les había llevado a una emoción, a un pensamiento, y yo recuerdo sentirme un poco como en El show de Truman. ¿Sabes aquello que dicen de 'desconfía si algo le gusta a todo el mundo o a nadie le gusta algo'?, pero claro, en mayo sale en cines y sigue estando en cines. Estamos en enero. Es una pasada. Creo que la sorpresa es el viaje. Ha sido muy bonito. Además, es una ópera prima. Es la ópera prima de Alauda, pero también de algunas productoras. Ha sido la primera peli que producen, el montador es su primera peli… Han sido como muchas primeras veces y todo ha sido como muy, muy hermoso.

Todo el mundo se identifica de alguna forma con Cinco Lobitos, en este tiempo, ¿habéis pensado cuál es la magia por la que ha tocado y conectado tanto con la gente?

Al final, de hablar tanto con la gente te lo planteas un poco. A mí me sorprendió que en Berlín conectara tanto con el público. Recuerdo ese encuentro con la gente después de la proyección, en el que hubo muchas preguntas. Nosotros siempre hemos trabajado que esta familia es muy vasca y con una cosa muy contenida, y no sé cuál es el éxito, pero sí que siento que el mensaje es muy universal. Y también que el cine recoge un poco las circunstancias de la sociedad y nosotros estamos saliendo de una pandemia. Creo que había mucha necesidad por reconectar un poco con los seres queridos, con los cuidados, algo que se echó mucho de menos en ese aislamiento durante todos esos meses de COVID. No sé si la peli en ese sentido también ha recogido un momento perfecto para explicar esta historia.

El cine recoge un poco las circunstancias de la sociedad y nosotros estamos saliendo de una pandemia. Creo que había mucha necesidad por reconectar un poco con los seres queridos

De momento lo que sí le ha dado es una nominación al Goya, ¿cómo está viviendo este momento?

Yo estoy feliz, porque algo que me gusta mucho de los 'Lobitos' es que tenemos 11 nominaciones. Siempre digo que este trabajo es un trabajo de mucha gente. Un actor o una actriz no te levanta una película, tiene que ser un guion, una buena dirección, un buen vestuario, una buena fotografía porque si no, no te crees al actor. Todo se retroalimenta en un proyecto así y el hecho de que se reconozca el trabajo de todo el equipo hace que la fiesta sea más divertida. Es más bonito y además, lo sentimos así. Fue un trabajo muy colaborativo de todos y creo que se hizo una pequeña familia profesional muy hermosa. 

Su caso es raro: yo creo que es la primera actriz española que ha estado nominada antes en los Premios del Cine Europeo, con Victoria, que en los Goya. Es un recorrido un poco a la inversa.

Esto lo he pensado a veces, y yo siento que es un poco un ciclo. Me gusta jugar a los paralelismos entre los 'Lobitos' y mi carrera profesional, porque yo también fui mamá, y Victoria se estrenó también en la Berlinale, que fue mi primer festival de cine. La gala de los Lola -los Goya alemanes- fue mi primera gala de cine, y fue con Victoria, hace siete años, en 2015, y ahora, con Cinco Lobitos, se estrena en la Berlinale, y yo regreso a la Berlinale después de ser mamá, después de la pandemia, después de haber trabajado mucho fuera… Y regreso también aquí, y es la primera vez que voy a asistir a los Goya, por ejemplo. Es la primera vez que lo estoy viviendo tan de cerca con una película. El público español es muy hermoso, siento que hay como un ciclo ahí, me gusta pensar que es como cerrar un ciclo.

¿A qué cree que se debe que sea su primera vez, escoge mucho los proyectos o no le ofrecían películas?

