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El PP añora ahora al histórico socialista Peces-Barba, a quien en 2005 acusaba de “amparar” a etarras

El espejo retrovisor por el que el PP mira al pasado distorsiona cuando los conservadores hablan de antiguas figuras del socialismo. Una muestra de esa distorsión se ha vivido este martes en la primera jornada de la sesión de investidura. El candidato Alberto Núñez Feijóo ha recibido la réplica por parte del diputado por la provincia de Valladolid, Óscar Puente. Por esa misma provincia fue parlamentario entre 1977 y 1986 uno de los llamados padres de la Constitución, el socialista Gregorio Peces-Barba. Por eso Feijóo –dentro de la estrategia del PP de intentar patrimonializar los consensos de la Transición– ha querido denigrar a Puente comparándolo con aquel histórico del PSOE: “Si Gregorio Peces-Barba levantase la cabeza, se iría del hemiciclo”, ha dicho Feijóo. El problema es que el PP atacó en 2005 a Peces-Barba con la misma intensidad con la que hoy arremete contra Puente.

En su amplio currículum, Peces-Barba (fallecido en 2012) ejerció también como presidente del Congreso de los Diputados, rector de la Universidad Carlos III y Alto Comisionado para las víctimas del terrorismo. Al frente de esa tarea, Peces-Barba –al que hoy dice añorar el PP– recibió todo tipo de críticas. En marzo de 2005, el senador Ignacio Cosidó (que llegaría a ser en 2012 director general de la Policía), definió a Peces-Barba como “comisionado para el diálogo y el amparo de los verdugos terroristas”. Luego retiraría sus palabras, consciente de haberse pasado de frenada.

Pero meses después, en septiembre de 2005, Peces-Barba acudió al Parlamento a presentar su informe de gestión. Allí se encontró con la entonces portavoz del PP, Alicia Sánchez Camacho, quien le acusó de “adormecer y acallar a las víctimas para que en una posible negociación con ETA no sean un obstáculo para el señor Zapatero”.

Las crónicas de la época relatan que Peces-Barba se sintió “injuriado”: “Si no fuera un oprobio, sería una vileza sacar la conclusión de que estoy haciendo un trabajo sucio para desarmar a las víctimas frente a una negociación que las deje en mala situación”.

En la misma línea que Feijóo (añorando a un Peces-Barba al que en realidad el PP denigraba asiduamente) se ha expresado también el portavoz del PP de Madrid, Alfonso Serrano, en la red social X: “En 1977 el PSOE presentaba por Valladolid a Peces Barba (padre de la Constitución) hoy a Òscar Puente. En esto ha degenerado el PSOE. Y si Peces Barba estuviera vivo, lo llamarían dinosaurio, renegarían de él y quizá lo expulsarían del propio PSOE”.

De las más de 850 personas asesinadas por ETA hasta marzo de 2010, decenas de ellas eran cargos políticos, principalmente del PP y del PSOE. En 2006, Peces-Barba se comprometió a que la Carlos III, de la que era rector, concediera el máximo reconocimiento a los profesores asesinados por ETA, ya fuera a través de una “medalla de honor” o con el título de “doctor honoris causa”. Entre los profesores universitarios asesinados por ETA se cuentan Manuel Broseta (dirigente de la UCD) y Ernest Lluch (del PSC-PSOE).

El espejo retrovisor por el que el PP mira al pasado distorsiona cuando los conservadores hablan de antiguas figuras del socialismo. Una muestra de esa distorsión se ha vivido este martes en la primera jornada de la sesión de investidura. El candidato Alberto Núñez Feijóo ha recibido la réplica por parte del diputado por la provincia de Valladolid, Óscar Puente. Por esa misma provincia fue parlamentario entre 1977 y 1986 uno de los llamados padres de la Constitución, el socialista Gregorio Peces-Barba. Por eso Feijóo –dentro de la estrategia del PP de intentar patrimonializar los consensos de la Transición– ha querido denigrar a Puente comparándolo con aquel histórico del PSOE: “Si Gregorio Peces-Barba levantase la cabeza, se iría del hemiciclo”, ha dicho Feijóo. El problema es que el PP atacó en 2005 a Peces-Barba con la misma intensidad con la que hoy arremete contra Puente.

En su amplio currículum, Peces-Barba (fallecido en 2012) ejerció también como presidente del Congreso de los Diputados, rector de la Universidad Carlos III y Alto Comisionado para las víctimas del terrorismo. Al frente de esa tarea, Peces-Barba –al que hoy dice añorar el PP– recibió todo tipo de críticas. En marzo de 2005, el senador Ignacio Cosidó (que llegaría a ser en 2012 director general de la Policía), definió a Peces-Barba como “comisionado para el diálogo y el amparo de los verdugos terroristas”. Luego retiraría sus palabras, consciente de haberse pasado de frenada.