El pasado jueves, a la misma hora que apuñalaban mortalmente a una persona en una multitudinaria pelea en mitad de la calle y a plena luz del día en San Jerónimo, la Policía Nacional desplegaba un dispositivo especial de seguridad en el cercano barrio del Polígono Norte, después de que un día antes decenas de personas se enfrentaran a agentes de la Policía Local que estaban identificando a un menor por una infracción de tráfico. La coincidencia de estos dos sucesos, ambos de gran espectacularidad y muy difundidos por vídeos en redes sociales, ha echado más leña al fuego del eterno debate de la seguridad ciudadana, reavivando la pugna política hasta el punto de que el alcalde, Juan Espadas (PSOE), se reunía este viernes con el portavoz del PP, Beltrán Pérez (PP), y hará lo propio con todos los grupos políticos en una reunión extraordinaria para analizar la situación.
La cuestión está, por enésima vez sobre la mesa: ¿es Sevilla una ciudad segura? Pues sí en líneas generales, y así lo corroboran los datos de criminalidad del Ministerio del Interior. De hecho, hasta podría decirse que en este caso la pandemia no ha venido del todo mal, porque se constata un hundimiento de la actividad criminal en 2020, a falta de cerrar las cifras del año completo. Así, y con datos entre enero y septiembre, las infracciones penales (27.740) habían caído un 23,6% con respecto al mismo periodo de 2019 (36.321).
Caídas importantes
Es verdad que comparando ambos años, en 2020 se habían registrado dos asesinatos frente a uno en 2019, que los intentos de homicidio crecieron de 15 a 25 y que el tráfico de drogas también repuntó (un 8,5%), hechos que no son precisamente menores, pero todos los restantes tipos de delitos bajaron: las agresiones sexuales (un 50%, y un 17,5% el conjunto de los crímenes sexuales), los robos con violencia (19,1%), los robos con fuerza en domicilios (3,4%), los hurtos (42,5%), la sustracción de vehículos (21,4%)...
Sevilla es una ciudad segura, se insiste desde el Ayuntamiento hispalense. Es verdad que han coincidido dos incidentes muy graves, pero se reitera que son dos hechos “aislados y sin conexión alguna” y que no se pueden establecer comparaciones con lo ocurrido en otras capitales de España los últimos días. Las escenas de violencia en algunas concentraciones de protesta por la encarcelación del rapero Pablo Hasél se han mezclado con las de los sucesos en Sevilla, lo que ha llevado a establecer una cierta correlación.
Algunos agoreros vienen pregonando que hay un caldo de cultivo de indignación ciudadana, que estaría alimentado por el cansancio social tras un año de pandemia. Pero, por ejemplo, en Sevilla el apoyo a Hasél ha sido simbólico y pacífico, y las estadísticas insisten en que la criminalidad ni mucho menos ha crecido. Pero, pese a todo ello, la seguridad ciudadana no abandona el debate político local.
Petición por carta
Así, el jueves por la noche, poco después del homicidio en San Jerónimo, el portavoz municipal del PP le remitía al alcalde una carta en la que todos los concejales del grupo se declaraban “profundamente alarmados ante la extrema gravedad de los altercados”, por lo que le solicitaba una reunión urgente. El PP alerta de que hay una evolución negativa de los índices de criminalidad (lo que a día de hoy no avalan los datos del Ministerio del Interior) y reclama medidas: más agentes y más recursos para la Policía Local, exigencia de más Policía Nacional e instalación de cámaras de videovigilancia “en el mayor número posible de puntos de calles, plazas y jardines”.
En paralelo, el portavoz de Cs, Álvaro Pimentel, denunciaba que el déficit de policías nacionales (que cifra en 400) “está poniendo en riesgo la seguridad ciudadana en algunos de nuestros barrios”, por lo que reclamaba “medidas concretas para evitar que la situación llegue a cronificarse y que Sevilla acabe reproduciendo las graves imágenes que hemos visto estos días en ciudades como Madrid, Barcelona o Granada”. Y a la vez, Adelante Sevilla coincidía en criticar los problemas de seguridad en Su Eminencia.
Pasos concretos
Finalmente, Juan Espadas mantuvo una reunión con Beltrán Pérez en la que, según el PP, se acordaba una línea de trabajo conjunta para afrontar los problemas de seguridad para, desde “el consenso y la unidad”, hacer “cuantas acciones sean necesarias para frenar esta oleada”. Desde el gobierno local se rebajaba la trascendencia del encuentro, en el que se habría insistido en que son dos hechos aislados sin conexión, aunque sí se van a dar pasos concretos: el lunes habrá convocatoria especial de la junta de portavoces para informar a todos los grupos municipales, se reunirán las juntas de seguridad de los dos distritos afectados (Macarena y Norte) y se celebrará en breve una reunión con el subdelegado del Gobierno en Sevilla, Carlos Toscano, para hacer un seguimiento de estos dos incidentes.
Curiosamente, en la última comisión de control al Gobierno local, celebrada hace una semana, uno de los debates que se abordó fue el de la inseguridad ciudadana, en este caso en el Distrito Cerro-Amate. “No le voy a quitar la razón de que hay problemas”, admitía entonces el delegado de Gobernación, Juan Carlos Cabrera (PSOE). Y reconocía el concejal del PP Jesús Gómez Palacios que la ciudad lo que sufre son problemas sobre todo de vandalismo, “Sevilla no es una ciudad de delitos espectaculares, es una ciudad de delincuencia de poca monta, de baja intensidad”, lo que no le resta preocupación al ciudadano. Así que sí, los datos dicen que Sevilla es una ciudad segura, lo que no impide que haya una cierta inquietud en el ambiente.