Este jueves, la jueza de Instrucción número 10 de Sevilla, Pilar Ordóñez, ordenaba la prisión provisional, comunicada y sin fianza para el dueño de Magrudis, José Antonio Marín, y su hijo mayor, Sandro, a los que atribuye un delito contra la salud pública, tres homicidios por imprudencia grave, dos abortos y lesiones. Pero antes de eso, años antes, las irregularidades se estaban forjando, como asegura FACUA-Consumidores en Acción, a la hora de poner negro sobre blanco qué ha pasado para que finalmente la listeria acabase en el cuerpo de cientos de personas, con terribles consecuencias en muchos casos.
Seis años antes de que el pasado 15 de agosto se declarase el brote de listeriosis por mor de la carne mechada de la empresa sevillana, ya se producían irregularidades que aventuraban que algo podía acabar mal. Cronológicamente hablando, Magrudis se constituyó a mediados del 2013 y durante cinco años y medio, hasta diciembre del 2018, estuvo operando desde su nave en el Polígono Industrial El Pino sin contar con licencia municipal de actividad.
A eso ayudó que el Ayuntamiento de Sevilla no contaba con protocolos de inspección para revisar si los fabricantes, mayoristas o minoristas domiciliados en los polígonos industriales cumplían con la normativa. Tampoco ayuda que los inspectores a nivel provincial de la Junta no lleguen a la decena (son 105 pueblos).
No presentaron la preceptiva declaración responsable o la solicitud de licencia de actividad, que debe ser verificada por la Delegación de Medio Ambiente en el plazo de un mes. Como tampoco hubo trabajo de un inspector en el Ayuntamiento mediante el que se revisase el Boletín Oficial del Registro Mercantil para que se pongan en marcha actuaciones y verificar si se abre un establecimiento sin presentar declaración responsable o solicitar licencia de actividad. Por allanar la explicación, si una empresa abre sin licencia, no hay nada que alerte sobre ello, ni siquiera de forma informática.
Se une todo a que, al menos desde diciembre del 2015, el Ayuntamiento conocía la existencia de Magrudis, porque obtuvo el Registro Sanitario de la Consejería de Salud, que comunicó a la corporación municipal al tener ésta las competencias inspectoras como autoridad sanitaria. Pero la Inspección de la Delegación de Consumo del Ayuntamiento, que revisó la empresa en noviembre del 2016 y en julio del 2017, no comprobó si contaba con licencia de actividad. Los protocolos inspectores no contemplan la solicitud de esta información a la Delegación de Medio Ambiente.
Desde 2013 que comenzó a trabajar hasta 2018, no presentó las declaraciones responsables preceptivas según su actividad. Además, en julio del 2017, la Inspección de Consumo decidió reducir el nivel de riesgo de Magrudis y la pasó de la A -la más alta- a la C.
Pero la gota que ha colmado el vaso es el informe de un laboratorio que detectó listeria en la carne mechada, pero Magrudis no paró la producción. Todo seguía “con normalidad”, hasta que el 15 de agosto se decretó la alerta sanitaria. Entonces, no aportó una lista de productos completa de los posibles afectados, no informó de que fabricaba para una empresa como Martínez León con marca blanca, no aportó su carta de más de 50 productos, e incluso el 17 de agosto no facilitó información a los inspectores sanitarios que reclamaban la misma.
La web, sin novedad
Todo ha ido desembocando en una situación que, sin embargo, no se nota en Internet. La página web de Magrudis mantiene todos sus productos cárnicos, sin que haya sido modificada desde que se activó la alerta sanitaria el pasado 15 de agosto. La web no ha introducido cambios alguno en la información que ofrece a los clientes, y tanto en su portada como en los enlaces interiores mantiene la oferta publicitaria de todos sus productos.
La misma página habla del producto señalado como presunto responsable del brote de listeriosis, la carne mechada, que define como “sin duda nuestro producto estrella. Elaborado con carnes de primera calidad y especias. Sin aditivos, colorantes ni conservantes”, añadiendo que se encuentra “disponible en dos formatos (entero y mitad)”.
En la presentación de la web cita: “Somos una empresa especializada en la elaboración de productos derivados de la carne de cerdo. Nuestra experiencia en el sector, nuestra constancia, nuestro afán de mejora y, sobre todo, nuestro amor por nuestro trabajo, nos ha ayudado a conseguir unos productos exquisitos cada día más valorados por nuestros clientes”.
Añade que “si quiere empezar por lo seguro, pruebe nuestra especialidad: la carne mechada”. La web, según Facua, debería haber informado de forma inmediata de la situación a sus posibles clientes, pero no se ha modificado.