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Una semana de boicot al plástico: la iniciativa que conciencia a los supermercados del impacto del envasado

El plástico está presente en (casi) todo lo que nos rodea: envases de comida, cuchillas de afeitar, pajitas, platos, vasos... Las propiedades y el bajo coste de este material han favorecido su expansión en los últimos cincuenta años. Tanto, que el plástico ya forma parte de nuestra alimentación: ha conseguido entrar en nuestra cadena trófica por la contaminación de los mares, como muestra el viaje por el Mar Mediterráneo que hizo esta botella de plástico en la barriga de una ballena o los 40 kilos de plástico que encontraron dentro de otra ballena en Filipinas.

La proliferación de este material es evidente en los supermercados, donde gran parte de los alimentos están envasados. Para concienciar a las cadenas de supermercados, diversas organizaciones, entidades y consumidores a título individual han impulsado la semana de boicot al plástico, del 3 al 9 de junio. El objetivo de la plataforma Zero Waste -que aglutina al movimiento- es visibilizar los problemas medio ambientales, económicos y de salud que genera la producción y el consumo de este material.

La iniciativa, que se desarrolla en España bajo el hastag de Twitter #boicotalplasticojunio2019, consiste en evitar la compra de productos envasados. Es una iniciativa enfocada a las redes sociales, como otras que han surgido en los últimos años. Una de las más conocidas es #DesnudaLaFruta, un hastag que utilizan los tuiteros para denunciar el uso excesivo del plástico en las frutas que comercializan las grandes superficies.

El 35% del plástico para el envasado

Rosa García, la directora de la entidad Rezero, denuncia que casi el 35% de los plásticos que se utilizan van destinados al envase, sobre todo de alimentos. “Estamos ante una situación insostenible, esta semana tiene que servir para visibilizar que al consumidor no se le garantiza el derecho a consumir sin producir residuos”, critica García, cuya entidad da apoyo a Zero Waste.

Según Greenpeace, la producción total de plástico en 2016 alcanzó las 335 millones de toneladas, a lo que habría que sumarle las fibras sintéticas que se usan en la ropa, cuerdas, u otros productos, que de forma conjunta representaron 61 millones de toneladas ese mismo año. Europa es el segundo principal productor de plásticos (19% de la producción, 60 millones de toneladas). Dentro de Europa, más de dos tercios de la demanda de plásticos se concentra en cinco países: Alemania (24,5%), Italia (14,2%), Francia (9,6%), España (7,7%) y Reino Unido (7,5%).

La directora de Rezero explica que la semana de boicot al plástico “va dirigida a quien lo pone en el mercado: distribuidores, consumidores y cadenas de supermercados”. García explica que el problema no se termina “sustituyendo el cartón por el plástico”, sino que la solución pasa por producir menos. “El mejor residuo es el que no se genera”, resume.

En el caso de los consumidores, García recomienda comprar productos a granel; llevar tuppers para guardar la carne o el embutido y bolsas reutilizables para las verduras o legumbres; y comprar siempre el producto más inocuo (por ejemplo, el vidrio es más fácil de reciclar que el tetrabrik).

Falta de regulación

La iniciativa también se dirige a las autoridades, para que desarrollen una legislación más restrictiva en el uso de plásticos en grandes superficies, las cuales solo están obligadas por ley a cobrar por las bolsas de plástico. García lamenta que, en muchos casos, la sustitución del plástico dependa de “la voluntad de los supermercados”. Según ella, la legislación podría obligar a los supermercados a tener comida a granel, a disponer de envases retornables o a pagar el coste económico de los envases.

A pesar de la regulación de la Unión Europea -la Eurocámara ha aprobado la prohibición de los plásticos de un solo uso a partir de 2021, como platos, cubiertos, pajitas y bastoncillos para los oídos-, tan solo unas cuantas Comunidades Autónomas tienen normativas punteras en la materia. Es el caso de Navarra y de Baleares, dos territorios que han colaborado conjuntamente en normativas de residuos y reciclajes que incluyen, por ejemplo, la prohibición de cápsulas de café o la lucha contra el desperdicio alimentario.

El plástico está presente en (casi) todo lo que nos rodea: envases de comida, cuchillas de afeitar, pajitas, platos, vasos... Las propiedades y el bajo coste de este material han favorecido su expansión en los últimos cincuenta años. Tanto, que el plástico ya forma parte de nuestra alimentación: ha conseguido entrar en nuestra cadena trófica por la contaminación de los mares, como muestra el viaje por el Mar Mediterráneo que hizo esta botella de plástico en la barriga de una ballena o los 40 kilos de plástico que encontraron dentro de otra ballena en Filipinas.

La proliferación de este material es evidente en los supermercados, donde gran parte de los alimentos están envasados. Para concienciar a las cadenas de supermercados, diversas organizaciones, entidades y consumidores a título individual han impulsado la semana de boicot al plástico, del 3 al 9 de junio. El objetivo de la plataforma Zero Waste -que aglutina al movimiento- es visibilizar los problemas medio ambientales, económicos y de salud que genera la producción y el consumo de este material.