Sevilla recupera uno de sus bares de toda la vida con la reapertura de La Alicantina en la plaza del Salvador

La Alicantina acumula en Sevilla un siglo de historia, y ahora acaba de empezar a escribir un nuevo capítulo con la reapertura del tradicional establecimiento de la plaza del Salvador. Tras cerrar el pasado mes de enero, uno más de los avatares que se han ido sucediendo los últimos años con varios cambios de manos en el negocio, sus puertas volvieron a abrir el pasado miércoles tras una profunda renovación estética que, garantiza la nueva propiedad, no ha afectado a la clásica ensaladilla que era la estrella de la carta de tapas.

La batuta la ha cogido ahora el Grupo Trifulca, una división de Factoría Serendipia, firma que gestiona en la capital establecimientos como María Trifulca, La Casa de María, Maquiavelo y Bachio, que cuentan con más de 350 empleados. Ahora se incorpora a la formación La Alicantina, contando como chef con Germán Franco (responsable gastronómico del grupo) y tras una considerable reestructuración que ha mantenido algunos elementos singulares y que ahora confiere al local un aire de taberna clásica en la que domina la presencia de las maderas oscuras.

El propio Germán Franco ha asegurado a Radio Sevilla que el negocio “ha arrancado muy bien y con una acogida importante”, y es que con La Alicantina “la gente está recordando viejos tiempos y sobre todo tradiciones que se estaban perdiendo”. De ahí que su objetivo al reflotar el establecimiento haya sido “recuperar lo que era nuestro”, lo que se ha traducido en que la reforma acometida se haya llevado a cabo “respetando lo que ya existía aquí” que pudiera darle sabor. “Es un local con mucha historia de barrio, todo el mundo ha venido buscando algo característico”, resalta Franco.

Por lo que respecta a la carta, “no hemos querido inventar nada”, con lo que el cliente podrá encontrar no sólo la afamada ensaladilla, sino también papas aliñás con materia prima llegada de Sanlúcar de Barrameda y marisco procedente de Isla Cristina, porque la filosofía es utilizar en la medida de lo posible productos de kilómetro cero. Hay pescados, guisos (con la espinacas con garbanzos y la ropavieja como referencias), gambas a la bechamel o montaditos tradicionales como el de solomillo al whisky, todo regado con vinos de la tierra. “Son platos recuperados de nuestra cocina, porque la que conozco es la que me enseñó mi madre”, indica el responsable gastronómico del establecimiento.

La ensaladilla, factor diferencial

Y en cuanto a la ensaladilla, estandarte durante décadas del establecimiento, Teresa Pérez García (viuda de Manuel Postigo, el propietario que le dio su seña de identidad a La Alicantina durante décadas) ha traspasado la receta a los nuevos responsables, lo que supone todo un aval para conectar con la tradición del local. “Le ha hecho mucha ilusión que la recuperemos, el día de la apertura se emocionó”

De paso, Franco bromea con que “la presión ha sido grande” porque desde que se supo que reabría La Alicantina esa ha sido la principal pregunta de vecinos y antiguos parroquianos. “Soy el único que sabe la receta”, apostilla, que señala que sólo hay una manera de salir de dudas sobre si el sabor es de verdad el mismo: “Hay que venir a probarla”.

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