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El alcalde de Sevilla, José Luis Sanz (PP), ha vuelto a cosechar este jueves una nueva derrota política que le enfrenta, una vez más, a la evidencia de que su partido no tiene mayoría absoluta en el Ayuntamiento de Sevilla. Si a lo largo de este mes de junio ha perdido el debate de presupuestos, la subsiguiente cuestión de confianza (que no obstante le llevará automáticamente a aprobar las cuentas pese a su minoría) y hasta ha tenido que echar para atrás el convenio urbanístico para el canal de la Expo en la Cartuja, ahora le ha tocado el turno a la norma para limitar los pisos turísticos en la capital hispalense. La oposición en bloque (PSOE, Podemos-IU y Vox) la ha tumbado porque la considera insuficiente y desfasada, y sobre todo porque el PP se niega a imponer una moratoria para frenar el crecimiento exponencial de este tipo de alojamientos.
Valga un dato: desde que Sanz anunció el pasado 11 de marzo cuál era su propuesta (imponer un tope del 10% en el parque de viviendas de cada barrio), se han autorizado 625 nuevos pisos turísticos con 3.259 plazas de capacidad. En la actualidad hay ya 9.384 de estos establecimientos en la capital, con capacidad para 46.164 visitantes, un contador que día a día crece de manera inflexible.
Con estas cifras sobre la mesa, los tres grupos de la oposición han coincidido en que la propuesta del PP es pan para hoy y hambre para mañana y han reclamado una norma más ambiciosa que, además, escuche la voz de los vecinos. A la vista de lo que se le venía encima, el gobierno local ha convocado una junta de portavoces previa al pleno municipal para intentar salvar su iniciativa, lo que no ha conseguido y además ha desoído la petición de la oposición de que la retirase.
Así las cosas, Sanz se ha apuntado una nueva derrota en el salón de plenos, lo que de paso deja en suspenso cualquier limitación a los pisos turísticos hasta nueva orden. Por el gobierno local ha defendido su postura el delegado de Urbanismo, Juan de la Rosa (PP), que ha achacado este giro de los acontecimientos a una “pataleta” de la oposición, a su afán de “bloquear” cualquier iniciativa (eso sí, esta vez no ha habido mención a una pinza PSOE-Vox) y a la incoherencia política de los grupos: la propuesta fue inicialmente respaldada por el PSOE, mientras que Podemos-IU se abstuvo.
Los aludidos han esgrimido que no se opusieron inicialmente, en el pleno celebrado en marzo, porque esperaban que durante el proceso que se abría hubiese una mejora del texto que pasase, básicamente, por su endurecimiento. El PP propone que los pisos turísticos sean como máximo el 10% del total de viviendas de un barrio, lo que para la oposición es porcentaje excesivamente alto, no da soluciones a las 11 zonas que ya se consideran saturadas e implica el riesgo de que el problema vaya creciendo por otros puntos de la ciudad.
A todo ello se ha unido que el gobierno local ha rechazado todas las alegaciones hechas al texto y, sobre todo, que ha crecido la presión vecinal, hasta el punto de que varias entidades del centro habían pedido la retirada de la norma para endurecerla. Y por encima de todo, el PP no había negociado su iniciativa con ningún grupo de la oposición para garantizarse al menos la abstención de uno de ellos, lo que le hubiese permitido sacarla adelante. El resultado ha sido un nuevo varapalo político para José Luis Sanz.
Una vez terminado el pleno, De la Rosa sí ha rescatado el argumento de la pinza PSOE-Vox, a la que achaca una “estrategia de bloqueo” en base a sus “intereses personales y partidistas”. El problema, ha subrayado, es que esta vez se va “en contra de los intereses de los sevillanos”, ya que se impide limitar los pisos turísticos y eso conlleva “pérdida de población, alquileres más altos y problemas de convivencia”.
En el fragor de la batalla dialéctica entre PP y PSOE, ambas partes se han emplazado para negociar mejoras en el texto e incluso han planteado de viva voz reunirse ya este mismo lunes. De concretarse, estaría por ver el papel de Podemos-IU, cuya portavoz, Susana Hornillo, ha acusado a la actual norma de incentivar un “efecto llamada” y provocar una “explosión de licencias concedidas”, a lo que ha unido el “desprecio a la participación ciudadana” por parte de los populares. “Hay barrios en Sevilla que ya no pueden más, no se puede descansar”, ha lamentado Hornillo, que ha instado al gobierno local a “defender los derechos de los ciudadanos”, a dejar de “ponerle la alfombra roja a los promotores inmobiliarios y a ”frenar esta barbarie“ porque además no se le da respuesta a los barrios saturados.
En lo del efecto llamada ha coincidido con la portavoz de Vox, Cristina Peláez, para quien el PP no ha sabido qué hacer con la “patata caliente” que le han pasado sus compañeros de la Junta para meterle mano a los pisos turísticos, lo que les ha llevado a un “callejón sin salida”. Ante esto, la respuesta municipal ha sido “insuficiente, inútil y defectuosa”.
El PSOE ha coincidido en líneas generales con lo expuesto por los otros dos partidos de la oposición, que también han reclamado conjuntamente una moratoria para que no se den más licencias mientras se aprueba una normativa más restrictiva. Los socialistas querían darle forma a esta petición mediante una propuesta que llevaban al pleno por vía de urgencia, que no ha sido aceptada y por lo tanto no se ha podido ni debatir. En la misma, criticaban que no se impongan limitaciones en los barrios limítrofes con las zonas saturadas (con lo que el problema les va a salpicar de forma rápida) y sobre todo que no haya consenso con los colectivos vecinales.
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