El alcalde de Dos Hermanas, Francisco Toscano (PSOE), lo avisó: “Voy a abusar de mi edad”. Y lo hizo para recordar que en 1983 él formó parte de la nueva hornada de regidores que entró en la capital y en las principales localidades que la rodean, en un tiempo de democracia recién estrenada en el que “pronto nos dimos cuenta de que había muchos temas que no se podían resolver en el límite de nuestros municipios”. Una vez al mes se reunían y se hizo un intento de lo que habría sido un embrión de área metropolitana, pero aquello no cuajó.
Casi 40 años después, estamos en las mismas. Hay coincidencia general en los beneficios que reportaría a la ciudadanía que sus municipios fueran de la mano en la prestación de muchos servicios (la movilidad es el ejemplo recurrente), aunque a la hora de la verdad luego nadie da el paso. Pero como por intentos no va a quedar la cosa, este miércoles se ha sembrado la semilla para otra tentativa más, ahora con la rúbrica del alcalde de Sevilla, Juan Espadas (PSOE), que ha puesto sobre la mesa elaborar un plan estratégico común para la zona y crear un órgano o foro de coordinación (“técnico, no político”) que, por lo pronto, permita ir de la mano a captar unas inversiones que ayuden a acelerar la salida de la crisis.
La propuesta la hacía Espadas en el marco del I Foro Metropolitano de Sevilla, organizado por el propio Consistorio hispalense y la Universidad Pablo de Olavide (UPO), y en principio todos los presentes (alcaldes, empresarios, sindicatos, expertos…) recogían el guante. Todos menos la consejera de Fomento, Marifrán Carazo (PP), que tendía la mano para “mejorar la calidad de vida de los ciudadanos”, pero se mostraba más tibia al apelar a una colaboración “marcada por el respeto máximo a las competencias de cada Administración”
Espadas incidió en que el diseño del área metropolitana de Sevilla tiene que ser “un proyecto regional, de Andalucía”. ¿Y por qué? Pues porque Sevilla y Málaga con sus respectivas zonas de influencia aportan el 50% del Producto Interior Bruto (PIB) andaluz, así que si a estos enclaves les va bien, a Andalucía también le irá bien.
El área de Sevilla es una zona dinámica, que en la última década ha crecido más de un 10% (por encima de la media de otras conurbaciones españolas) y ronda el millón y medio de habitantes. “Los territorios que son capaces de compartir proyectos en común son los que más crecen”, subrayó Espadas, aunque para ser realmente competitivos “hay que tener capacidad para atraer inversiones”.
Y de ahí la importancia de contar, por lo pronto, con ese plan común, cuyo “embrión” bien podría ser el propio Plan Estratégico Sevilla 2030. Aunque lo cierto es que hay otro documento que, convenientemente actualizado, también podría ser el punto de partida como es el famoso Potaus, el Plan de Ordenación del Territorio de la Aglomeración Urbana de Sevilla, que (precisamente con Espadas como consejero de Vivienda y Ordenación del Territorio de la Junta) localizó las principales áreas de oportunidad hace más de una década tras un intenso proceso que al final varó por la crisis económica.
Sea cual sea la base, desde el otro pilar propuesto, una oficina técnica metropolitana, se consensuarían cuestiones en materia de infraestructuras, desarrollo industrial, transporte público, movilidad sostenible, lucha contra el cambio climático o gestión de los servicios públicos. “Hay que atraer proyectos e inversión”, machacaba Espadas una y otra vez, y para eso “hay que detectar nichos de oportunidad”.
Francisco Toscano, por su parte, ha visto ya tantas cosas que no escondía que en todo lo que tiene que ver con el área metropolitana es “escéptico”, aunque animaba a aprovechar el impulso que la pandemia ha dado al teletrabajo y las comunicaciones digitales para atraer talento, “ofrecer a Europa un territorio único” por su clima y otros atractivos. Desde Alcalá de Guadaíra, Ana Isabel Jiménez (PSOE), sí aboga por un espíritu metropolitano: “Estamos obligados a entendernos, porque hasta ahora estamos trabajando por libre”.
“Hace falta un plan estratégico común”, abundaba, así que es obligatorio “buscar una forma de organizarnos”, ya sea con la forma de un consejo metropolitano de alcaldes o un foro. Como ejemplo de la necesidad de una mayor coordinación ponía el ejemplo del enorme tejido industrial de su municipio, con más de 5.000 empresas cuyos trabajadores sólo tienen a su alcance “un medio de transporte arcaico, con lo que al final les obligamos a ir en vehículo privado”.
Y muchos de esos trabajadores, además, vienen de otros municipios del cinturón de Sevilla. El alcalde de La Rinconada, Javier Fernández (PSOE), lo resumía lamentando que las administraciones van muy por detrás de la propia sociedad, ya que la gran realidad es que “existe un ciudadano metropolitano, gente que elige moverse por el área metropolitana con mucha más normalidad de la que podemos esperar”. Y daba dos claves: por un lado, que “los pueblos acabamos peleando por las inversiones porque tenemos un problema de financiación”, ya que la llegada de un proyecto implica más ingresos municipales, y por otro que la capacidad para competir no la va a aportar el precio del suelo, sino “la capacidad de celeridad al conceder licencias”.
Desde Coria del Río, su regidor, Modesto González (AxSí), ponía como el ejemplo a seguir el de la Empresa Metropolitana de Aguas (Emasesa) y también reclamaba un ente coordinador de la conurbación para conectar los “intereses comunes”, que son muchos. Como idea lanzaba la de una gestión común de la electricidad, aunque como realidad más tangible aludía a “mirar con otros ojos” el Guadalquivir, el Guadaíra y el propio Puerto.
Al final, la palabra más repetida en este encuentro de alcaldes fue “cooperación”, a lo que todos los presentes se mostraron dispuestos. Cooperación, por ejemplo, como la que este mismo miércoles exhibían la Consejería de Fomento y Renfe para que la tarjeta de la red de Consorcios de Transportes Metropolitanos pueda utilizarse como título de viaje, y no sólo como medio de pago como hasta ahora, en los trenes de Cercanías y Media Distancia de Renfe. Es un paso más de un camino metropolitano en el que queda muchísimo por recorrer.
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