Cuenta el director de cine sevillano Chema Rodríguez que hace algo más de dos años estaba buscando un proyecto para rodar en su tierra, para no coger aviones durante un tiempo, y se encontró con la posibilidad de hacer realidad el sueño de ocho mujeres que suman más de 600 años entre todas.
Cuando las escuchó, supo que tenía entre manos el proyecto documental de su vida. Así nació ‘Orgullo vieja’, la película cuyo rodaje se inició hace más de año y medio con sus primeras tomas, y que este miércoles ha tenido su puesta de largo en el barrio de Triana sevillano, donde se focaliza el talento y la vida de sus protagonistas.
El germen de la película está en la idea en 2021 de Mamen García, Chema Rodríguez y Falín Galán, cuando estrenaron el espectáculo ‘Los monólogos de la vesícula’, que dio paso a ‘Orgullo vieja’, que se estrenará el 1 de marzo en el Teatro Alameda de Sevilla.
No será una representación al uso, ya que todo lo que pase en ese teatro será parte del documental ‘La vida por delante’, el punto final (o seguido) de este proyecto. Luego seguirán con una gira por otras ciudades de Andalucía, para finalizar estrenando en Madrid. Así es, en estos días, la vida de Pepa, Rafaela, Kiska, Antoñita, Esperanza, Catalina, Remedios y Pepi, cuyas aventuras se pueden seguir a través del perfil de Instagram creado a tal efecto, a la espera de que llegue el esperado estreno del documental.
No había personas mayores hablando sobre ellas
Chema Rodríguez cree que el documental rellena un hueco cultural, ya que “existen monologuistas que hablan de las personas mayores, pero no personas mayores que cuenten lo que han vivido desde el humor”, de modo que la idea tiene un matiz más que importante, sobre todo por la energía de estas mujeres: “Los hombres, cuando nos hacemos mayores, nos apagamos, al contrario que ellas”, explica el director, que dice que cuando las conoció se encontró a unas mujeres “a las que les encantaba el teatro, que habían hecho teatro amateur, pero no algo así como lo que ahora están haciendo”, y se puso en marcha algo que supone “un regalo, un año y medio de montaña rusa, de emociones y trabajo”.
“Eché a volar después de años en una jaula”
En la presentación de la obra de teatro y el documental han estado presentes siete de las actrices. Cada una tiene una historia de vida particular, como Pepa, que asegura, con 74 años, comenzó a vivir cuando murió su marido, “porque eché a volar después de muchos años en una jaula”.
Remedios, con 66, está igual de ilusionada que sus compañeras, igual que Ángeles, con 65, con una historia personal detrás que es digna de una novela, porque “cuando nací fue el niño más chico de la familia”, o Rafaela, que se define a sí misma como la abuela de la reunión a sus 96 años: “Si yo, con mi edad, puedo hacer esto, todos podemos”.
Con 27 años menos, Catalina bromea con que lo que quiere, a su edad, es “no ser dependiente, y si doy dependiente ya me gustaría ser de Zara”, y pone a Rafaela como un ejemplo, igual que Esperanza, que con 84 años dice que renunció al amor hasta que conoció a Manuel -presente en la sala- y que comenzó a salir con él a cambio de tres condiciones: que cada uno viviera en su casa, que no me quitara mi libertad y que no hubiera sexo entre ellos. “La tercera condición no la cumplimos”, admite.
La lista de las presentes la cerraba Antoñita. Se define, a sus 78 años, como “una viuda en vida”, porque “eché a mi marido de casa hace 35 años, y he criado sola a mis niños. Ahora que son mayores y cada uno ha tirado por su lado, me toca ser feliz”.
Las ocho se preparan con ensayos, risas y anécdotas para su cita del 1 de marzo. Van a cumplir su sueño de “actuar en un teatro de verdad”, y luego vendrá el documental. Sin duda, es su momento. Y están dispuestas a aprovecharlo.