Yo tengo la sensación que Victoria nos puso en el foco internacional a todos los que formamos parte de ese proyecto. Y no sé si te acuerdas, pero Victoria tardó dos años en llegar a España. Fue a la Berlinale, fue a Toronto, se estrenó en EEUU, se estrenó en Francia, hicimos una promo mundial brutal y ese trabajo llegó antes a industrias de otros países. Entonces a mí la agenda se me llenó con proyectos de fuera antes que españoles, porque aquí tardó. Aquí creo que se estrenó en 2017, porque recuerdo de estar haciendo promoción en los BAFTA en 2017, que es cuando se estrenaba aquí, si no me equivoco. Claro, llegó dos años tarde y en esos dos años yo no paré de trabajar fuera y creo que es un tema de agendas que se han ido equilibrando con el tiempo.

¿Y qué tenía ese guion de una ópera prima pequeñita para decir que sí?

Esto fue una apuesta personal 100%. Pero para que te hagas una idea, yo leo el guion en el 2019 y cuando hago un café con Alauda, estoy embarazada de tres meses. Obviamente ella no lo sabía, pero cuando me preguntó si me podía interesar este tema yo estaba con mi café como… “creo que sí”. Sentí que ahí estaba empezando un viaje personal muy interesante del que desconocía absolutamente todo y leyendo un guion que el punto de arrancada era ese, pero que luego se va a otro lugar que no tiene nada que ver con la primera maternidad. Y luego Alauda me gustó mucho. Me encontré una sensibilidad sin artificios, muy honesta. Tiene un talante y un talento increíbles. Había algo que me interesaba mucho de la propuesta que tenía ella en mente. Y bueno, tuvimos una charla que fue muy interesante y luego con 'Lobitos', pues ya te digo, se han ido como retroalimentando un poco esa vida personal y esa vida profesional.

¿Este talento y ese talante de Alauda se nota también rodando? Hace poco decían las directoras nominadas a los Goya que las mujeres tienen otro talante porque no tienen miedo a decir que no saben algo, que van a preguntar.

Yo lo he notado en los últimos cuatro años. Ha coincidido que he trabajado solo con mujeres y la primera semana de Alauda aluciné. Era su ópera prima, así que dices “bueno, una directora novel, vamos a jugar a favor del director para ayudar”. Pero ella no necesitaba ayuda de ningún tipo, ella entraba, estaba tranquila. Estamos rodando con bebés que ahora lloran, que ahora ríen, que ahora se cagan, que miran, que ahora necesitan tomar teta, con un equipo todo nuevo que no se conocía y ella es súper tranquila. Juguetona en la dirección. Decía: “Dame esto, vamos a probar aquí”. No sentí que estaba trabajando con una directora novel, sentí que trabajaba con alguien que lleva muchos años pisando un set de rodaje. Ella lleva 12 años haciendo publicidad, o sea, tiene como ese peso, pero desde la calma, desde no imponer. Siento que ha habido una relación muy colaborativa y es cierto eso que dices, yo he visto a muchísimas directoras decir “no sé cómo voy a hacer esto, me voy a tomar un momento para pensarlo”.

Es un cambio de paradigma, porque tenemos esa imagen de director que todo lo sabe.

Exacto, y como de presuponer que el director tiene que saberlo todo, y eso es hermoso porque de golpe se van encontrando cosas. Yo recuerdo rodando Cinco lobitos que el texto siempre era el mismo, pero Alauda nos lo pedía desde muchos, muchos ángulos, muchas opciones. Y recuerdo que Susi Sánchez me decía en algún momento, “pero se va a volver loca en la edición con tantas opciones”, y luego en un mes, la tenía editada. Creo que tenía tan claro que lo que buscaba era el tono y que eso lo encontraría en la edición, que por eso quería jugar con opciones para subir y bajar personajes, que me parece de una inteligencia brutal.

Me imagino las conversaciones que mi madre pudo tener cuando era una mamá novata con sus amigas y creo que no tienen nada que ver con las conversaciones que yo tengo con mis amigas

Ha dicho que en los últimos años ha trabajado solo con mujeres. Está claro que hay un cambio en esta industria, ¿lo ha notado en los guiones que le llegan, se cuentan otras historias que no se estaban contando o con otro punto de vista?

