Opinión y blogs

Sobre este blog

Un año derribando tabúes

Hace justo hoy un año salían a la luz los primeros artículos de este blog (éste y éste). Comenzábamos una aventura diferente, original, inédita en España. Dos discapacitados que no han tenido mucha relación con la discapacidad (más allá de la propia, claro) escribiendo cada semana sobre el tema. No todos los medios se hubieran atrevido a comprar nuestra idea. Seguramente muy pocos. Pero eldiario.es se lanzó a la piscina sin dudarlo, confió en la propuesta y aquí estamos.

Al igual que un crítico de cine basa su fuerza en su criterio insobornable y no en títulos universitarios o trabajos detrás de la cámara, nuestra única legitimidad era ser discapacitados y tener un discurso diferente al oficial.

Con el vértigo de lo desconocido, temíamos que el blog fuese un espacio minoritario, leído sólo por algunos discapacitados y sus familiares. Nos equivocamos. Sabemos de mucha gente sin discapacidad que nos lee cada semana, se ríe con nosotros y descubre cosas nuevas de personas con las que nunca había tenido relación. Es posible que ahora miren una silla de ruedas, un escalón o unas muletas con otros ojos.

Queremos pensar que nuestros lectores ya no sentirán lástima al ver a un enano luchar para pasar la tarjeta del tranvía. Ni creerán que una chica atractiva está emparejada con un retrón porque es muy buena persona y quiere ganarse el cielo. O que alguien que habla lento es tonto... o que lo son los discapacitados intelectuales. Nos hace felices imaginar que, cuando los hijos de nuestros lectores miren a un tipo sin brazos, éstos no les reprenderán, sino que les explicarán que, a veces, las personas nacen sin brazos. O que, entre experiencias personales y futuros documentales, hayamos disipado el mito de que discapacidad y sexo son como agua y aceite.

Una de las cosas más bonitas que nos han dicho del blog vino de un asiduo lector. Al leer nuestros artículos se escandalizaba, no le gustaba que habláramos de la discapacidad con tanta irreverencia. Tras leer un post sobre las ventajas de ser retrón, descubrió que a él le venía de perlas la tarjeta de aparcamiento… y cambió el chip. Puso su foto real en el avatar y se convirtió en un verdadero fan.

En cierto sentido, cuesta preparar cada semana un artículo sobre discapacidad. Ninguno de los dos trabajamos en nada relacionado y nunca hemos prestado al tema más atención que la imprescindible. También nosotros hemos cambiado nuestra forma de entender la discapacidad y nos hemos acercado al mundo de los enanos, los sordos, los paralíticos cerebrales… En este año hemos tratado con más retrones que en toda nuestra vida y hemos comprobado que casi todos quieren vivir una vida semejante a la de cualquiera. Estudiar, salir de marcha, viajar, trabajar, comprar una casa, emparejarse, tener hijos… Nada raro. Y, sin embargo, todavía no es lo habitual y hay quien lo ve como una extravagancia.

Cambiar la percepción es útil para conseguir una vida de igualdad, pero es también importante modificar la realidad material de las personas con discapacidad. Una realidad que muchas veces se compone de exclusión y miseria. Es difícil cambiarla si uno no es político o multimillonario, pero desde el principio de esta aventura no nos hemos callado ante la brutal injusticia económica de la cual es víctima el colectivo. Hemos denunciado hipocresías y servilismos, violaciones sistemáticas del espíritu de las leyes, apelaciones inmorales a la autoayuda (olvidando la ayuda sin el “auto-”) y paternalismos vacíos. Nos hemos preguntado cómo se puede ser retrón (o pobre, o las dos cosas) y votar a una derecha económica a la que no le importas, hemos constatado cómo la realización de unas hipotéticas olimpiadas es prioritaria sobre la consecución de derechos humanos... En definitiva, hemos repetido que, cada vez más, se pone precio a algo que no debería tenerlo: la dignidad humana.

El éxito de un blog puede medirse por el número de Me gusta de Facebook o de retweets en Twitter, por los comentarios en los propios artículos, por la fidelidad de los lectores, los que elogian y los que critican. Pero también puede medirse por el número de personas que te reconocen por la calle y te dicen que siguen el blog y les gusta el tono. O por un premio que te da una organización con la que discrepas en muchos aspectos. Cualquiera que sea el criterio, estamos muy satisfechos y tenemos muchísimas personas a las que dar las gracias en este primer cumpleaños:

En primer lugar, a la dirección de eldiario.es por su apoyo incondicional desde el primer minuto y su confianza absoluta en nuestro criterio. Lo hemos dicho muchas veces, pero no está de más repetirlo en estos tiempos: es un lujo colaborar con un medio que se rige por los principios que se respiran aquí. También queremos agradecer a todos los entrevistados que han aguantado nuestras preguntas y a todos los colaboradores de nuestra sección “Otras voces”. Finalmente, muchísimas gracias a los lectores. Sin ellos, este blog no tendría sentido.

Un año en prensa digital es una eternidad y es todo un logro poder celebrarlo. Pero aún quedan muchas cosas por decir y, sobre todo, muchas cosas por hacer. Así que, de momento, aquí seguiremos, quitando vendas en los ojos, derribando tabúes con la silla y denunciando opresiones e hipocresías. Esperamos que te guste... y que nos ayudes.

Hace justo hoy un año salían a la luz los primeros artículos de este blog (éste y éste). Comenzábamos una aventura diferente, original, inédita en España. Dos discapacitados que no han tenido mucha relación con la discapacidad (más allá de la propia, claro) escribiendo cada semana sobre el tema. No todos los medios se hubieran atrevido a comprar nuestra idea. Seguramente muy pocos. Pero eldiario.es se lanzó a la piscina sin dudarlo, confió en la propuesta y aquí estamos.

Al igual que un crítico de cine basa su fuerza en su criterio insobornable y no en títulos universitarios o trabajos detrás de la cámara, nuestra única legitimidad era ser discapacitados y tener un discurso diferente al oficial.