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Coripe tirotea y quema como Judas al piloto que estrelló el helicóptero de la DGT y dio positivo en drogas

El muñeco del Judas sale ardiendo tras los disparos recibidos.

Inmaculada Calahorro

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Es Domingo de Resurrección, y un año más lugareños y visitantes se han reunido en la plaza principal de la localidad sevillana de Coripe para asistir al evento más esperado del año, y también el más polémico de un tiempo a esta parte: la quema del Judas. “Si te drogas, no conduzcas”, se ha podido leer en el cartel que este año ha portado un muñeco que encarnaba al piloto de helicóptero de la Dirección General de Tráfico (DGT) que fue detenido y acusado de un delito contra la seguridad aérea por dar positivo en cocaína y anfetaminas tras estrellar su aeronave en la localidad madrileña de Robledo de Chavela hace un mes.

Con su mono azul, un helicóptero en el hombro derecho y otro cartel en la espalda en el que ponía 'Pegasus' (el modelo de aeronave que pilotaba), el monigote de paja ha sido tiroteado con escopetas de caza hasta que ha empezado a arder. Al margen del personaje elegido, que no genera tanta polémica al no ser una figura pública relevante, la celebración del Judas de este año ha contado con la gran novedad de que, por primera vez en la historia de esta celebración, una mujer ha formado parte del grupo de escopeteros.

Cada Domingo de Resurrección, se pone punto final a la Semana Santa con un Judas que representa al personaje que los coripeños consideran el más polémico y satirizado del año. Muestra de ello han sido muchos Judas pasados que han representado a personas como Villalonga, Fischler, Pujol, Jesús Gil, Tejero, Sabrina Salerno, Bárbara Rey, Miguel Carcaño, Iñaki Undargarin, Maradona, Rodrigo Rato, Don Cicuta y Pilar Miró, entre otros. Aunque la palma de la polémica se la llevaron los protagonistas de 2018 (con acusaciones de racismo por la elección de Ana Julia Quezada, asesina confesa del niño Gabriel) y 2019, cuando se desató toda una tormenta política con la elección de Carles Puigdemont, expresidente de la Generalitat de Cataluña.

Desde el ayuntamiento se insiste en que la elección del personaje carece de tintes políticos, ya que no forma parte de la organización y desconoce (como el pueblo en general) quién será la persona representada cada año hasta que hace su aparición. Quienes se encargan de realizarlo y eligen la identidad del muñeco cada año son los padres y madres de alumnos del viaje de fin de curso, por lo que el consistorio les entrega una pequeña aportación económica para ayudar a esta actividad. Además, durante la celebración de la fiesta los chavales montan una barra en la que venden bebidas para recaudar fondos.

La figura está representada por un muñeco de paja que guarda en su interior una botella de gasolina, para que así arda con mayor facilidad tras ser disparado con cartuchos de fogueo por algunos vecinos del pueblo. Los escopeteros son personas con licencia de armas que, previa inscripción en el ayuntamiento, son autorizados y dotados de la indumentaria pertinente que ayudará a reconocerlos del resto del público.

“Coripe en el punto de mira”

Con el avance de los tiempos, la evolución de las redes sociales ha supuesto un antes y un después en la fiesta, ya que un acontecimiento que se realizaba año tras año sin mayor trascendencia suscitó durante un par de años una enorme polémica que puso al pueblo en el foco mediático. La primera vez fue en 2018, cuando se eligió como Judas a Ana Julia Quezada, asesina confesa del pequeño Gabriel en la localidad almeriense de Níjar. La crítica surgió a raíz de un video que se difundió en redes, en el que durante el momento del tiroteo a la muñeca se escuchaban de fondo algunas voces profiriendo insultos como “puta negra de mierda” o “deberías estar muerta”. “Las personas que los dijeron eran externas al acto y no representaban ni mucho menos la forma de pensar del pueblo, pero se generó una crítica social que llevó a tachar sistemáticamente a todos sus habitantes de racistas”, lamenta el que era entonces alcalde de la localidad, Antonio Pérez Vázquez.

Aquello derivó en que el colectivo Movimiento Contra la Intolerancia denunció por un delito de odio a Pérez y a la entonces concejala de festejos, Irene García Galván. Ambos tuvieron que declarar ante Fiscalía, acompañados por sus abogados, Susana López Martín y Antonio Reina Romero. López Martín recuerda que muchos coripeños se presentaron aquel 6 de junio de 2018 en la Fiscalía para apoyar a los procesados con una pancarta que llevaba como lema Coripe no es racista. El caso fue archivado sin más.

El Puigdemont de Coripe

Un año después la crispación fue aún mayor, ya que el personaje elegido en 2019 para representar la Quema del Judas fue el expresidente de la Generalitat de Cataluña Carles Puigdemont, prófugo en Bruselas tras el referéndum secesionista. Ese año también hubo denuncia, en este caso interpuesta por la propia Generalitat, dirigida también contra el exalcalde y algunos concejales. El impacto nacional fue tremendo, ocupando la fiesta multitud de titulares de periódicos y programas de televisión.

Antonio Pérez recuerda cómo recibía a diario cartas con amenazas de muerte, firmadas con nombres y apellidos, en las que se le insultaba no sólo a él sino también al pueblo entero, tachando a los vecinos de analfabetos. Lo más suave que figuraba en aquellas misivas eran expresiones como “miserables” o “vividores del PER”.

Además de la denuncia, que fue nuevamente archivada, se presentaron mociones en numerosos municipios catalanes no sólo condenando el fusilamiento y la quema del muñeco de Puigdemont, sino que se consideraba que se habían atacado símbolos como el lazo amarillo independentista o la estelada, la bandera catalana. Por ello, y además de reclamar responsabilidades políticas, se exigía que el consistorio presentase excusas públicas. Asimismo, se realizaron numerosas peticiones para retirar la categoría de Fiesta de Interés Turístico Nacional.

Un intento de adaptar la fiesta

Pérez rememora que los padres y madres del viaje de fin de curso dejaron la bandera catalana incompleta –“tenía dos franjas menos”– de manera intencionada, para que no se interpretase el acto como un insulto a la estelada. En cuanto al resto de elementos que se incluyeron en el muñeco eran meramente decorativos, “no se trataba de devaluar ninguno de estos símbolos”.

Antonio Martín, actual concejal de Deportes y Turismo, ha tomado buena nota de lo sucedido años atrás y ha propuesto adaptar la fiesta a los nuevos tiempos, con modificaciones como que se condenen hechos en vez de personas, además de evitar “la elección de personajes políticos que puedan herir la sensibilidad de colectivos que se sientan identificados”. Algo que parece ser ha marcado el cauce del Judas de un tiempo a esta parte, como la designación en 2022 del coronavirus, aunque este año se ha vuelto a apostar por una persona que, eso sí, no tiene relevancia pública.

A pesar de todos los quebraderos de cabeza, Antonio Pérez, Susana López y otras muchas personas son partidarios de que se siga adelante con la tradición que tanto caracteriza a su pueblo. “No es más que una manifestación de la libertad de opinión, de la misma forma que lo son los Carnavales en Cádiz o las Fallas en Valencia”.

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