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Luis Tosar: “'Los favoritos de Midas' combina intriga y tensión con profundidad”

Los favoritos de Midas es el nuevo estreno de Netflix de producción española. Se trata de una serie cerrada, en principio, de seis episodios, dirigida por Mateo Gil y basada muy libremente en el relato corto del gran escritor estadounidense Jack London, The minions of Midas, de 1901. Un siglo después de su publicación, el guionista Miguel Barros propuso su adaptación a Gil y, aunque lo pospusieron casi 20 años, finalmente acaba de llegar a las pantallas.

El protagonista de esta adaptación es el actor gallego Luis Tosar, que interpreta a un alto ejecutivo víctima de una extorsión que le hace replantearse su moralidad. Tosar vuelve a dar vida a un personaje importante en televisión, tras una carrera imponente en el cine que le ha proporcionado ocho nominaciones a los premios Goya, tres de ellas convertidas en premio, entre otros laureles. El actor se dio a conocer en la serie de la televisión gallega Mareas Vivas, antes de ese afortunado salto al cine. Le acompañan en el reparto Marta Belmonte en el papel de una periodista y Willy Toledo en su regreso a la pantalla tras lo que él considera un veto de diez años en el cine español. Tosar se muestra muy satisfecho con el resultado: “Creo que tiene los ingredientes necesarios para ser una serie que engancha de principio a fin -afirma-. Además, con un arco de evolución de personajes muy radical en el caso de algunos de ellos que les hace replantearse desde la más pura esencia cuales son sus principios”.

La realidad se ha ido pareciendo al presente sombrío descrito en la serie

La serie está ambientada en un presente un poco más oscuro y siniestro que el real, pero cada vez más concebible para el actor: “Es casi una recreación de lo que finalmente nos ha tocado vivir. Si vemos muchas imágenes de los informativos, nos van a recordar a otras tantas de Los favoritos de Midas, por desgracia. Hay un malestar social, un desasosiego que parece que se va extendiendo cada vez más de una forma global, no sólo en nuestra sociedad, en la nuestra de España y en la nuestra occidental, si no a nivel mundial. Y eso, curiosamente, siempre tiene ecos en la ficción. Creo que el caso de Los favoritos de Midas es un ejemplo muy claro de que la realidad se te va poniendo en paralelo y te va acompañando hasta casi pasarte por delante. Si tuviéramos que continuar la serie por alguna razón tendríamos que estar muy avispados para  que los acontecimientos no nos sobrepasen”.

El rodaje, que se realizó hace un año, le trae recuerdos mixtos: “Tuvimos alguna que otra anécdota, alguna lesión, como por ejemplo mi rodilla. Tuve que hacer media serie lesionado. Reto al espectador para que adivine en qué momentos se ve más claro”. De la presión que tienen a menudo las series para comprimir su producción da idea que, como recuerda el actor, se rodaron seis horas de metraje en poco más del tiempo en el que se filma una película de hora y media: “Lo hicimos en dos tandas, con un parón navideño, como las familias de bien, y continuamos después de los Reyes. Y duró unas ocho semanas, un largometraje largo. Fue un rodaje divertido pero duro, porque todos, al final, son calendarios constreñidos. Una y otra vez se intenta abarcar la mayor cantidad de material posible en cada día pero poco a poco siempre se va dando cuenta de que haría falta una semanita más para poder hacerlo en unas condiciones más humanas. Nos pasan un poco por encima los rodajes, esto es un clásico del cine y la televisión”.

“El equipo del rodaje estaba muy volcado en el planteamiento ideológico de la serie”

La conversación que propone la serie, con un trasfondo moral y político, se trasladó a todos los implicados en el rodaje: “Fue divertido porque teníamos un magnífico equipo muy talentoso para sacar esto adelante y era un grupo que estaba además muy volcado en la serie por el tema, por el contenido, por el planteamiento ideológico. Todo el debate que podía despertar estaba también muy vivo dentro del equipo y esto suele ser un aliciente para los que trabajamos delante de la cámara, para los actores. Saber que todas las dudas que a nosotros se nos plantean también están en buena parte de los compañeros. Vas escuchando opiniones, pareceres, puntos de vista, y eso nos va dando pistas sobre cómo tenemos que ir afrontando el material”.