Yo creo que sí, pero es por lo que te digo, porque el cine recoge los cambios en la sociedad. Yo me imagino las conversaciones que mi madre pudo tener cuando era una mamá novata con sus amigas y no tienen nada que ver con las conversaciones que yo tengo con mis amigas que son madres. Creo que el diálogo ha cambiado, ya no estamos intentando mostrar una imagen idealizada de lo que es una familia o la maternidad y se queda todo de puertas para adentro o te lo tragas. Ahora se está reivindicando poder mostrar maternidades muy imperfectas y miedos, y se está hablando de temas. Que el tema de la maternidad venga de la mano de las directoras tiene todo el sentido del mundo. Fíjate que hay mucha maternidad en muchas películas internacionales y desde muchos ángulos diferentes este año, o el tema de lo rural también, y yo pienso esto tiene que ser algo que se ha cocido en los últimos años, que a nivel social hemos necesitado respirar y buscar otras narrativas, y creo que eso tiene que ver con las nuevas voces.

No es solo una película sobre la maternidad, sino que habla de los cuidados, y de cómo estos recaen sobre las mujeres. ¿Esto la hace más intergeneracional?

Mira, yo te confieso que como actriz no me di cuenta de eso hasta que la vi como espectadora. Claro, al final en mi trabajo yo me ocupo de mi personaje. O sea, tú eres el director y tú te ocupas de todo, de la historia, del tono. Yo solo te prometo estar presente en este momento y ocupada en mi personaje, pero yo no me ocupo del resto. Cuando estoy en la cabeza de Amaia, mi personaje, rodando, estoy con ella, y luego ya como espectadora veo todas las capas. Entonces, de golpe lo veo y me es inevitable comparar ese matrimonio de Koldo y Begoña respecto al de esos jóvenes. A muchos niveles, a nivel de pareja, a nivel de profesión, a nivel de trabajo doméstico, a nivel de intenciones… y hay muchísimas diferencias. Cuando Amaia, sobre todo, se convierte en la madre de su madre, también se convierte de alguna forma en la mujer de su padre y entonces su padre ya no es su padre y no le gusta nada lo que ve. Y con eso hace las paces con su madre. Todo eso como actriz, tú no lo ves, pero como espectador es cuando empiezas a hablar de un montón de cosas que en realidad no se ha hablado de eso necesariamente rodando.

Y es una película que también habla de los hombres, nos pone un espejo sobre cómo aunque vayas de moderno y lo quieras hacer bien, al final esos cuidados recaen en la mujer. 

¿Sabes qué he visto a posteriori? Que cuando comparo a los dos padres tengo la sensación de que Javi, respecto a Koldo, quiere actuar desde la calma. Quiere estar presente. Quiere estar allí, quiere aprender. Pero hay algo nuevo en esta pareja joven que es la precariedad laboral, que no existía con los padres, porque los padres tenían un pacto. Yo trabajo en casa, tú trabajas fuera. Tiene muchos contras eso, pero llegaban a final de mes. Cada uno se encargaba de una cosa y vivían bien. Esta pareja joven dice: “No, los dos queremos mantener nuestras profesiones y los dos queremos encargarnos del niño, y ser conscientes y constantes con eso, pero no tenemos herramientas porque tenemos una precariedad laboral tan grande que ni siquiera con el sueldo de los dos podemos pagar para que el bebé vaya a parvulitos”.

Entonces, claro, estamos hablando de un nuevo paradigma en que no tenemos herramientas para estas nuevas familias, en que los dos quieren llegar a todo, que ese es otro debate, porque tú no puedes cuidar de un bebé recién nacido y trabajar y que tu padre o tu madre enfermen y cuidarlos también a ellos, y tener tiempo para ti y tener tiempo para tu pareja. No llegamos a todo eso. Entonces creo que ese es el tema, que hay una diferencia entre Koldo y Javi, pero creo que Javi y Amaia no encuentran herramientas para gestionar esta nueva vida y ahí entra la precariedad laboral, que me parece que es el suelo que les tiembla.

Su interpretación está desde la contención, no sé si como actriz el cuerpo le pedía otra cosa, o normalmente incluso le piden lo contrario, más exhibicionismo.

