En España, la industria de los videojuegos facturó, en 2018, 1.530 millones de euros. La del calzado generó casi 2.700 millones a través de exportaciones en 2019. Las dos cifras son altas, pero no tanto como los 3.000 millones de euros que los españoles, en conjunto, tiramos a la basura cada año en forma de comida. No es baladí. El dato convierte a España en el séptimo país de la Unión Europa (UE) que más alimentos desperdicia —con 7,7 toneladas anuales— por detrás de otros como Reino Unido o Alemania, que se sitúan en el primer y segundo puesto según publica el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación. Cada español tira a la basura 179 kg de alimentos al año. Son verduras, hortalizas, pescados y carnes que quedan en “platos demasiado llenos” —tal y como aseguran muchos ciudadanos— o se ponen malos en la nevera y que terminan, en el mejor de los casos, en el contenedor orgánico. Un tercio de toda la comida que se produce a nivel mundial no se consume. Se desecha. Es algo que organizaciones como la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura) consideran inasumible tanto a nivel económico como, sobre todo, a nivel ecológico.
“No hay que ir empujando la nevera de manera que los alimentos más antiguos vayan desapareciendo detrás de los más recientes”. Así respira la calle. Esa es una de las claves que apuntan los ciudadanos para avanzar hacia un modo de vida más sostenible. Sin embargo, muchos de ellos también reconocen que “hay veces que compras sin saber exactamente lo que tienes” y, al final, “es casi imposible no malgastar”. Según la FAO, los alimentos que más se desperdician a nivel mundial son las raíces, los tubérculos, las frutas y las hortalizas. Y, de nuevo entre un 30% y un 50% de los “alimentos sanos y comestibles” que se procesan en toda la cadena agroalimentaria hasta que llegan al consumidor se convierten en residuos. “Hay que echar poca cantidad en el plato y, si uno se queda con hambre, repetir”, comenta un estudiante que camina con auriculares a la altura de la fuente de Cibeles. La observación es acertada: un 86% de la comida que termina en la basura se desecha entre las fases de venta al por menor y el consumo final, mientras que solo un 14% lo hace en las fases previas.
Más datos. Reino Unido (14,4 millones de toneladas), Alemania (10,3 millones), Holanda (9,4 millones), Francia (9 millones), Polonia (8,9 millones) e Italia (8,8 millones) son los países de la Unión Europea que malgastan más cantidad de alimentos. Detrás va España. Varias campañas de la FAO insisten en que, a pesar de que el impacto del fenómeno en el bolsillo es quizás lo que más preocupa al ciudadano, es fundamental fijarse en la huella ecológica que deja toda la producción alimenticia. Se calcula que el desperdicio de alimentos es el culpable del 8% del efecto invernadero y que hasta un 30% de la superficie terrestre —un bien escaso en muchos países— se utiliza para cultivos que terminan por no consumirse.
1 de cada 9 personas, en emergencia alimentaria grave
El año pasado, la Gran Recogida de Alimentos, que se lleva a cabo algunas semanas antes de las celebraciones navideñas, hizo acopio de 21 millones de euros en comida en España, una cifra 142 veces menor que los 3.000 millones que se tiran a la basura anualmente en nuestro país. La operación es clara. El lector podrá imaginarse la cantidad de problemas que se solucionarían si todas esas toneladas de alimentos terminasen en comedores sociales y no en contenedores o vertederos. Eso es ciencia ficción, pero cada pequeño esfuerzo podría contribuir a reducir el grueso de personas que sufren inseguridad alimentaria grave en España, unas 600.000 según la FAO. El total de población mundial que se encuentra en esa situación, para más inri, asciende a los 821 millones de personas en datos del 2017. Una cifra escalofriante: 1 de cada 9 personas.
Ángel Franco, responsable de Comunicación de la Federación de Bancos de Alimentos de España, señala la dificultad con la que este año de pandemia se encuentra la iniciativa, que este año comenzó el lunes 16 de noviembre y termina el domingo 22. “Los cursos pasados la gente podía dejar los alimentos que donaba directamente en mano de los voluntarios”, comenta. “Este año, en cambio, hay que dar ingresar el dinero” y eso lo vuelve todo un poco más complicado, aunque en muchos supermercados los datos se intuyen buenos. De todos modos, anima a todo el mundo a seguir arrimando el hombro los días que quedan hasta el domingo. “El viernes y todo el fin de semana”, concluye, “habrá voluntarios en los supermercados y esperamos que eso anime a la gente a ser solidaria”. Por otro lado, en www.granrecogidadealimentos.org se pueden realizar donaciones hasta el 6 de diciembre. A fin de cuentas… ¿Qué es un kg de comida en comparación a los 179 que cada español desperdicia año tras año?