Ese planteamiento ideológico es bastante ambiguo y responde en parte a las reflexiones, ya centenarias, de su autor original, Jack London, que acababa de abandonar los durísimos trabajos manuales que había desempeñado en su juventud para dedicarse a la escritura cuando abordó este relato. London estaba deslumbrado tanto por las recientes teorías de Karl Marx, que le habían llevado al socialismo, como por los sorprendentes descubrimientos de Charles Darwin, ambos fallecidos antes de empezar el siglo XX. Y esa tensión entre dos de las grandes corrientes de pensamiento del momento, una que proponía la salvación por cooperación, otra que había descubierto que solo los mejor adaptados sobrevivían y legaban su genética, le llevaron a idear esta historia, que no llegaba a las diez páginas.

“Algún que otro espectador se hará las mismas preguntas que mi personaje”

La cuestión que sobrevuela y puede implicar a los espectadores es qué estamos dispuestos a sacrificar en vidas y sufrimiento para conservar nuestra riqueza y nuestro estilo de vida. Esa premisa se ha trasladado al presente y sigue siendo una pregunta válida. Para Tosar es uno de los mayores atractivos de la propuesta: “Muchos de estos interrogantes, muchos de los dilemas que se plantean en Los favoritos son los que se tiene que plantear a diario el ser humano. Quizá no tan extremos como los que le tocan a mi personaje, Victor Genovés, pero en un mundo tan cambiante, tan radical como el que nos ha tocado vivir, al menos en esta era, las preguntas que se hace este personaje no van a estar muy lejos de las que se tenga que hacer algún que otro espectador”.

Luis Tosar devoró su propia serie: “La he visto, evidentemente, lo cual es bastante raro en mí porque no soy nada seriéfilo. No suelo ver series, casi nunca enteras. Puedo ver algún episodio suelto pero me cuesta engancharme, con lo cual ha sido un reto ver esta, y además en dos tandas. Seis episodios en dos días para mi ya es un récord absoluto. Y estando yo dentro del producto más todavía. Y la he disfrutado mucho”. El motivo: “Creo que hemos logrado los objetivos que perseguíamos. Se trataba de conseguir intriga y tensión al mismo tiempo que profundidad.  Y que eso fuera en ascenso a medida que avanzaba la serie hasta el último episodio. No era un objetivo fácil. Creo que es un formato bueno que nos ha servido de manera excelente para contar la historia tal como queríamos. Seis episodios, con esta duración, llegando a la profundidad a la que aspirábamos pero sin perder nunca valores que son importantes en televisión como son la tensión, la intriga y el suspense, sin que el ritmo decaiga. Estoy muy contento del resultado”. Tosar destaca los atractivos que pueden enganchar a los espectadores: “La recomiendo porque creo que es una serie fabulosa de intriga, suspense, un thriller político a ratos, periodístico en ocasiones, con alguna que otra dosis de historia de amor y sobre todo muy trepidante”.

Para el director, Mateo Gil, han sido referentes tanto las películas de los años 60 y 70 que hacían hincapié en los dilemas morales y políticos como las películas de hombres lobo, en los que el personaje se encuentra a sí mismo convirtiéndose en un monstruo para sorpresa de los que le conocen. El resultado es interesante y avanza en su intriga, pero a veces puede pecar de frío y algunos diálogos de poco naturales.

El estreno de su película Hasta el cielo se ha visto retrasado por la pandemia

Al margen de este proyecto, Tosar se ha visto trastocado por la pandemia: “Como todo el mundo. En nuestro sector ha afectado mucho. Sobre todo en la exhibición porque todo lo que estaba pendiente de estreno se ha tenido que retrasar. Hasta el cielo, una película que hicimos con Daniel Caspalsoro y Vaca films el año pasado, tenía que haberse estrenado en agosto y ya se ha retrasado una vez y se ha vuelto a retrasar ahora. Iba para el 27 de noviembre y estamos sin fecha determinada”.

Tosar lamenta especialmente la situación del teatro y la música, por su necesidad de público en directo. Personalmente, su agenda está comprimida: “Todo es un efecto dominó. En cuanto se mueve un proyecto, eso afecta muy probablemente al siguiente. Cuando uno está implicado en varias cosas, tiene que mover ficha y el año que viene se presenta muy nutrido de proyectos. Hay cosas que no se han podido hacer este año y se pretende hacerlas el que viene, pero va a ser difícil también encajarlos todos y contando con que la COVID nos deje funcionar de manera regular. De todas formas, gracias a las plataformas, el mundo del audiovisual está teniendo una cierta normalidad que jamás hubieras soñado algunos años atrás”.