Es que eso depende del director. Yo siempre digo que mi método es como Alicia en el País de las Maravillas, que es seguir al conejo, que es el director o la directora y lo que ellos te propongan. Alauda nos propuso desde el principio esta contención. Igual otro tipo de dirección te lleva a otro lugar. Al final tú eres la marioneta, tienes que seguir sus pasos.

¿Es difícil ser marioneta?

A veces supongo que sí. Depende del proyecto. Puede ser difícil, pero puede ser muy disfrutón también. Yo me lo pasé muy bien en Cinco Lobitos, pese a toda la intensidad de la historia.

Hace poco le leí decir que le gustaba escuchar a los productores, sentarse con ellos, ¿le gustaría producir?

Bueno, yo he producido ya, pero siento muchísimo la necesidad de escuchar todas las voces que implican en un rodaje. Es muy interesante. Cuando escuchas a los productores, te quitas peso de encima, te das cuenta de que como actor o como actriz no eres tan importante. Eres realmente una marioneta. Sientes que hay tantas decisiones, tantas cosas que pensar. Yo cuando me fijo realmente en un director pienso: “Madre mía, que trabajo estar pendiente de absolutamente todo”. Las conversaciones de los productores a mí me ayudan a entender la industria, por qué las películas salen de una manera o de otra, por qué esas decisiones artísticas han acabado siendo las que son. Te libera mucho.

Se habla mucho de la relación de los actores y actrices con las redes sociales, con Instagram… Yo he buceado en sus perfiles, y no hay nada ahí. No es especialmente activa, ni exhibe su vida. ¿Cómo convive con ese tema, cree que os empujan hacia esa exhibición en redes?

Tengo una relación con las redes sociales inestable y poliamorosa. La verdad me cuesta mucho. Las tengo por exigencia del guion, porque me han recomendado en muchas ocasiones tenerlas, porque son una plataforma a la hora de comunicar desde el equipo que, por ejemplo tenemos Cinco lobitos y la vamos a presentar en un sitio. Es algo con lo que quieres participar, pero es un medio en el que no me acabo de sentir especialmente cómoda y me siento siempre un poco a la defensiva. Entonces a mí no me gusta. Es que creo que no es interesante. No voy a decir que no es interesante mi vida personal. Me encanta mi vida personal, pero no sé hasta qué punto es necesario compartirla. Siento que necesito poner una distancia, siento que no es mi trabajo también, entonces me cuesta disfrutar de ellas y gestionarlas.

En ese sentido, ¿le da miedo de alguna forma la sobreexposición que puede traer un Goya?

Sí, a mí la sobreexposición en general me me molesta. Supongo que son temas en los que no quiero pensar mucho, porque no me siento muy cómoda. Es que creo que no tiene nada que ver con nuestro trabajo y creo que no nos juega a favor. Bueno, depende de lo que quieras, de lo que te apetezca. Hay gente que lo disfruta mucho y es genial. Todo lo que te haga disfrutar está muy bien. Yo el disfrute lo encuentro en comer bien, por ejemplo. A veces pienso que no sé jugar al juego.

Ya ha sido un año de viaje, y no sé si hay algo de vértigo porque se acabe. De repente, se acaba Cinco lobitos.

Es que no siento que se acabe. Siento que la peli se acaba cuando acabo de rodar. Sinceramente, todo lo que viene después no cuento con ello en el sentido de que si funciona lo celebro, y si no funciona, los motivos por los que yo hice ese proyecto ya los he vivido. Siento que cuando acabo me despido de un proyecto, todo lo demás es fiesta. Todo lo que viene después es mucho. Esta vez pues ha habido mucha fiesta que me encanta y la celebro. Siento que la peli cuando llega al cine ya no es nuestra, es de la audiencia y con Cinco lobitos me queda súper confirmado. Es una peli que la gente se la ha hecho suya y es más suya que nuestra. Entonces, no siento que tenga que despedirme de nada. Siento que mi despedida de Amaia fue hace mucho tiempo.

Vídeo: Nando Ochando y Xabi González