Reyes contó “dos vecinos” en los balcones durante su confinamiento. Vive en la calle Vidrio, “el paraíso de los apartamentos turísticos”, en la judería sevillana. Muestra con un vídeo la expulsión de los vecinos del centro de Sevilla en pos de la turistifización. Felipe, en otro vídeo corto, pide una regularización de los alquileres después de que en plena pandemia le hayan subido el suyo. Rafa denuncia la incomunicación que sufre el barrio de Torreblanca. Isa enseña en su grabación un gran solar al final de la Avenida de Hytasa, en el barrio de El Cerro del Águila, y reivindica su conversión en “un espacio de encuentro, de sociabilidad y de disfrute del vecindario”.
Estos son algunos de los problemas que encaran los sevillanos a diario. La rutina pone trabas relacionadas con el turismo, con la vivienda y con la movilidad. Aprovechando el “parón” de la pandemia, el colectivo Jartura y la organización ZEMOS98 han impulsado una plataforma, como parte del proyecto europeo MediActivism, que quiere invitar a la reflexión. Patio 108 invita a “reconsiderar el modelo de ciudad que habitamos, caracterizado en los últimos años por su excesiva dependencia del sector servicios y de las prácticas depredadoras e improductivas asociadas a la masificación turística”.
A través de pequeños vídeos grabados con dispositivos móviles, Patio 108 busca hacer un gran relato de la Sevilla contemporánea a través de sus ciudadanos. “Sus vivencias, críticas, memorias y afectos” son una forma de “documentar lo que está pasando en este momento tan difícil y extraño en Sevilla”, dice la responsable de comunicación de proyectos europeos de ZEMOS98, Clara García. “Es una herramienta para poder crear una contranarrativa al relato de la ciudad. Muestra las necesidades de la gente que vive en Sevilla y así se ponen al conocimiento de las administraciones”, dice Kike Suárez, de Jartura.
El derecho a la ciudad
La pandemia ha mostrado la fragilidad del sector turístico, fuertemente golpeado durante estos meses. La turistifización de Sevilla es algo que preocupa a Jartura desde hace tiempo. “Aquí la juventud vive con la maleta hecha. Se prioriza el turismo sobre cualquier otra actividad. Todo lo que no sea servir a los demás no está validado”, dice Suárez. “Estamos viendo que las soluciones que vienen del Ayuntamiento, desgraciadamente, no están dándole la prioridad necesaria a replantear el modelo de ciudad. Volvemos al turismo”, apunta García.
“El turismo ha pervertido el concepto de 'derecho a la ciudad'”, dice Samuel Fernández del Colectivo-Asamblea Contra la Turistización de Sevilla (CACTUS). Este profesor universitario defiende los espacios de sociabilidad frente a su mercantilización. El 'derecho a la ciudad', término incluido en los primeros trabajos del filósofo y sociólogo Henri Lefebvre, es clave para el acercamiento que hacen los profesores Ibán Díaz-Parra y Jaime Jover, del departamento de Geografía Humana de la Universidad de Sevilla, a la situación del centro histórico de la capital andaluza.
Díaz-Parra, en un artículo para el periódico tabernario de Sevilla, El Topo, reflexionó cómo la ciudad ha pasado de ser de sus habitantes, no alienada, a ser un “producto del capitalismo industrial y el urbanismo moderno”. La comercialización del centro urbano conlleva una pérdida de identidad, desarraigo y, en consecuencia, la expulsión de los vecinos, el aumento del alquiler, el traspaso de los negocios… “El turismo no puede ser algo a costa de los que vivimos en las ciudades”, subraya Jover a este diario.
Más allá del turismo
Para repensar la ciudad no sólo se debe atender al turismo. Tampoco únicamente a su centro histórico sevillano. La iniciativa está dirigida a los 11 distritos de Sevilla, a sus 108 barrios –de ahí el nombre- y a esas zonas “más desatendidas”. Sofia, vecina de la Carretera Carmona, denuncia el cierre de los parques infantiles en “un reflejo de la falta de cuidado e importancia que está teniendo la infancia tanto durante el confinamiento como ahora en el escenario urbano pos-covid”. Ella quiere una Sevilla donde se presuma de espacios públicos frente a aquellos “mediados por el consumo”. José María se queja de la “dejadez” del Servicio de Parques y Jardines del Ayuntamiento en su barrio de Alcosa mientras que Kike cayó en la cuenta después del confinamiento de que en su barriada de la Hermandad del Trabajo “no hay ni un banco en el que sentarse”.
Patio 108 fomenta la concepción de la ciudad desde otras perspectivas para realizar el diagnóstico de Sevilla. Por ejemplo, temas relacionados con el espacio público, la seguridad, el medioambiente, las migraciones, la infancia, el feminismo, la cultura o la memoria. Así, Lucas pide al Ayuntamiento que se reconozca la Venta de los Gatos, en su barrio de las Golondrinas. Este espacio es “famoso en la memoria de Sevilla”, gracias a una leyenda de Bécquer, pero lleva años “completamente abandonado y en venta”. No es el único caso. Ana, en su testimonio desde Nervión, denuncia el “abandono” del que fuera el pabellón de ingresos de la antigua cárcel de la Ranilla. “Es uno de los sitios clave para entender la represión franquista en Sevilla”, dice. Y recuerda que el actual alcalde de la ciudad, el socialista Juan Espadas, prometió en 2018 la restauración de este sitio para albergar un museo para la Memoria Histórica.
Patio 108 es una plataforma “abierta y colaborativa” para todos los sevillanos. También se admiten testimonios de personas que viven fuera, pero trabajan y estudian o residieron en la misma. El objetivo es “dar mayor visibilidad a los problemas” de Sevilla. “Al final, la ciudad afecta a tus lazos sociales, acorta o alarga tu tiempo de descanso, te impone un estilo de vida y condiciona tu bienestar, pero pocas veces se nos da a entender que deberíamos tener capacidad de opinar sobre ello”, remata García.