Este domingo, en “Otras voces”, Angélica Pérez nos regala una interesante reflexión sobre arte, música, discapacidad y prejuicios.Angélica Pérez
>
Viendo el canal 24 horas –cosas de sábado- veo una noticia breve cultural de esas que son solamente teloneras de otra más solemne, como una sesión de goles y patadas o una nevada histórica. El clip breve giraba en torno a una exposición de arte de “personas con discapacidad”. Subrayando la discapacidad. Que parece que era ésta la que adornaba las paredes y no los lienzos.
Los cuadros, lo digo con toda franqueza, me parecieron bastante mejores que otros que por snobismo se adoran, exponen y subastan. Opinión personalísima.
Los autores de los cuadros, que por lo visto no tenían nombre, no aparecieron junto a sus obras y la música que ilustraba el evento era poco más o menos la que le ponen a Elmo mientras le baila a un batido de plátano. Conste que adoro a Elmo, pero ya que Mozart se tomó la molestia de componer música que encaja en cualquier ocasión, me ha parecido como poco una falta de respeto para las obras. Algún esteta dirá que no tienen la misma entidad que otras bochornosamente caras, a las que se les pone de fondo como mínimo, una sinfonía de Mahler.
El colorido de los paisajes, bien encajaba con Cuadros de una exposición, con unos compases de Borodin, Satie, Debussy: la percepción hubiese sido totalmente diferente.
Prueben a ver el Papa saliendo de su residencia en helicóptero al ritmo del tema archiconocido Yakety Sax. El resultado es como poco chocante y le da un sentido muy concreto. La misma escena con un fragmento del Requiem de Mozart, añade solemnidad y casi se masca la tragedia.
Es -supongo- labor de quien edita los videos añadir fuerza expresiva a las imágenes con la banda sonora. En este caso, la falta de respeto a la obra pictórica, a sus autores es tan evidente que molesta y trasluce ese concepto que algunos tienen de su normalidad.
La discapacidad es un mundo donde abunda el amor y la ilusión por la vida. Elementos fundamentales en la creación, que algunos entienden en términos de registros cognitivos muy concretos y que excluyen a estos artistas circunscribiéndolos a la esfera terapéutica. En esta lógica, una persona con limitaciones no puede ser considerado, ante todo, artista.
Nuestros guías espirituales por lo que se ve no descansan nunca. Han conseguido hasta cambiar nuestra forma de ver un cuadro. Felicidades.